Por José María Martín. 05-07-2014.
Corrida de Toros, con motivo de las fiestas de la localidad.
Media entrada en tarde apacible.
Toros de Guadalest, desiguales de presencia y comportamiento.
Miguelín Murillo: Oreja y Oreja.
Emilio de Justo: Oreja y Dos Orejas.
Julio Parejo: Oreja Dos Orejas.
Algo más que Orejas.
Curioso el recorrido del paseíllo de esta coqueta
plaza del norte de Extremadura, dónde los actuantes tienen que llegar al centro
del anillo para volver sobre sus pasos y así poder cumplimentar el preceptivo saludo
a la presidencia. Pues ese mismo recorrido es lo que pretende para su carrera la
terna con actuaciones como la de ésta tarde en Malpartida de Plasencia, un giro
de 180 grados que le permita estar presente en cosos de mayor trascendencia.
Tarde agradable, público amable, presidencia
condescendiente, son factores que nos hacen ver que el bagaje de esta tarde no
la podremos medir por el número de trofeos obtenido por cada actuante.
Sin lugar a dudas la tarde ha sido de Emilio de
Justo. El de Torrejoncillo ha demostrado que tiene muy buen concepto del toreo,
que se encuentra en buen momento (aceros aparte), y que tiene muy buena puesta
en escena. Si bien mostró solvencia con su primero, “paradote” y que le costaba
arrancarse, para provocar su embestida y así ligar en redondo, fue con el
quinto con el que presentó el mejor dossier de su tauromaquia. Ceñidas y
garbosas las chicuelinas, personalísimos los naturales ejecutados de uno en
uno, con la espada en el suelo, al igual que los remates. Quizás se pasó de
faena, que más da, y eso mismo debió pensar el público para pedir con fuerza
las dos orejas a pesar de fallar con la tizona, que el presidente concedió.
Julio Parejo ha mostrado los destellos de su toreo,
sobretodo en el que cerró festejo, dónde ha hecho un mestizaje del toreo más
clásico; basando casi la totalidad de su faena en la mano izquierda, con algún
natural largo y hondo; con un toreo más efectista, con varios circulares
invertidos antes de finalización del trasteo. Precisó de un descabello tras una
estocada tendida y le fueron concedidas igualmente las dos orejas. En su
primero, fluyeron los compases de forma limpia, sin que el conjunto del trasteo
alcanzará altas cotas.
Abrió plaza Miguelín Murillo, que con su primero, no
pudo más que justificarse, pues el de Guadalest, punteaba continuamente los
engaños, lo que impedía el lucimiento del trasteo, con el cuarto vimos al
emeritense más arrebatador, recibiendo a su oponente de una larga cambiada de
rodillas, antes de realizar un vistoso quite, dónde engarzó tafalleras y
chicuelinas. Con la muleta inició emocionante de rodillas, pero la feena fue
ganando poco a poco aseo, al igual que iba perdiendo altura. Tuvo que
descabellar tras dejar una estocada al segundo intento y le concedieron un
trofeo.
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