Mentiríamos si contásemos que el homenaje al maestro ha sido multitudinario, pero seríamos injustos si negásemos que el acto ha sido entrañable y que no se ha echado en falta a nadie. Un acto sencillo organizado desde la admiración al maestro por el Centro Onubense de las Artes Escénicas, un marco incomparable por onubense, por torero y por litrista, el Salón Principal de la Peña Flamenca de Huelva, la compañía de matadores de la tierra y gentes del toro como son Emilio Silvera, Jesús Fariña, Jorge Buendía, “Alin”, amigos de toda la vida como Pedro Macias, Camilo Gómez Cruz. Enrique Pérez Vigueras como representante del ayuntamiento de Huelva y en nombre personal del alcalde de Huelva, presente hoy en el parlamento andaluz en su calidad de representante autonómico, Juan Serrato representado a la Diputación de Huelva, Antonio Ponce presidente de la FOE, Eduardo Hernández Garrocho como presidente de la peña flamenca, José Castilla como presidente de la tertulia Litri del barrio del Matadero, amigos, gentes de allende nuestra provincia, admiradores, gentes de la prensa, y partidarios del torero. No estaban todos los que debían, pero si que estuvieron todos los que quisieron y eran todos los que estuvieron congregados en torno a la figura del maestro.
De esta forma comenzó un sencillo pero hondo reconocimiento de la Huelva de la calle al más alto exponente de la tauromaquia onubense de todos los tiempos. Manuel Vélez mencionó en su alocución la importancia de Litri como referente del más puro sentir onubense, sin estridencias pero sin complejos y del deseo del Centro Onubense de las Artes Escénicas de sumarse y promover el reconocimiento al torero de Huelva.
A continuación Camilo Gómez Cruz tuco el detalle y la memoria de recitar unas hermosas estrofas que corrían por Huelva el día del debut del torero en Valencia, allá por finales de los 40.
El maestro agradeció emocionado el gesto, habló de su infancia, de la importancia de Huelva en su carrera, de la responsabilidad cada vez que toreaba en el coso de la Vega Larga, de su querer mirar a la cara a a gente del barrio, de sus visitas al matadero para ejercitarse con la tizona, de los maristas, de los huertos, de una Huelva rural, idiosincrásica y propia que se resiste a morir mientras se siga recordando por gentes que la vivieron y la siguen contando.
Enrique Pérez Vigueras cerró el acto como representante municipal glosando la figura del maestro como matador de toros de postín pero haciendo hincapié en su faceta más cercana, en el humanismo a flor de piel del torero, siempre cercano, que reconocía a sus partidarios en cualquier lugar y era el embajador de Huelva allá donde estuviera.
El broche de oro lo puso el anfitrión, Eduardo Hernández Garrocho, presidente de la peña Flamenca, que habló del museo al aire libre del flamenco, de la vinculación evidente entre el flamenco y la fiesta brava, del cariño y admiración mutuos entre los flamencos y los toreros, entre el cante y el toreo.
Como anunciaba el presidente de la peña, no hay en Huelva, no puede haber, una ocasión grande en esta tierra que no se cierre con un fandango, y este acto, sencillo y entrañable, era en palabras de Hernández Garrocho, “De Huelva hasta las trancas” el acto culminó con una serie de fandangos que el propio presidente, Mario Garrido y Ángel Romero con Rafael Varela a la guitarra cantaron y se sintieron , por Huelva y con importantes referencias taurinas, como aquel dedicado hace ya noventa años a Manolito Báez, “El Litri”, hermano de Miguel “Que importa, que sea de Ronda y se llame Cayetano, si la oreja de oro, la lleva el Litri en la mano, que importa que sea de Ronda”.
Pues lo que importa es que Litri es de Huelva y Huelva es de Litri, se quieren y se lo dicen cada vez que tienen ocasión y ayer fue una de ellas.
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