Y se fue la tarde, se fue la tarde del jueves de farolillos entre lamentaciones a voz
en grito de los aficionados, en
corrillos de amigos de los ganaderos y sottovoce
de los toreros. Nadie salió contento de la plaza, los aficionados quieren ver
faenas de éxito culminadas con orejas y vueltas al ruedo, los ganaderos quieren
lucir sus toros y que faciliten el triunfo. Y los toreros ¿Qué van a querer los
toreros más que el éxito? ¿Qué van a querer más que cortar los trofeos, llegar
al corazón de los aficionados y dormir come ángeles después de sentirse
demiurgos poderosos y mágicos?
No puede estar contenta la empresa con tres cuartos escasos
de aforo un jueves de farolillos. No puede salir contento de la tarde Daniel
Ruiz cuando el primer toro se la tarde se va con las orejas puestas, ni pueden salir contento con dos otros que se
rajan a media faena. No puede salir contento Juan Pedro Domecq cuando los dos
toros guapos que lidia como sobreros tampoco permiten el triunfo y triunfan
ellos mismos.
No puede estar contento un figurón como El Cid cuando se va
de Sevilla hoy tras dos faenas desangeladas, de voluntad, de querer y no poder,
por que saber, sabemos todo que sabe. No atraviesa su mejor momento y a ambos
toros les debía haber cortado las orejas, se las hubiera cortado en los mejores
años de su honrada trayectoria. Es un hombre tan buena gente, tan grande como
torero que además no se intenta tapar ni intenta hacer malos a los toros que
enlota con su proverbial suerte. Se acabó la feria para el de Salteras y en
cinco toros no ha podido triunfar. No se va conforme, seguro. Y no sólo porque “su”
Sevilla le castigó ovacionado a los dos toros de su lote. Él sabe que no puede
ser.
Perera no es que se vaya a ir descontento, el de la Puebla, se va con un cabreo, no de prior, sino de
obispo. Cuatro toros en dos días y ni una posibilidad de torear con su
concepto, el único que tiene, él que no negocia el espigado matador. Pero este
torero de raza no sólo no ha podido torear largo y por bajo como es su
intención cuando se viste de luces. Es que además no se la ha podido jugar, no
ha podido meter en la ruleta rusa de la cercanía y el riesgo cierto y tirar la moneda por que los danesleruiz
de su lote, incómodos rajados y sin
transmisión del peligro que tenían, le dejaron jugársela a cara o cruz. Se va
triste porque después de cuatro toros y un año de ausencia se va de Sevilla sin
sentirse y sin que lo haya sentido una plaza que es especial para él.
¿Y Jiménez Fortes se irá contento? Pues no lo creemos, al primer toro de su lote,
el de menos importancia física de la corrida, no pudo hacerle más que lo que le
hizo hasta que el toro dijo que nones. Al sexto lo recibió donde ha dicho Juli
que se reciben los toros para mandar en esto. Luego lo toreó como las leyes
viejas de Chicuelo dictan que hay que torear con la capa. Con la pañosa lo
cuajo mejor por la derecha que por la izquierda y cuando tenía una oreja
después de bernardinas toreando muy
cerca, la espada trasera y tendida le impidió tocar pelo. Me imagino que no se
fue contento porque su raza de torero no le dejará dormir tranquilo.
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