Juan José Padilla (azul noche y oro); silencio tras aviso y silencio tras dos avisos
Morante de la Puebla (negro y oro); bronca y división de opiniones
Sebastian Castella (azul turquesa y oro); silencio tras aviso y silencio tras aviso
Nos dicen que poco que contar además del recibo de verónica al quinto de la tarde
La Corrida Extraordinaria de la Beneficencia no tuvo el brillo esperado debido, fundamentalmente, al pobre juego de los toros de Valdefresno y Victoriano del Río. Padilla, que fue ovacionado al romperse el paseíllo, tuvo sus mejores momentos con el primero, al que lanceó templado y con gusto con el capote. Instrumentó una reposada faena de muleta pero la labor careció de emoción por la falta de gas del enemigo. El cuarto lo volteó feamente sin consecuencias. Morante saludó con buenas verónicas al quinto que se jalearon con fervor desde el tendido. El comienzo de su faena de muleta prometió grandes cosas pero se vino abajo a la par que la casta del toro. Castella, voluntarioso y decidido, no tuvo nada que hacer con un muy flojo tercero y el manso sexto. La corrida fue presidida en el Palco Real por la Infanta Elena y en el tendido 7 por Rafael de Paula.
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