miércoles, 22 de octubre de 2008

Un poco de historia reciente por Verdugillo

hace veinte años tal día como hoy....

DOS SUSPENSIONES EN LA MERCED EN EL MISMO MES

Hace ahora veinte años que sucedió un hecho no muy habitual en el planeta taurino y que, por su curiosidad, queremos recordar en esta ocasión. Fue la suspensión de una corrida de toros por ausencia de caballos de picar suficientes para que se pudiera dar, de acuerdo con el entonces vigente Reglamento Taurino.
El hecho aconteció el día 22 de octubre de 1.988, fecha en la que estaba anunciada la denominada “Corrida de la Hispanidad” y formaba parte del abono de dicha temporada que estuvo organizada por la Empresa Taurina La Merced. El cartel estaba formado por Roberto Domínguez, José Miguel Arroyo “Joselito” y nuestro Emilio Silvera, quienes se iban a entender con seis astados del hierro de José Luís Pereda García.
Como curiosidad, recordemos los precios de las localidades de aquella época. La entrada de tendido de sombra estaba fijada en 5.000 pesetas; en sol y sombra se había fijado en 4.500 mientras que el de sol costaba 2.500 pesetas. Prácticamente, la mitad de los precios actuales.
En aquellas fechas, se había propagado la, por entonces, famosa “peste equina”, por lo que había muchos caballos enfermos y, por tanto, carecían de las condiciones sanitarias mínimas para intervenir en un festejo taurino, por lo que, por entonces, se produjeron numerosas suspensiones por ausencia de estos animales así como se dejaron de organizar otros muchos festejos. Y, en nuestra ciudad, el tema también afectó negativamente y, de ahí, que también se suspendiera el festejo anunciado para el sábado 22 de octubre.
Pues bien, el día antes del festejo, el viernes día 21 de octubre, los veterinarios de servicio procedieron a reconocer a los caballos presentados por la empresa organizadora para actuar en esta corrida. En el primer reconocimiento, sólo se presentó un caballo, llamado “Bienvenido”, así como una yegua; a un segundo reconocimiento se presentan dos más, “Tarugo” y “Terceravez” además de otra yegua. Esa misma tarde hay un tercer reconocimiento y, en el mismo, aparecen “Corín”, “Alazán”, Salvatierra”, Brillante” y “Fandango”, pero ninguno de ellos llegan acompañados de los documentos de identidad, por lo que no pudieron ser aprobados. Además, “Tarugo” y “Salvatierra” ya habían sido declarados no aptos para la suerte por cuanto presentaban unas lesiones en sus extremidades.
El mismo día de la corrida, y, un nuevo reconocimiento, los veterinarios sólo aprobaron a “Terceravez” y “Bienvenido”. Y, poco antes de que se celebre el sorteo y enchiqueramiento de las reses a lidiar, se procede a una reunión de los representantes de la autoridad, veterinarios y picadores, a los que, entre éstos, acuden Juan Mary García, Emiliano Sánchez y Francisco Muñoz. En dicha reunión, los profesionales sólo consideran aptos para realizar la suerte a “Tarugo”, “Bienvenido” y “Terceravez”, rechazando los cinco restantes.
La empresa no encuentra salida a la situación y, sobre las dos de la tarde, se decreta oficialmente la suspensión del festejo, por lo que “Rompelindes”, “Almirante”, “Amargo”, “Barrigón”, “Jerezano” y “Guerrillero”, todos ellos con el hierro de José Luís Pereda García , así como “Negrito”, del hierro de Clotilde López Dominguez e hijos, y que estaba encerrado como sobrero, tuvieron que volver a la finca mientras los aficionados onubenses, atónitos por cuanto había acontecido, volvían a quedarse sin toros, algo que también había sucedido unos días antes, concretamente el 9 de octubre, cuando también tuvo que suspenderse el festejo anunciado – con Morenito de Maracay, Víctor Mendes y Vicente Ruíz “El Soro” en el cartel – por cuanto la empresa organizadora del festejo no tenía un toro para reemplazar a “Canalejo”, que había sido rechazado por la autoridad en el primer reconocimiento. Tras el primer rechazo, el ganadero, José Luís Pereda García, impugnó la decisión, por lo que intervino para informar un veterinario designado al efecto, pero la autoridad se mantuvo en su primera decisión y el animal no pasó el reconocimiento. La empresa y el ganadero – tanto monta – alegaron no disponer en aquellos momentos de otro toro para reemplazar al rechazado, por lo que el festejo tuvo que ser suspendido.
Sin duda alguna, el mes de octubre de 1.988, hace ahora veinte años, no fue muy propicio para los aficionados onubenses que habían sido convocados en dos ocasiones y en otras tantas se vieron imposibilitados de disfrutar con los festejos programados. Dos anécdotas que hemos querido recordar.

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