lunes, 25 de junio de 2012

Santi ortiz sobre "su" José Tomás en badajoz

Diario HOY Entrevista a Santi Ortiz
Le define como 'la estatua' porque «parece que torea con el cuerpo de otro, con el dolor de otro y con la vida de otro». Santi Ortiz (Huelva, 1949) conoce a la perfección la tauromaquia de José Tomás. Es un enamorado de su arte y le sigue siempre que las circunstancias se lo permiten desde que le vio por primera vez como novillero, en un certamen que fue televisado por Antena 3.
Ha publicado dos libros sobre el maestro de Galapagar ('José Tomás, el retorno de la estatura' en 2008 y 'El valor histórico de José Tomás' un año después). Escucharle hablar sobre el diestro ayuda a comprender y entender su manera de torear y sobre todo sirve para tomar conciencia de que se trata de un torero de época que marcará un antes y un después en la historia del toreo.
Afirma que se trata del mejor torero que ha visto en su vida, que no es poco para alguien que lleva siguiendo la fiesta desde 1954 y sabe lo que es ponerse delante, pues fue matador de toros además de licenciado en Física, profesor de Bachillerato, crítico taurino y escritor.
-¿Recuerda la primera vez que vio a José Tomás?
-Sí, fue en un certamen de novilladas picadas que se celebraba en Benidorm. Lo televisaba Antena 3 y es ahí donde tengo conciencia de haberle visto por primera vez. En total fueron dos tardes porque fue elegido para la final que ganó Canales Rivera. A mí el que más me impactó fue José Tomás. Antes de ese día no había oído hablar de él, creo que fue de las primeras novilladas picadas que él toreó. Me quedé con ganas de verle después en Madrid, pero lo cogió un novillo recién salido del chiquero y lo mandó a una enfermería con una conmoción cerebral. Después estuve pendiente de su alternativa en México y a partir de ahí no le he perdido la pista.


-¿Cómo ha sido su evolución estos años?
-José Tomás ha sido un torero un poco atípico, por no decir extraordinario en el sentido literal del término. Cuando apareció, a los aficionados que teníamos cierta edad, nos llamó la atención uno de los vértices de su personalidad torera que es su faceta de restaurador. José Tomás nos recordaba cosas que hacía muchísimo tiempo que no veíamos y que de pronto este hombre, volvía a traer a los ruedos. José Tomás es el restaurador de la pureza en una fiesta que estaba prostituida por el exceso de festejos. Es un restaurador del pase natural en una de las épocas más derechistas de la historia del toreo y un restaurador de la solemnidad y del respeto al rito en un tiempo donde tanto el toreo como el torero se habían vuelto chabacanos. Eso es lo que más se podría destacar de un torero que nos recuerda a los matadores de los años 60 y a 'Manolete' y trae esa referencia a cosas que están fuera de lo que se veía diariamente en los ruedos.
-Aparte de su faceta de restaurador, ¿qué otras virtudes destaca en su tauromaquia?
-Otro de los vértices de su tauromaquia es su faceta de creador. No solamente rescata del olvido un antiguo legado sino que es un creador que en su horizonte está esculpiendo el toreo del futuro. En esa primera época, antes de que se fuera en 2002, yo señalaría dos aspectos fundamentales dentro de ese aspecto creativo. Por un lado cambia el sitio del toreo, se coloca en el sitio donde los demás ponen la muleta. Y José Tomás se pone en esos momentos donde los toros cogen, donde hieren, donde matan, pero también donde no tienen más remedio que embestir, donde no encuentran más salida que entregarse y donde al final acaban descubriendo su secreto. Además yo percibo que sustituye el tercer canon del toreo, el mandar por persuadir. Esta sustitución me viene a la mente a partir de la suavidad que imprime a su toreo, es decir, la lentitud con que logra sus lances y pases es tanta que pese a dejar a los toros crudos en el caballo, acaban por olvidar sus brusquedades, y hasta la violencia natural de su instinto, y eso le permite desarrollar un toreo que cuando verdaderamente ha podido plasmarse, supera su etapa de armonía para revelarse como pura caricia.
-¿Qué evolución encuentra en su toreo en su segunda etapa, a partir de 2007?
-Ese vértice creador del que hablaba, cuando encuentra su apogeo es en esta segunda época, porque se embarca en una aventura arriesgadísima que es la de tratar a todos los toros como si fueran buenos. Intenta nada más y nada menos que la osadía de conseguir una tauromaquia capaz de relegar la condición del toro a un término radicalmente secundario. Y es un empeño que lógicamente le costó caro y, desde luego, no lo estoy diciendo por las diez cornadas que se llevó en 2008, sino por la saña con la que se le atacó tachándolo de suicida, de torpe, de loco... Es algo que le ha pasado a toros los toreros que verdaderamente han querido llevar la tauromaquia más allá. Nunca el metro de hoy sirvió para medir la verdad del mañana. José Tomás se situaba en una tauromaquia que todavía está por hacer, pero eso le pasó a todos.
-Por ejemplo...
-Con Belmonte también lo decían, que se iba a morir muy pronto y que corrieran a verlo. Eso lo decían los gurús del toreo con Guerrita a la cabeza. A 'Manolete' cuando era novillero, como era larguirucho, tristón, seco y no tenía ángel, no valía tampoco ante la gracia de Pepe Luis. A 'El Cordobés' que era un 'charlot' que no podían sacarlo de las plazas de carro, según le aconsejó Camará al Pipo y a Paco Ojeda casi se lo cargan y lo echan del toreo antes de que dejara una de las tauromaquias que está más vigente actualmente. Eso le ha pasado a todos los toreros, lo que ocurre es que yo no he visto jamás que la afición y la crítica increpase a un torero por jugarse la vida sin trampa ni cartón como lo he visto con José Tomás. Ante tanta incomprensión y menosprecio a partir del año 2009 aparca esa aventura y lo que se dedica es a colonizar con sumo magisterio el terreno descubierto antes. Y ya no lo vuelven a herir más los toros hasta la tarde de Aguascalientes, donde fue un verdadero milagro que salvara la vida. Pero esa tauromaquia que empezó a confeccionar José Tomás está ahí para que venga otro y la siga evolucionando porque desde luego es algo que está inconcluso.
-Quizás sea él quien retome ese camino. Aún le queda mucho por hacer en el toreo, ¿no cree?
-Es un torero al que no se le encuentra techo, yo hasta ahora no se lo he encontrado. Lo que ocurre es que José Tomás, aunque a veces no lo parezca, es un hombre. No sé si ya ha pasado su etapa de plenitud o si aún nos sorprenderá con una plenitud aún mayor. Lo veremos a partir de Badajoz y sobre todo cuando se recupere totalmente si es que no lo está ya. Lo más lógico es que la plenitud de José Tomás haya llegado a su etapa de declinación porque eso le ha pasado a todas las figuras del toreo, aunque como es un caso especial, yo desde luego no pondría la mano en el fuego por lo contrario.
-¿No está recuperado de la cornada de Aguascalientes?
-Yo lo he visto en varios sitios. En la reaparición en Valencia, Huelva, Linares... Y bueno, hay una cierta secuela. José Tomás es un hombre que no trata de vender nada y todo se lo guarda, pero así y todo, aunque es muy poco perceptible, le he notado una leve cojera. Por lo demás está fuerte y se ha preparado todo lo que ha podido, pero tenemos que ser consecuentes con lo que ha ocurrido. Con esto no quiero decir que lo haya visto echar un paso atrás, al revés, lo he visto como siempre.
-¿Por qué cree que algunos críticos y aficionados lo han tachado de loco y de suicida?
-José Tomás es una persona que no se deja domesticar y eso molesta. Le da igual que le pasen la mano por el lomo. Él no se hace esclavo del público, ya bastante tiene con entregarse como se entrega en el ruedo. No se hace amigo de la prensa, vive su independencia y quiere que lo traten como lo que es, como un artista que se pone en el ruedo. Y de eso es de lo que tienen que hablar los periodistas. Esa es su manera de expresarse. Además su manera de torear deja a más de uno en evidencia y esas cosas también duelen. Y como en esto de los toros, como en otras cosas, hay muchos intereses creados, pues también existen envidias, rencillas, zancadillas... Si a eso le unimos que cierta parte de la prensa ejercita tan solo la crítica contra él, que parece que todo el mundo siempre es bueno, pues resulta que el mejor, no lo es.
-¿Cree que el hecho de iniciar la batalla por la gestión de los derechos de imagen en las retransmisiones televisivas contribuyó de alguna manera a crear esa falsa imagen de suicida?
-Está claro que ahí es donde hay un punto de inflexión en el tratamiento de cierta prensa, es evidente. Sin embargo ahora mismo es lo que están haciendo los demás toreros, con unos pocos de años por detrás. Ahora están empezando a pedir, quizás en el momento más inoportuno, pero con una razón muy grande quieren intervenir en la negociación de una cosa donde ellos son los principales protagonistas. Entonces, en vez de hacerlo a dos bandas, piden que se haga a tres. Esta ha sido la reivindicación de José Tomás durante todo el tiempo anterior. Después yo no sé si se habrán sumado más elementos a esas primeras reivindicaciones, pero esas son las fundamentales. Aparte, cuando José Tomás llega al toreo existe una banalización de la fiesta de la que tiene parte de la culpa la proliferación de festejos taurinos de todo tipo, algunos verdaderamente lamentables, que se televisaban. Eso fue lo que a él también le hace adoptar una postura de prevención con respecto a dejarse televisar por dejarse televisar donde quieran las televisiones y las empresas.
-¿Cree que José Tomás entraría en el famoso G10?
-Yo no es que no lo vea, creo que ha habido contactos, según tengo entendido. José Tomás es una persona muy particular y desde luego si no ve las cosas claras no se va a meter, si no lo ve como él cree que deben ser las cosas no entrará. De todas formas el G10 tiene aspectos positivos, sobre todo en un mundo tan individualista como el toreo, que cada uno va por su lado y así le va, pero por otra parte, representativo, en honor a la verdad, no es. Tampoco veo una cohesión de grupo pues hay elementos que no sé cómo casarlos y no le auguro mucho futuro.
-¿Conoce a José Tomás? ¿Cómo es como persona?
-Lo he conocido a través de Antonio Corbacho, pero he estado muy poco con él y apenas he cruzado un par de palabras, pero las suficientes para darme cuenta de cómo una persona que tiene esa capacidad tan enorme de imantar la atención hacia él en el ruedo, después es la persona más sencilla. No se hace notar y es un contraste verlo en la calle y después verlo en la plaza, es tan extraordinario que no tiene más remedio que llamarte la atención. De todas formas no soy el más indicado para hablar de él porque lo conozco poco y sería un atrevimiento por mi parte.
-¿Por qué decidió escribir sobre José Tomás?
-He escrito artículos y crónicas, pero el primer libro, que publiqué en diciembre de 2008, lo titulé 'José Tomás, el retorno de la estatua'. Lo escribí por tres motivos. El primero para rendir homenaje a un torero sin par. Llevo viendo toros desde 1954 y para mí es el mejor torero que he visto en mi vida. Eso lo digo y lo he publicado. En segundo porque me apetecía divulgar las reflexiones que yo me hacía sobre su figura y por último porque tuve la necesidad de que sirviera de reacción ante la difamación a la que lo sometía parte de la crítica y el sector más recalcitrante de sus detractores. Es decir, salir al paso de todo lo que ha hecho que José Tomás sea como yo lo he definido más de una vez, un torero de época sin época.
-¿Y el segundo de sus libros?
-Fue una continuación del primero. Acababa la temporada 2008 y el segundo fue sobre la campaña de 2009. En 2010 no lo he hecho porque toreó cuatro festejos, incluyendo el de Aguascalientes, y 2011 no ha dado para más. Si la cosa se normaliza tengo ganas de hacer otro sobre él.
-¿Conoce cómo es su preparación, su forma de entrenamiento diario?
-Físicamente está muy preparado, no hay nada más que verlo. Está muy delgado pero muy fuerte y musculado dentro de que no es una persona de músculos voluminosos. Lógicamente la preparación física tiene que existir, pero lo principal es lo mental, porque yo no tengo ni la menor idea de lo que hará, pero desde luego de lo que estoy seguro, y yo creo que eso explica su negativa a torear muy seguido, es del grado de mentalización que requiere salir al ruedo, con esa capacidad de autocontrol. Esa misma fue la que a mí me inspiró llamarle la estatua, porque parece que torea con el cuerpo de otro, con el dolor de otro y con la vida de otro. Creo que necesita de una preparación mental intensísima y si no, no concibo estar un día y otro de la manera en la que él está delante de un toro.
-¿Qué le parece la expectación que existe en torno a su persona?
-Es lógica. Es parte de la cosecha que José Tomás recoge tras sembrar en el ruedo y tiene que ver con todo eso, con su faceta de restaurador y de creador, pero con un tercer vértice que es el de torero simbólico, que es importante para mover a las masas. Creo que José Tomás trasciende lo puramente taurómaco y es de los pocos capaces de llevarnos con su toreo a esa segunda realidad oculta que tienen las cosas y que nos pone un poco en contacto con el mito y con la magia, y con eso que hace que la gente que está alejada del mundo del toro, de pronto vuelva su atención hacia las plazas.
-Aparte de que los aficionados tienen la sensación de que cada tarde pasará al capítulo de la historia del toreo pues es un torero del que se hablará toda la vida.
-Claro. Además José Tomás es un torero que tiene un sentido de la pureza, de la honestidad. Tiene una ética insobornable y la verdad es que impregna con su toreo. Tiene un valor extraordinario, esa capacidad de autocontrol que él tiene es dificilísimo de conseguir. Yo no he visto un torero capaz de responder con esa impasividad ante cualquier extraño, derrote o cualquier cosa que le hagan los toros. Todo eso le crea un halo que lo hace una persona extraordinaria y es muy atractivo. Por eso estaré en Badajoz y en todos los sitios que pueda. Los aficionados tenemos ese 'nomadeo' alrededor de su figura porque nunca nos ha defraudado, siempre se ha dado por entero y es una garantía que hace que vaya la gente. Podrá estar mejor, podrá estar peor, le saldrán las cosas de una manera o de otra, pero la honestidad, autenticidad y entrega va a estar siempre ahí. Cuando se tiene esa personalidad, se torea como él torea y se tiene el valor que él le pone es muy difícil quedarse al margen. Si uno no lo ve es porque no puede, sino estarían todos hasta viéndole en el campo cada día.

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