La Dama de los Leones
Pablo Aguado fue proclamado vencedor en
la final del ciclo de novilleros sin caballos en la Real Maestranza
El
gran ambiente vivido este jueves en la Maestranza , en la final del ciclo de novilladas
sin caballos, pocas veces se ha visto en esta temporada sevillana. Con la plaza
casi llena, se palpaban las ganas de triunfo de los chavales que se habían
ganado a pulso su lugar en esta última novillada del Parralejo, algunos muy
arropados con sus peñas y vecinos, y sobre todo el pique entre los dos
sevillanos, que esto también es bonito. Finalmente se impuso la clase y el
empaque de Aguado y al computar los dos festejos, quedando en segundo lugar el
arrebato y la raza de Carballo y en tercero la buena estética y el valor de Serna.
Pablo
Aguado lidió en primer lugar a un eral
mansito pero que metía la cara en la muleta con armonía, clase y humillando.
Con el capote destacaron algunas verónicas y un buen quite de Serna. Le plantó
la muleta el sevillano y dibujó preciosos remates, un pase de pecho de cartel,
estéticos naturales y unos ayudados finales con sabor en una faena con
altibajos, que le varlieron una oreja. El cuarto fue un animal que frenaba al
llegar al embroque poniéndolo en apuros en la puerta de chiqueros, donde lo recibió.
Calentó al personal con faroles de rodillas rematando con una media
sensacional, que hizo sonar la música y puso a todo el mundo de acuerdo. Lo
entendió en el trasteo pero quizás algo tarde, no obstante su clase y su cabeza
dominaron las complicadas embestidas del burraco. Mató a la segunda, sonó un
aviso y fue ovacionado
Carballo
tiene raza, disposición y ganas, que son las principales actitudes que se le
puede pedir a un novillero. Él está en novillero, eso está claro, y lo demostró
en Sevilla. Su primero fue un ejemplar con carbón y el extremeño recibió una voltereta en una faena algo acelerada pero
con detalles sobre todo por el izquierdo. Al sexto lo esperó a portagayola,
donde lo recibió de espaldas y le pegó una revolera de costado. Lo lanceó con
suavidad con la capa y con la franela metió los riñones y se asentó ante un
eral con chispa y transmisión. Su arrebato le arrancó la oreja del animal,
metido en kilos, que pudieron ser dos pero el palco negó la segunda.
Serna,
que ya lleva en su corto bagaje una Puerta del Príncipe, también se fue a la
puerta de chiqueros pero el tercero
lo ignoró literalmente, no obstante en su encuentro le pegó tres largas
cambiadas vibrantes. El sevillano tiene valor, además de oficio, y lo dio
cuenta de ello ante un eral con alguna complicación en una faena asentada por
ambos pitones. Tras una buena estocada, dio una vuelta al ruedo y el palco se
llevó bronca al palco al negar la oreja pedida con fuerza. El
quinto, un novillete en toda regla, fue el más complicado de la noche. Brindó
su muerte a su padre, el cantante González Serna, le plantó su muleta planchada
y asentó la zapatillas ante un ejemplar que le dio pocas
opciones. Sonó el aviso y fue ovacionado.
Qué
bonita está la Maestranza
llena, sobre todo en una noche de emociones, de afición, de no dejarse ganar la
pelea, de quites y de ganas, una noche que demuestra que cuando los precios son
adsequibles y los novilleros mueven al personal la Fiesta se hace más grande y
ése debe ser el cometido de todos los aficionados, de los taurinos y de los que
se ponen delante, lleven mil corridas a sus espaldas o no hayan debutado con
caballos. Tomemos nota.
Ficha técnica:
Plaza de Toros de Sevilla.Final del ciclo de
novilladas de promoción. Erales del Parralejo bien presentados, encastados y de
distinto juego. Los mejores el primero, el segundo y el sexto, los demás más
complicados.
Pablo Aguado, oreja y ovación.
Rafael Serna, vuelta al ruedo tras bronca al
palco por fuerte petición y ovación.
Juan Carlos Carballo, vuelta al ruedo y oreja
con petición.
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