Y yo me siento totalmente representado y orgulloso de mis compatriotas que parlen catalá y hacen buen cine, por cierto tantas veces subvecionado.
Tan orgulloso como de los que cantan las tristes canciones de mi infancia en euskara, o de los que bailan isas o muñeiras o de los que escriben bonitas metáforas pensando en andaluz, o de los que ganan un mundial de fútbol. También me siento orgulloso de aquellos que emocionan jugándose la vida y haciendo arte efímero delante de un toro bravo.
Que instructivo todo y que representativo de nuestra riqueza cultural. Una pena que esta diversidad no sea respetada de forma recíproca y algunos catalanes le nieguen a la fiesta brava el pan y la sal. Luego, eso si, la productora de 'Pa Negre', Isona Passola, tiene que echar mano del alma ancestral de nuestro idioma común y afirma que es bueno que "la piel del toro exhiba toda su riqueza idiomática y plural", pues eso, toda, toda, toda, que diría Jesulín.
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