sábado, 25 de febrero de 2012

Cuadri, Madrid años 80


Amplia presencia de Cuadri en Las Ventas en la década de los 80


                                                                       Vicente Parra Roldán.

La década de los 80 ha sido, sin duda alguna, la de mayor presencia del hierro triguereño en el coso madrileño por cuanto hasta en diez ocasiones se lidiaron reses herradas con la H en Las Ventas.
La primera ocasión fue en la tarde del 2 de junio de 1.981, en la vigésima corrida del ciclo isidril. El conjunto de las reses lidiadas fueron bravas y alegres en el caballo, metiendo muy bien los riñones y derribando a varios picadores, como también tuvieron cuajo aunque, quizás, algo atacada de peso. La corrida tuvo casta, clase, estilo y nobleza pero, sin embargo, no fue aprovechada en todo por sus lidiadores.
Ángel Teruel no terminó de aprovechar su lote, especialmente su segundo, que tuvo clase y nobleza, al que toreó en las tablas cuando el animal pidió el centro del ruedo. Por su cuenta, dio la vuelta al ruedo en su segundo. A José María Manzanares padre le faltó ligazón en su quehacer tras dejar bonitos pases sueltos, dividiéndose las opiniones en su primero mientras que le pitaron en el otro, un animal apagado con el que el alicantino no estuvo a gusto. Emilio Muñoz no llegó a acoplarse con su primero, que le punteó los engaños, mientras que en el que cerró plaza logró algunos pases sueltos largos y templados ante un animal que no se paró, siendo despedido con palmas.
Con otro cartel de lujo volvieron los cuadri a Las Ventas en la tarde del 22 de mayo de 1.982, en la novena de la feria de San Isidro. Manolo Vázquez, Antoñete y el mejicano Jorge Gutiérrez, que confirmó la alternativa, compusieron la terna para lidiar un encierro encastado, con movilidad y que llevaron la emoción a los tendidos. Manolo Vázquez estuvo decidido con el primero de la tarde al que mató de un bajonazo y en el otro le faltó decisión por lo que fue abroncado. Antoñete pudo cortar la oreja a su primero pero falló con la espada, por lo que dio una aclamada vuelta al ruedo y, en el quinto, abrevió para justificarse. Jorge Gutiérrez no se acopló con el de la ceremonia y, en el que cerró plaza, un buen toro, le toreó con soltura, dando la vuelta al ruedo.
Unos días después, el 19 de julio de 1.982, se celebró la histórica Corrida de la Prensa, con un concurso de ganaderías, en la que se indultó a “Belador”, de la ganadería de Victorino Martín. En aquel festejo se lidió un astado de Cuadri que fue lidiado por José Ortega Cano. El animal resultó manso y no posibilitó el lucimiento de su matador. Como compañeros de Ortega Cano actuaron  Manolo Cortés y José Antonio Campuzano. 
Una tercera comparecencia de las reses triguereñas en el ruedo venteño en el mismo año se produjo el 17 de septiembre de 1.982, en la segunda corrida de la Feria de Otoño. Tres toros tuvieron que ser rechazados al resultar dañados los pitones en las tareas de desencajonamiento. Los que salieron aquella tarde a la plaza, un total de ocho toros, lidiándose dos toros de Cuadri, otros dos de Chopera y otros tantos de Terrubias, renquearon mucho y arrastraron los cuartos traseros entre las protestas de los tendidos.
Los mejores fueron los de Cuadri, bravos y con clase. Uno, que se lidió en segundo lugar le correspondió a Paco Ojeda que lo toreó con mucha emoción, sometiéndole por el pitón derecho, pero falló a espadas. El otro le correspondió a Luis Reina que puso mucha voluntad pero le faltó clase, siendo ovacionado. Completó la terna Emilio Muñoz.
No fue bueno el encierro de Cuadri lidiado en la undécima de la feria isidril, celebrada en la tarde del martes 24 de mayo de 1.983 pues los toros fueron sosos, apagados, mansos y llegaron sin movilidad al último tercio. Ángel Teruel fue pitado en su lote además de avisado en su primero; Dámaso González fue ovación además de oír un recado presidencial en el segundo mientras que Emilio Muñoz  fue silenciado en uno y ovacionado en el que cerró la tarde.
En la tarde del 14 de agosto de 1.983 estaba anunciada una corrida, para rejones, de Diego García de la Peña pero, en el reconocimiento, fueron rechazados, cuatro toros, por lo que el encierro se completó con dos astados de Cuadri, lidiados en los dos primeros lugares, y otros dos de Lisardo Sánchez. Las reses triguereñas tuvieron clase y nobleza suficientes para haber sido lidiadas en una corrida a pie. Luis Miguel Arranz tuvo una buena actuación pero marró con los aceros, siendo ovacionado mientras que Diego García de la Peña (hijo del ganadero anunciado) no estuvo muy afortunado fallando, además, con los rejones de muerte, por lo que fue avisado por la presidencia y pitado por los tendidos al acabar su actuación.
Para la corrida extraordinaria de la Beneficencia del año 1.984, celebrada en la tarde del 15 de junio, se eligió un encierro de Cuadri, aunque, en cuarto lugar, se lidió uno de Núñez. Las reses triguereñas fueron ásperas, mansearon, tuvieron mal genio a excepción del quinto, manifestaron sosería y sentido además de flojear y no ofrecieron facilidades a los espadas. Antoñete fue pitado en su primero; José María Manzanares recibió ovaciones al concluir con cada uno de su lote y Julio Robles fue silenciado en uno y aplaudido en el otro.
La decimonovena corrida de la feria isidril de 1.985, en la tarde del 2 de junio, contó con toros de Cuadri, aunque dos ellos – el tercero y el sexto - fueron devueltos por flojos y reemplazados por otros tantos de Cortijoliva. Las reses triguereñas estuvieron excesivamente gordas y mostraron mucha flojera. Emilio Muñoz fue silenciado en su lote, abrochándose a la presidencia por no haber devuelto al cuarto; Curro Durán, tras silenciársele en uno, se le ovacionó en el quinto. Manolo Cascales, con el lote de reemplazo, tampoco estuvo afortunado.
Veinte días después, concretamente el 22 de junio de 1.985, volvieron las reses de Cuadri a Madrid. En esta ocasión, para un festejo de rejones. No fue bueno el encierro enviado, destacando la nobleza del que ceró plaza. Curro Bedoya y Luis Miguel Arranz, en sus actuaciones individuales, dieron la vuelta al ruedo mientras que por colleras saludaron; los portugueses Manuel Jorge de Oliveira y Joaquín Bastiña fueron silenciados en sus actuaciones.
Hubo que aguardar hasta el 19 de junio de 1.988 otra presencia de los toros triguereños en Las Ventas. En esta ocasión, las reses, cinqueñas, estuvieron muy bien presentadas y astifinas, siendo muy toreables las lidiadas en segundo, tercero y quinto lugares mientras que las restantes presentaron dificultades, especialmente primero y cuarto.  Lucio Sandín fue avisado en el que abrió plaza, oyendo también una bronca mientras que en el otro fue silenciado; José Luis Seseña, vuelta al ruedo y ovación; y José Luis Bote (que lidió un sobrero de Jiménez Pasquau) ovación y aviso.
Tras esta corrida vendría un amplio período de tiempo sin que el hierro de Hijos de Celestino Cuadri compareciera en la primera plaza del mundo. Hubo que esperar hasta el 28 de abril de 1.991.


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