Si la sangre de la realeza es
azul, en Salomé Pavón Ortega, podemos encontrar los pigmentos más puros
que dinastía regia pueda soñar. La genealogía de arte y toreo que forma su
familia, se remonta al siglo XIX, pasando por los anales de la historia con
destacadísimos nombres, como los de Tomas Pavón y Pastora Pavón la Niña de los Peines (asombrosos
cantores), Gabriela Ortega Feria
(bailaora y madre de los Gallos), Rafael
y Joselito el Gallo ( magia y
cátedra del toreo) Manuel Ortega Fernández Caracol el del Bulto (bisabuelo de Salomé y mozo de estoques de
su primo Joselito), su abuelo Manolo
Caracol (hijo de Caracol el del Bulto y uno de los
cantaores más importantes que ha dado el flamenco), su padre Arturo Pavón (fabuloso pianista que introdujo el
quejío flamenco en las teclas), o su madre, Luisa Ortega, cantaora de
solera.
Salomé, es una persona afable,
sencilla, disfruta hablando de su familia y se siente muy orgullosa de ellos.
En estos momentos se encuentra inmersa en los ensayos del magnífico Recital
Flamenco, que ofrecerá el próximo 10 de julio en el Teatro Cajasol de Sevilla,
un verdadero acontecimiento que nadie se puede perder, porque artistas como
estos, son los que verdaderamente le dan la identidad a un pueblo.
-¿Como es la
niñez en el seno de una familia con tanto señorío artístico?
-Una niñez preciosa,
una niñez llena de sentimiento y llena de vivencias, en mi casa lo que yo he
vivido sólo ha sido arte, mucho cante mucho baile y mucho toreo. Es lo que he
vivido desde pequeña, y así comprendo la vida, con mucho arte.
-¿Dos apellidos
dinásticos como Pavón y Ortega, como marcan la vida del que los lleva?
-Marcan en el sentido
que desde que naces, ya lo escuchas desde pequeña. En mi caso ayuda mucho.
Nadie nace sabiendo, yo aprendí con mi padre, el músico Arturo Pavón. Es mucho
más fácil todo, y más difícil a la hora de presentarse ante público porque te
exige más.
-¿Un recuerdo o
una anécdota de la Niña de los Peines?
-Yo la verdad es que
era muy pequeña, pero la recuerdo. Poco antes de morir, yo fui con mi padre a verla a su casa, y ella
se emocionó mucho porque mi padre era su ojito derecho, y al ponerse a llorar,
cogió mi padre y le dio un pañuelo. Yo entonces nada más estaba pendiente de
que ella no se fuera a quedar con el pañuelo de mi padre, y se percató y dijo “esta
niña es muy pesada, esta niña va a ser cantaora”, no sé porque lo dijo, pero me
acuerdo de verdad.
-¿Un recuerdo o
una anécdota de Manolo Caracol?
-Evidentemente conviví
mas con él, cuando murió yo tenía 6 años. Una cosa muy bonita es que él vivía
para su familia. Yo recuerdo que una vez me caí y me hice daño en una rodilla y
para que dejara de llorar me cantó, y eso todavía lo tengo en el alma.
-¿Cómo influye
tanta personalidad artística, para desarrollar uno la propia?
-Influye en un sentido
bueno, ya que todo lo que ha habido en mi familia, han sido buenos cantaores,
buenos toreros y buenos músicos. Y eso te exige a ti mismo mucho más, también
el público te exige más, evidentemente yo no soy ninguno de ellos, ojalá lo
fuera, pero te comparan y entonces una misma se exige mucho más.
-¿Cómo van los
ensayos del recital del próximo 10 de julio?
-Los ensayos van
estupendamente, el director artístico Romero y yo estamos haciendo cosas muy
bonitas, porque cuando estás rodeado de artistas, los músicos, el coro, los diez
o doce artistas, no paran de surgir nuevas ideas. La verdad es que está
resultando muy emocionante, porque estamos haciendo temas de mi madre, de mi
padre, de mi abuelo, de la Niña de los Peines y de mi tío Tomás Pavón. Yo llego
todos los días a mi casa con una ilusión tremenda, mucha emoción.
-¿Qué sabe de su
bisabuelo Manuel Ortega Fernández?
-Ohhhh!!! Tenía una
gracia…. Eso era…. No lo conocí por desgracia, pero era el hombre con más
gracia. En el mundo del toro lo adoraban, los toreros, los apoderados. Muchas
veces lo picaban para que se enfadara, porque era un hombre con una gracia
tremenda y con un sentido de ver la vida especial. Era un ser especial.
-¿Por qué le
llamaban Caracol el del bulto?
-Porque tenía un bulto
en el cuello, que evidentemente con los años le fue creciendo, y no se lo
quitaba porque le daba miedo y porque decía que eso era suyo, que era su piel y
su carne. Era tremendo.
-A su abuelo
Manolo Caracol le preguntaron en una entrevista, ¿A quién defendería en el
juicio universal? Y Contestó a Cagancho y ¿usted a que torero defendería?
-Me lo pones
ahora mismo muy difícil, hay tantos… pero como gustarme de verdad, con locura y
hacerme llorar, a Julio Aparicio hijo. Yo te puedo decir que he llorado dos
veces en la plaza viéndolo, me encantan todos, me gusta el toreo de arte, pero
la manera de Julio Aparicio, el desmayo, me encanta.
-¿Qué le parece
la prohibición de las corridas de toros en Cataluña?
-Pues me parece penoso
porque, entiendo que la gente no quiera ver sufrir a un animal, por supuesto
nadie quiere ver sufrir a nadie, pero que la gente entienda que el primero que
sufre con la muerte del toro es el torero. Si el toreo se extinguen los toros
desaparecen, ¿Cómo viviría un toro? ¿Quién se haría cargo de alimentación de un
toro?, el toro desaparecería. Si hablamos de sufrimiento, tampoco comeríamos un
filete, ni pollo, o no comeríamos pescado. Que lo piensen, el toro
desaparecería si no existiera la fiesta de los toros.
Por José Luis cantos Torres
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