Espartinas. Ortega Cano, o el toreo eterno

Salió a hombros tras cortar cuatro orejas y un rabo.

Tarde de bochorno con amenaza de lluvia, un tercio de plaza, Seis toros de Albarreal, para los profesionales, a modo, para los periodistas, terciados, para los toreros, sirvieron. para el ganadero tres de nota, para los exigentes chicos y para el disfrute de todos excelentes al menos primero tercero, cuarto y quinto. El cuarto fue premiado con la vuelta al ruedo Ortega Cano de verde botella y azabache cuatro orejas y rabo,Pepe Luis Vázquez de grana y oro ovación con saludos en los dos Julio Aparicio de nazareno y azabache palmas y dos orejas.

Magnífica para este que habla las cosas los toros de Alabarreal, guapos, colaboradores, apretando sin locuras en el caballo, con transmisión y encastados, llegaron al menos tres galopando a las últimas series, me gustó el cuarto, claro, y me gustó el sexto, de mucha exijencia, si ya se que no hubieran pasado el reconocimiento en Las Ventas o Vistalegre, por eso hemos disfrutado esta tarde los poquitos que hemos estado en Espartinas. Me contaba este verano Antonio Espartaco, que de chicos los niños de Espartinas se ponían en la carretera cuando sabían que el Cordobés tenía previsto pasar por "la general" para torear en Huelva y al pasar lo saludaban alborozados. Hoy ha pasado por Espartinas un figurón del toreo y se ha quedado a derramar arte y poderío espuertas en su plaza de toros. La vida, ¡cuanto cambia!, cuando lo vi por primera vez en Madrid en un domingo de Julio del ochenta y¿...?, ante toros ¿del Cura de Valverde?, bueno es tarde y no quiero forzar el recuerdo, el caso es que aquel día estoy seguro que nadie hubiera catalogado al de Cartagena como torero de arte, no soy amigo de estas clasificaciones o se es torero o no se es. y este Ortega lo es, hoy lo han refrendado sus ganas, sus formas, su capote, su muleta planchada, sus desplantes cargados de sabor, su forma de entrar a matar. su alegría de volver a sentirse torero; al primero le cambio un pitón regular por uno excelente en las últimas series y otro pitón bueno lo supo explotar, a base de mando, ahora se dice toque, de bajar la mano y llevarlo empapado hasta romperlo en muletazos de una largura infinita. !Que forma de andarle a los toros! Con el cuarto se gustó, lo brindó a Curro, vaya trago, lo cuidó y lo mostró en plenitud, ! no se pueden abrochar mejor las series!, que manera de darle los terrenos que quería el toro para confiarlo y luego exprimir la bravura donde mandaba el torero, que sabor de cosa bien hecha a la antigua usanza. Mató fácil y cortó un rabo de peso, verlo para creerlo, este quita a alguno de la feria de Otoño.

Julio Aparicio toreo al primero con el capote con formas de Curro Puya, espatarrado, meciendo la mano de fuera y ciñendo la de dentro, parando al toro con media docena de verónicas de ensueño, luego firmó una notable faena que marró a espadas. Lamentable el incidente con el tercero de su cuadrilla que no se supo tapar en el momento supremo, el hombre, tuvo una mala tarde y fue cogido al parear al sexto y se le tuvo que suturar la cara y la frente en la enfermería de la plaza. Esas formas Julito, esas formas. Con el sexto firmó una sólida faena ante un toro que pedía papales y al que el madrileño domeñó con toreo a media altura hasta conseguir pasajes de trazo largo y mucha verdad. Pegó una soberbia estocada que le valió las dos orejas.

Pepe Luís ha dejado sabor de toreo de peso, de dudas antiguas, de estocadas antiguas y de antiguos miedos, en el primero sufrió un revolcón que le acabo de hundir el ánimo. Yo también se decir que no se acopló con el toro, que dirán mañana muchos, por el cariño y el respeto que le tengo le digo mi verdad, no está para esto. Torea como los ángeles, ayer lo hizo en su primero en un par de series a media altura de cartel de toros, pero no está, no se le espera por que no le hace falta y debe matar el gusanillo en su casa y en algún festival de menos exigencias.

Salimos de la plaza con el sabor de haber visto toreo antiguo y de quilates ante toros de nuestra tierra a la que honran por bravos y por nobles.

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