jueves, 13 de septiembre de 2007

El Placer de una Tarde de Toros en Colombinas.

El Placer de una Tarde de Toros en Colombinas.
Ir a los toros en Huelva es uno de los placeres que ningún onubense se pude permitir dejar pasar sin practicarlo al menos una vez al año, este capricho de dioses se nos ofrece a los taurinos y no taurinos en un siglo equivocado. Una ciudad amable como la nuestra, de buen vivir, bien comer y largo conversar culmina su oferta para sumiller de los aromas con una tarde toros en la Merced.
Todo empezó por la mañana, el estomago hormiguea, en la mesilla de nuestra habitación atesoramos la contraseña para el deleite en forma de entradas para el coso más que centenario, leer ese día Odiel y buscar la página de toros, apuntar en la mente el último detalle de erudito con que sorprender a propios y extraños y formar la opinión con argumentos de cosecha propia y aderezados con otros obra de algún escribidor.
Tarde de Agosto, el rito sigue en la sobremesa de la comida playera, se renuncia a la última copa para dormir un poco la siesta, apenas un duermevela placentero e iniciático, ya se produce una segregación espiritual, los que van a los toros en Colombinas y el resto del mundo. Es un club selecto el de los taurinos, amplio, de puertas abiertas y con interés apostólico, pero selecto, hace falta sensibilidad para saber priorizar los placeres de la vida. Dejar el paseo en barco, la tarde de playa en la ría, el “dolce no facer niente”, el caminar charlando pausado, en fin todos los pequeños placeres que proporciona una tarde de vacación en Mazagon, Punta Umbría o cualquiera de las lugares paradisíacos a donde nos llevan las canículas.
El rito sigue después de la cabezada, un café estimulante y ritual saboreando ya aromas y sentimientos más allá de lo real. El vestirse, como se viste uno para los toros en Huelva, “arreglao pero informal” que diría nuestra Isabel, el caballero nunca corbata si no es por necesidad imperiosa, ellas guapísimas a rabiar, sencillas, morenas y vistosas.
Salir con tiempo, disfrutar en el camino, si es posible a pie, Independencia adelante, los primeros saludos, gustarse, ver y que te vean, gritar en la apostura,” que nos vamos a los toros”, Vega Larga que desemboca en la plaza, algarabía, reencuentros, tópicos, besos apretones de manos, abrazos los mas efusivos y roneo ante la puerta que mira a la ría.
Entrar pronto a la localidad, no molestar y no ser molestado el saludo de rigor a los vecinos de sitio, amistades intimas de una tarde, abanico fuera la dama, cigarro puro el doncel. Clarines y timbales y ya estamos en los toros.
Aplaudir con comedimiento pero cariñosos en el paseillo, decir el nombre de al menos un par de banderilleros, discutir el color del traje entre si es guinda o burdeos, saludar , siempre saludar entre los tendido mira en el cuatro que está fulano mira al frente que lejos han mandado a menganita.
Palmas en los capotes, seriedad en las banderillas, pitar un poco a un a un picador y aplaudir a rabiar al matador de turno a la mínima moneria, pedir orejas con cierto interés en cuanto la estocada sea limpia y rápida, seguir la vuelta al ruedo de pie y seguir saludando, amigos de toda la vida, al vecino del tercero, al primo de mi padre, que hay que ver como se ha puesto de gordo. Saborear el buen torero, agradecer la entrega premiar al banderillero brillante, saber ver un toro que lleva un cortijo en el pitón izquierdo, emocionarse con lun trincherazo, conformarse con una media de arte… Dar palmas en el sexto toro, tararear los pasodobles, comentar con el vecino de localidad las incidencias, aclarar dudas al neófito pedir consejo al veterano; disfrutar es la máxima de quien va a los toros en Huelva
Salir ufanos de la plaza, después de despedir a todos los toreros, seguir saludando, hacerse el encontradizo, degustar un ponche en el kiosco, cortar pronto que todo el mundo sepa que tenemos cena en la caseta y piano pianito marchar hacia las colombinas, si se tienen querubines a montarlos en los cacharritos, que cada año están más caros…. , si no a degustar un buena cena, un rato de baile y cante y más promesas eternas de amistad infinita.Y hablar de la tarde en la Merced, que calor que agobio cuanta gente, pero ese Manzanares como ha estado y la mano izquierda del Cid donde me la dejas y Castella como un estaca cuando el toro se le acercaba, y el Cordobés que simpático y ese Perera que serio y ese estilo a Jose tomas de Talavante y mi Ponce que es más de Huelva que Colon … y … y haber disfrutado no de una tarde, de un día entero de toros en la Merced, que digo un día, ¡un año! por que una corrida de toros en Colombinas tiene aromas, sabores, sensaciones, efluvios y placeres para llenar 365 días de tauromaquia y de hacer ganas para que el día dos otra vez se abra la puerta de toriles

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