El Cid o como ganar batallas por la izquierda después de muerto

Las Ventas, y con este van diez de San isidro 2011. Lleno Cuatro toros del Puerto de San Lorenzo, de excelente presentación y justos de todo lo demás, un tercero astifino y descastado de Santi Domecq y quinto tras correr turno en el devuelto segundo, de Carmen Segovia  orgulloso y mirón

El Cid (celeste y oro): silencio y oreja

Miguel Ángel Perera (catafalco y oro): ovación tras aviso y palmas tras aviso

Daniel Luque (verde y oro): silencio y silencio.

El comentario es unánime El Cid está sin puntilla, se repite con insistencia desde hace tres años, y nosecuantas orejas le contemplan en este periodo donde el asunto ya huele, claro. Es un hombre honrado este Manuel Jesús, no sabe taparse, nos enseña sus dudas, sus miedos, sus no verlo claro, sus faenas son largas aunque no levanten vuelo.Y siempre está al acecho de que todo vuelva a ser grande, y cuando se confía sale la mejor derecha puesta en una mano izquierda.ante el descastado cuarto lo supo ver, lo mimó para evitar el cambio y a base de manejar los tiempos y la muleta con dulzura al principio y con exigencia a media faena consiguió llegar a las gradas, la profundidad del muletazo, la altura de la flamula, el sitio del torero se van creciendo y asentando hasta acobardar al toro que acabó rajado para culminar con una estocada trasera que necesita descabello y corta una oreja, la enésima en plazas de importancia de un torero muerto.

De lo demás, me cansa Perera y sus cercanías, el primero lo quiso matar y el se dejó, me admiró el valor sin sitio del extremeño en el segundo de la tarde, se colaba incierto en cada muletazo y sonó un aviso antes de coger la espada. En el quinto, de Carmen Segovia, más de lo mismo pero sin el aderezo de la sensación de riesgo desde las verónicas de inicio y las chicuelinas del quite, donde ya se para el toro, hasta el pase cambiado clásico de inicio de faena y las miradas inquietantes del toro  a los vaqueros de Perera.


Luque sin enemigo no dice nada y hoy no dijo nada, el astifino sobrero que hizo de tercero era un marmolillo que no pasaba y no buscaba. El que cerraba plaza del salmantino hierro titular, prometio en falso bravura, ni fondo ni fuerzas, ni ganas.