domingo, 2 de marzo de 2008

Ponce regala una faena de época en Olivenza

01/03/08 Olivenza, vespertina Seis toros de Garcigrande y Domingo Hernández, desrazados salvo quizá 5º y el 4º,que se dejaron y metieron la cara con calidad, premiado con la vuelta al ruedo el segundo de Ponce número 62.
Enrique Ponce, silencio y dos orejas tras aviso.Antonio Ferrera, oreja y oreja.Sebastián Castella, saludos y silencio.





Ferrera tiene su público y no defraudo a nadie, Castella tenía algo que seguro que no ha perdido pero en las últimas tarde no lo hemos disfrutado aunque alende el océano nos cuentan que ha vuelto a sus orígenes, merece el sevillano que lo esperemos, Ponce puede mucho pero no puede con la invalidez, con estos mimbres

la tarde iba por derroteros de una tarde más, los toros descatados de Gracigrande no ayudaban a que hubiera nada memorable, la indolecia de Castella que anduvó por delante del tercero tampoco, solo las ganas de estar en el pelotón de cabeza de un Ferrera bullidor que arrancó una oreja de su primero y supo conseguir la puerta grande con otra faena de mucho merito y entrega a su segundo, quinto de la tarde. Castella mal, no es el mismo que nos prometía volver redivivo de América, es el mismo desangelado y triste que se arrastro en la segunda mitad de la pasada temporada por muchas plazas que le esperaban en figura y no pudieron gozarlo más que como una sombra de si mismo.

La tarde, decíamos, iba por derroteros de una triste tarde más, pero Enrique Ponce no es que tenga la moneda es que tiene el cofre del tesoro, el cofre del tesoro del buen toreo y ahí está que esta tarde lo ha abierto y ha sacado piezas de auténtica orfebrería, después de un primero invalido vio en su segundo la oportunidad de ... cuesta decir de que, ¿de triunfar, de confirmarse en primera figura, de reivindicar su sitio de figurón del torero, de torear para si mismo, de demostrar que se puede torear fácil y hondo a la vez? no, es amor propio, es vocacional, es que Enrique Ponce ha nacido para ser figura del toreo y cuando vio que el toro tenía la mínima boyantía de que carecieron sus hermanos, vio sus terrenos y sus posibilidades, cogió la muleta con ansia de novillero y formas de figura. se fue a la puerta de arrastre y enjaretó una faena de ensueño, de ahormar la embestida de tapar defectos y sacar virtudes, de consentir para luego dominar, de entregarse y exijir la entrega del burel, de acoplarse si, pero también de obligar al Garcigrande a acoplarse al toreo de la figura inperturbable de los tres últimos lustros. Los doblones que cerraron la faena son una serie necesaria de las tauromaquías de Goya, una película de los mejores momentos del toreo fundamental. Suavidad de seda con mando de acero, formas cadenciosas, poder de sublimación elegancia innata, amor propio y amor al toro tauromaquias del siglo XXI, Ese es Ponce, el maestro de entresiglos que sólo los que han podido verlo hoy seran capaces de percibir su enesima lección del torero eterno.

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