Maestro y discípulo torean la de rejones en La Merced el día 4 en presencia
de Hermoso de Mendoza.
Siempre ha sido una relación sugerente para el contador de cosas las
relaciones entre el maestro y el aprendiz. Siempre existen matices, ribetes de
la relación. aspectos de psicología aplicada, del viejo rito de la transmisión
cultural del conocimientos, del arcano del secreto invisible para el
profano.
Diego y Andrés no gozan de la diferencia de edad que facilita la falta de
competencia prolongada. Son dos hombres jóvenes, de la misma generación, sólo
la prematura madurez del hispanoluso, más de tres lustros en el escalafón y
siempre llamando a las puertas de los primeros lugares, hacen parecer clásica
la relación del maestro con su educando.
Es Diego un hombre exigente consigo mismo. Desde siempre sabemos que
Ventura es uno de los paganos de la eterna actualización
del déficit de tarifa que nadie sabe explicar pero alguien debe
pagar, el rejoneador no tiene horas, nunca las ha tenido , En su picadero,
"El Rincón de Diego", los focos permanecen encendidos muchas noches
en verano, muchas tardes en invierno, bajar de un caballo y subir a otro en
series de 45-50 minutos, como las clases de la facultad. Si un hombre es
exigente para si mismo parece que el nivel de exigencia para con un alumno se
podría presumir al límite de la intransigencia. No es el caso, Diego exige
a Andrés exactamente lo mismo que se exige a si mismo; afición de partida,
profesionalidad en el devenir diario y desvergüenza y valor sin
cuerpo ante el toro en la plaza.
El alumno también paga el déficit de tarifa, sus horas son las cinco de la
mañana en cualquier estación, antes de trabajar ocho horas como cualquier
español privilegiado que tiene donde ”echar mano” ya ha montado tres caballos.
La sagrada hora de las siesta es la hora de correr y la hora del bucólico
atardecer es la hora de rematar la faena hasta la hora bruja. Cosas de las
ganas de ser gente en el rejoneo.
El docente pretende que su alumno aprenda cada día. Admira y califica como
sobresaliente de Andrés Romero su esfuerzo diario, de matrñicula su humildad
para recibir consejos, cum laude su capacidad para asimilar los conocimientos.
En la libreta de calificaciones, que se dan en esta especial escuela casi a diario,
Diego Ventura hace hincapié en la “mala uva” necesaria, en las arrebatadoras
ganas de ser el mejor. No deja de marcar con un
“necesita mejorar”, en la plaza,
en no dejarse ganar la batalla por nadie y en ningún lugar, somos artistas y
debemos hacer que el público, el que paga 50 o 60 euros, se divierta y quede
con ganas de volver que haga proselitismo, hay que darle lo mejor que tenemos
dentro siempre y hacerles saber que se lo estamos dando” Vemos a Juli a
cualquiera de los de arriba, que no se dejan pisar por nadie, Andrés es tan
buen agente que le cuesta, yo soy amigo de Cartagena, pero en la plaza como
puedo le mojo la oreja, Andrés es mi amigo, no torea por eso, torea porque es
un pedazo de rejoneador que está en el momento de dar el salto, quiero que
triunfe, pero a caballo y en una plaza de toros, siempre le querré ganar la
batalla”
Además el reto es Huelva, donde si para Diego es especial
,”yo quiero a Huelva, porque me valora,
es una plaza que me hace dar más del ciento por ciento de mis mismo”. Y
para Andrés es importante una plaza como Huelva, su tierra, su gente un plaza donde el año
pasado dio un aldabonzao importante que ha dado argumentos para repetirlo.
La vieja usanza gremial estableció desde siempre la
figura de aprendiz, que se criaba al lado del maestro, vivía con él, le servía
24 horas a cambio de un plato de la olla casera y un sitio donde dormir y
aprender el oficio. En el toro esa figura ha existido siempre con someras
diferencias. Siempre ha habido figuras consagradas que amparaban a jóvenes
promesas. Esa figura de cara al público y en la plaza vestido de torero se ha
llamado siempre sobresaliente. Las modernidades y esa manía que existe en el
toro de desvirtuar lo ancestral si no se
considera “estético” han acabado con el prestigio de la esta figura, Ahora el
que actúa como sobresaliente en las corridas a pie es un hombre que busca los
boletines que le faltan en busca del paro o la jubilación. Diego se rebela “la competencia es fundamental, los que
tenemos suerte y la vida nos ha puesto arriba debemos cuidarlo, a mi me ha
pasado que me han cerrado los caminos, eso es de mediocres, las figuras debemos
amparar a los que empiezan, es bueno para todos” Ya el año pasado Diego
impuso el nombre de Romero para ocupar esta figura, pero volviendo al
meritorio, al aspirante que espera su oportunidad. El de Escacena la aprovechó
y surgió luego la ocasión de la Maestranza y otra vez volvió dejar su tarjeta
de visita en el bolsillo de Pagés, Hace una semana en Estepona formaron un
alboroto junto a Palha, otro aprendiz del chaman de los caballos, este por la
parte más lusitana, en una corrida distinta (mano a mano con Padilla) con
resultado de seis orejas y un rabo
“Formamos un lío en banderillas entre los tres, el carrusel fue espectacular,
estas cosas hacen falta para la fiesta, el empresario quiere repetir”
Las cartas están repartidas, los carteles en la calle, la
ilusión en los corazones “Andrés sabe
todo lo que tiene que saber, lo sabe hacer delante de la cara del toro, está
placeado, ahora sólo queda que en Huelva, en el Puerto, En Huesca le salga el
toro y él desarrollé todo lo que tiene dentro, pero que se ate los machos que
yo voy por los dos rabos, que Huelva es Huelva y yo voy a por todas”
El alumno mira y sonríe, es la parte calma de la collera,
tiene en lamirada el brillo de los hombres que tienen un plan “ mi único plan es triunfar, llevo muchos
años toreando en pueblos, mi familia ha hecho un esfuerzo tremendo.. El año
pasado toree 31 tarde y salí a hombros las mismas que toreé, 31, Ahora me asomo
a las capitales y no quiero ver pasar la oportunidad, quiero dar el salto y
este año lo estoy rozando”
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