jueves, 13 de septiembre de 2007

EL CAPEA TRIUNFA EN AYAMONTE











EL CAPEA TRIUNFA EN AYAMONTE
Corta cuatro orejas ante un más que potable encierro de Millares.
Ortega Cano y Rey Vera por debajo de sus oponentes.
Tarde de agradable temperatura en Ayamonte, corrida con motivo de la festividad local de la Virgen de las Angustias, tres cuartos de plaza generosos. Seis toros con el hierro de Millares, de buena presentación y más que aceptable juego, destacando tercero cuarto y quinto aplaudidos en el arrastre, primero y segundo más rajados y el sexto complicado.
Ortega Cano de Rosa y Oro Silencio y Bronca
Rey vera de blanco y oro oreja y silencio
El Capea de Purísima y oro cuatro orejas

Ambiente festivo y con ganas de diversión en una atardecer de mil matices en la tierra de pintores de la talla de Florencio Aguilera o Rafael Oliva, la tierra de la luz atlántica que embriaga los pinceles. Acento políglota en los tendidos, portugueses ingleses, alemanes…, en fin corrida de la feria con turistas y vecinos que si querían ver a Ortega Cano sólo pidieron ver su sombra, “sombras de aquel cuerpo charro que fue broncínea escultura”, en palabras de poeta charro. Alguien debería decirle que su trayectoria en el mundo del toro, su nombre escrito a base de corridones de toros en “las Ventas”, su prestigio de torero poderoso y valiente merece un respeto más allá del que se está concediendo. Ante el primero perdió pie ante la cara del toro y se masco la tragedia, se alivió y se quitó del medio al rajado ejemplar de Millares. A su segundo, un toro bravo y encastado con fuerza y clase, no quiso ni verlo, lo masacró en el caballo, le quito las moscas de la cara y tras tocarle las costillas con la muleta lo despacho de un feo pinchazo. La bronca tambien puede ser torera, alguna es hasta literaria, las hay famosas como la de Cagancho en Almagro o guasonas como la de Rafael “el Gallo”, que en su tertulia de la Calle Sierpes, espetó ante la pregunta de cómo había estado una tarde “división de opiniones, unos se acordaban de mi padre y otros de mi madre”. La de Ortega hoy en el cuarto fue una broca fea, con imprecaciones salidas de los programas vespertinos de televisión, con insultos soeces y de mal talante, una broca antipática aunque merecida. Maestro no se puede estar así en esto de los toros.
Rey Vera tampoco tuvo su tarde, era la tercera de la temporada y le hemos visto dos, la impresión es que no va a tener muchas más tardes. Ante el segundo empezó con maneras de novillero y sus ganas se fueron desdibujando ante el rajado burel al que acabo matando de mala manera para cortar una oreja. Su segundo, un gran toro, con empuje, codicia, fijeza y nobleza, descubrió sus limitaciones, ya saben el toro bueno que descubre al torero… , ciertamente, hay toros que tienen mala suerte en los sorteos, mal toda la tarde la lidia de su cuadrilla, mal el torero en la brega, fuera de sitio, cimbreando la muleta y cortando los viajes del noble y bravo toro de Millares.
Nos ha sorprendido en la tarde de su presentación en la provincia este Pedro Gutiérrez “el Capea”, habíamos leído y oído críticas demoledoras,fulminantes, despectivas e hirientes, de las que mandan para casa al más pintado. Del precioso idioma de Saramago acabamos de importar el lusitanismo “arguido”, de moda por mor de la niña desaparecida en el Algarbe, apenas a unos kilómetros de la plaza, pues el Capea era un arguido, un casi acusado de niño de papa, de torero ramplón, sin valor oficio ni afición. Pues la afición de Ayamonte lo ha declarado inocente. Es un torero con una humanidad y cercanía notorias, unas maneras que llenan la plaza, un valor que lo ha mantenido ahí cuando el buen tercero se quiso rajar o cuando el quinto embestía favor de querencia con arreones y malas maneras. Tiene un gusto y conocimiento toreando que le hicieron poderle al extraordinario tercer toro, primero de su lote, y ocultaron los vicios del que cerraba plaza, con el inconveniente añadido de la falta de luz, en la tierra de la luz de los pintores el sexto toro se ha lidiado en la vaga e incierta penumbra de una pobre iluminación artificial. Bien el torero salmantino, firme y artista, con destacables series con su mano izquierda al tercero y dejándose tocar por los pitones del de Millares en momentos de su faena a ambos toros, deberá mejorar con la espada y preparar el sobre para los críticos heredados de su padre. Otro ejemplo de que hay que saber esperar a los toreros.

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