Hoy es de los días que en La Maestranza hubo un millón de almas disfrutando del más apoteósico milagro del toreo que han visto los siglos. Dentro de unos lustros todos recordaremos donde estábamos, con quien, como vimos, como nos enteramos del indulto y las cuatro orejas de Manzanares en Sevilla. Muchos dirán que estuvieron allí, sólo unos pocos sabrán que de verdad lo vivieron en primera persona
Por avatares del destino he visto el toro al lado de dos profesionales, un mayoral, un ganadero, un empresario y un par de buenos aficionados. Desde entonces la locura del móvil, la pasión que se quiere hacer contagiosa, la toma de conciencia de la importancia que una gesta de este género supone para el toro, la pancarta, muda en su clamor, en favor del toro que pasearon por la elipse imperfecta de la Maestranza José María Manzanares y Álvaro Núñez Benjumea, desde entonces saber que acabamos de encontrar en esta tarde el santo grial del toreo tan puro que parece inventado, encontrarlo en una peña taurina entre ruidos de cacharritos y urgencias de niño, paladearlo ahora en la televisión, nos hace mejores aficionados, más sabios, más toreados, con más bagaje.
Desde la primera serie del de Alicante, la cadencia, el poder, la verdad ininmutable del torero se hizo presente en el albero maestrante. Un hombre vestido de azul ante un toro vestido de negro logró una de las cimas históricas del arte de torear en uno de los templos más sagrados del toreo.José Maria Dolls Samper, rozó contundentemente las teclas del toreo para arrebatar dulcemente el alma torera de España.
En tarde de compromiso, ante un torero del corazón de Sevilla, como es Morante, tras no haber estado bien en su anterior comparecencia de hace una semana, en la tarde de toros soñada por un torero de su son, en tarde en que el dios del toreo le pudo al dios de la lluvia y la verdad de una muleta mecida con la el arte parsimonioso y la fuerza medida con que Miguel Ángel talló La Piedad, en esa tarde de toros en que crujieron no los cimientos sino el alma misma de los artesanos que amasaron las argamasas del coso del Baratillo, es esta tarde en que un toro de Cuvillo se encontró junto al Guadalquivir con el salvador de su casta y su nobleza, en esa tarde de toros donde una plaza supo ser generosa por que hubo quien fue esplendido con élla, en esa tarde de toros redonda para un torero esperado y que demostró hoy que se podía esperar.
Manzanares en Sevilla, una experiencia religiosa |
Lo demás, ya lo leeran ustedes, toros de Cuvillo, el segundo de sobrero. Morante Mal Aparicio Peor, dos veces pitos. El toro del indulto por nombre Arrojado, negro mulato, de 500 kilos, el más chico del encierro. Por no callar y desde la frialdad de una tele y sin percibir el perfume, aclarar que el indulto es de pueblo, lo que marca la deriva del público de Sevilla de los últimos tiempos. Pero ¿Quien le quita la razón a once mil almas enfervorizadas? yo, no, ustedes veran.
Sólo unos detalles, la vuelta de los "carísimos" Cuvillo, apoteósica, ¿Verdad Canorea? (me dice un buen aficionado que no hay quien le quite de la cabeza que la llamada que se ve atender en el movil a Álvaro era de JT) que pena de falta de sensibilidad de la plaza de Sevilla, entiendo que en la bulla del indulto del toro, igual que al matador se le olvidó simular la suerte suprema, pero es de malos aficionados que nadie pidiera los trofeos para el torero, quizá hubiera habido rabo. La generosidad de Manzanares hizo que no se premiara con el rabo justo una faena ante un toro queriendo irse, que se indultó, no me atrevo a decir que injustamente, pero si que fue merced a ese sacrificio del torero.
Al segundo de su lote le cortó Manzanares otras dos tras un estoconazo y una faena sólida y aún levitando desde el tercero de la tarde.
Sigue sonando el móvil, veo salir de nuevo por el plus al sexto de la tarde ya histórica, recuerdo la tarde de ayer, una salida a hombros regia, le sumo la de hoy, una salida a hombros religiosa, y pienso que por la Puerta del Príncipe sale cualquiera, sale cualquiera que quiera salir por ella, que quiera arriesgar, que apueste y que este tocado por las fuerzas de un ejercito como aquel Julián I el Bravo de Sevilla, o por los dones espirtuales del sumo pontífice, como este José María II, que en la noche de vigilia del beato Juan Pablo, nos trae recuerdos del papa bueno, ya saben TOTUS TUOS