viernes, 18 de julio de 2014

El buen gusto de Aguado ilusiona a Sevilla


La Dama de los Leones 
Torear con buen gusto es como un don o como el temple, se puede mejorar con el tiempo, pero se tiene o no se tiene y Pablo Aguado lo posee y lo pudo demostrar la pasada noche en la segunda novillada de promoción sin caballo en la Maestranza de Sevilla ante un buen eral de Hermanos Tornay, un noble ejemplar que embistió con bravura y transmisión. Aguado, sobrado de oficio y más puesto que un reloj, lo templó con el capote y replicó en quites a Cristian Pérez con unas verónicas que salían directamente a golpe de muñeca y a cámara lenta. Con la franela, tras brindárselo a su madre, hilvanó una faena con gusto y buenos remates de pitón a rabo entendiendo al animal dándole distancias y con un buen concepto clásico y pinturero. Deja el nivel alto, está claro que se postula para la final y lo mejor es que la afición sevillana, además de sus numerosos seguidores, lo espera, así como que no falle con la espada.

Ante el primero también demostró sus buenas formas y si no llega a ser por los aceros, otro gallo hubiera cantado, porque podría haber cortado otra oreja por los buenos naturales templados y muletazos de calidad.

Otro que tampoco tiene mal aire, sino todo lo contrario, es Alejandro Gardel. El madrileño, sobrino de David Mora, al que brindó la muerte de su primer eral, presente en el tendido y aún convaleciente de la cornada en Madrid, basó la mayor parte de sus dos faenas por el izquierdo con naturales profundos y largos. A su primero, un eral difícil, lo metió en la muleta en un trasteo que quizás alargó demasiado. Con el sexto, también un buen ejemplar, demostró su buen concepto con un toreo vertical, profundo, personal y limpio, pero volvió a fallar con la espada.

Cristian Pérez llegó a Sevilla desde Albacete con mucha disposición pero le faltan algunas tardes más para salir airoso de estos compromisos. Seguro que ha pasado mala noche pues la paliza que recibió, dividida en varias volteretas, fue notable, no obstante el chaval, que bailó con la más fea, no se cansó de intentarlo con sus dos oponentes.

Otra noche más, divertida y amena, con mucho rostro infantil, pero los asistentes, en algunas ocasiones por primera vez, deben ser conscientes de que la Maestranza no es un campo de fútbol sino un templo sagrado del toreo y aunque se trate de un espectáculo donde no se respira tanta tensión, estos chavales, con muchísima ilusión, intentan abrirse camino en este complicado mundo y jugándose la vida, que a nadie se le olvide.

Ficha técnica:

Plaza de toros de Sevilla. Segunda novillada de promoción sin caballos. Con más de media plaza se lidiaron erales de la ganadería de Hermanos Tornay, bien presentados, astifinos, con movilidad y de distinto juego, siendo los mejores el primero, cuarto y sexto, y más complicado el resto.

Pablo Aguado, ovación tras aviso y dos orejas tras aviso.
Cristian Pérez, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

Alejandro Gardel, silencio tras dos avisos y palmas tras aviso.


Incidencias: Saludó en banderillas Manolo Odero. 

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