Manuel Jesús El Cid: silencio, ovación con saludos y silencio.
Iván Fandiño: oreja en el único que mató.
Daniel Luque: silencio, silencio.
No pudo ser con el primero de Parladé y El Cid, el toro no quería pasar y el torero no quería quedarse
El cuarto fue un toro muy potable que no encontró más que un Cid a medias
El sexto fue un toro muy parado al que el El Cid le realiza una faena de porfía y ganas, ante el poco enemigo y después de brindar a la cuadrilla de Fandiño, quedo sin remontar
Al segundo de la tarde, un encastado en bravo, con más complicaciones que un convenio colectivo del sector de los magos, Fandiño lo cuaja en series intensas rematadas de un pinchazo arriba y un estocada de aquellas de a a matar o morir. Pronto el toro, bravo el torero
El tercero fue muy bronco, sin clase ni fuerzas, acordándose, mirón y que además se queda a mitad de viaje Al quinto le recetó una faena deslavazada y sin apreturas.
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