César Valencia, a hombros en la novillada de Valladolid
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El novillero venezolano César Valencia ha resultado ser el triunfador de la primera novillada de promoción celebrada en Valladolid, al cortar dos orejas al último novillo de la tarde y salir por la puerta grande de la plaza, tras realizar una faena muy esforzada, llena de valentía y raza por parte del muchacho a uno de los ejemplares más complicaditos del encierro de los Hermanos García Jiménez que se han corrido hoy en homenaje al santo del Abrojo San Pedro Regalado.
César Valencia ha estado en novillero, como suele decirse, aguantando tarascadas, metiéndose en terrenos más propios para recibir el achuchón de la res, dándole una lidia muy completa, poniendo banderillas, especialmente un par por los adentros llenos de valor. Pese a su corta estatura, a César Valencia se le nota placeado, enterado, con ganas de ser torero. Empezó su faena de rodillas con tres largas y, luego ya de pie, sacarse al burel a los medios en donde le enjaretó unos lances muy afortunados.
Banderilleó el muchacho y brindó la faena al público, citando al toro desde los medios, pero el torete encelado en el burladero, no acudió al cite que le provocaba. En consecuencia el novillero se fue al tercio y allí se fajó con el de los Hermanos García Jiménez que le achuchó en un par de ocasiones, aunque sin darlo importancia, él siguió a lo suyo siendo muy aplaudido por el público. Cobra una estocada tirándose arriba y el novillo rueda patas arriba. Dos orejas para el esportón del torero y salida merecida a hombros de la plaza.
Si hubiera que destacar algo más en la novillada, una tarde calurosa y de bochorno por el solazo y con poco público en los tendidos pese a ser la entrada gratuita para menores de 21 años, habría que hacerlo con el granadino José Antonio Fuentes que cortó una oreja a su enemigo por una faena entonada, muy torera, con gestos y gracia de saber lo que estaba en juego.
Fuentes brindó su novillo al público y desarrolló en los medios una faena de gusto, con estilo propio, por ambas manos. Una estocada entrando a ley, pero que asomó por la barriguita del eral, terciadito y sin grasa, no obstante hizo que cayera una oreja como premio que paseó por el anillo.
En el resto de compañeros, decir por este orden que Jorge Sahagún perdió la oreja por matar mal. Pinchó en varias ocasiones y recibió un aviso de la Presidencia. Pero en mi recuerdo dos pases ayudados por bajo, ya cerrando la faena, excepcionales, muy bellos, bonitos, de cartel. Jorge realizó una faena digna y valiente pero falló con la tizona con lo que además de recibir una recado en forma de aviso recogió el silencio del respetable.
El alicantino Borja Álvarez saludó desde el tercio al público. Da bien la distancia al torete, pero luego falla en la compostura del pase. Quizás se deba a su constitución excesivamente fuerte para esto del arte de torear.
David Miranda, de Huelva, también recibió un recado de la presidencia, tras lidiar a un “aparejador” que así se llamaba el novillo, y que se movía como un gato de rápido, yendo hacia el lado contrario de donde le ponía la muleta el diestro. Miranda estuvo valiente en su novillo, pero lo vimos a falta de pulir más y mejor su toreo.
Y el Jerezano José A. Heredia, al que también tocaron un aviso por fallar a espadas, brindó a un familiar presente en el callejón y empezósu faena doblandose por bajo con mucha torería. Sin embargo, especialmente por la izquierda, forzó demasiado la figura, lo que desdibujó en cierta manera su forma peculiar de torear.
En resumen, muy poca gente en los tendidos. Tal vez un quinto de plaza por poner un número. Con una primera parte de novillada sin alguna transmisión, con cierta pesadez y monotonía, pero que mejoró en la segunda parte de la misma. Entre las cuadrillas me gustó la brega de Conrado Muñoz, colocando al novillo, y a Jesús Herrero, lidiando con el capote. Al final de la tarde un chavalito venezolano mojó la oreja a sus compañeros y se llevó el gato al agua. El muchacho se llama César Valencia.
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