La Merced sigue sin presidente(a)
A menos de cuatro meses de Colombinas, con las ganaderías del ciclo ya confirmadas, a saber Terrón para rejones, Pereda-La Dehesilla, Núñez del Cuvillo y Santiago Domecq a pie, y los carteles del ciclo casi completos, no sabemos aún quien va presidir los festejos del año 2010 en el palco del coso de la Vega Larga, quien, por ejemplo, será el encargado de reseñar las corridas en el campo, según los nuevos usos de la fiesta, por cierto nacidos en Huelva.
Nunca nos ha parecido importante conocer el nombre del presidente de una plaza de toros, es como saber que juez es el que entiende de un caso, que hasta la llegada de los jueces estrellas, no era más que una cuita de abogados, o el arbitro de un partido de futbol, un mito inventado en los ochenta por la prensa para llenar páginas y horas de radio en las madrugadas entre un domingo y el siguiente. Este vicio se extiende por osmosis a la prensa taurina, que ya habla de “puntuar”, de “empate” y de “tiros al palo” y se entretiene en hablar de presidentes con preocupante profusión.
Hecha la salvedad, no es mala cosa saber quien será el nuevo presidente(a) de la plaza de toros de Huelva. La aplazada decisión marcará una tendencia, indicará como y donde se posiciona la delegación del gobierno de la junta en Huelva, que, supongo, tiene otras prioridades en ámbitos más afectados por la crisis y dentro del sector de la fiesta, asuntos más perentorios y preocupantes, pero no debe olvidar éste que afecta a la primera plaza de la provincia. Nos consta que a principio de temporada se celebran reuniones de presidentes de plaza auspiciadas por la Dirección General de Juegos y espectáculos, donde se marcan pautas, se aclaran conceptos, se unifican criterios y algo se aprende. Quien presida los festejos de la Merced en este año no ha estado en esos foros, al menos no ha estado en su calidad de presidente de la plaza de toros de Huelva. Recordad además que al presidente le tiene que acompañar un equipo, lo que supone, de nuevo, tiempo.
Los rumores andan deambulando sin norte puesto que no es dada la delegación del gobierno, en su obligada seriedad, al macutazo o al globo sonda. Como no podemos sustraernos a la tentación de especular sin fundamento vamos a hacer quinielas.
Bueno pondremos algo de fundamento, enumeremos las características que presumimos debe atesorar quien sea nombrado presidente(a) de la plaza de toros de Huelva. Deberá en primer término acreditar unos conocimientos más que básicos del mundo del toro, en segundo lugar entendemos que debe ser habitual de la Merced, un tercer requisito sería ejercer cierta autoridad o tener capacidad para desarrollarla y en última instancia tendría que mostrar interés en involucrarse en una labor no remunerada más proclive al desaire que a la lisonja.
Además de estos, que nos parecen requisitos objetivables, existen otros más etéreos pero no menos importantes para el nombramiento. La Junta querrá en el palco a alguien de su “ambiente” político, personalmente cercano, taurinamente pacífico.
Al toro, cuando hablamos de presidente(a) no lo hacemos siguiendo los dictados de la moda del lenguaje sexistamente correcto, impuestos por Doña Carmen en tiempos y exacerbados por Doña Bibiana, sino por que sabemos que la Junta vería con muy buenos ojos una mujer en la presidencia de La Merced. Los que estudiamos la ya lejana EGB sabemos algo de la teoría de los conjuntos, por tanto debemos buscar el conjunto intersección, entre mujeres aficionadas, conjunto semivacio por estos pagos, con el conjunto de personas con conocimientos y autoridad, conjunto escaso, que estén en el momento profesional oportuno, amplio espectro y que tengan cierta vinculación política o al menos sean de reconocida neutralidad, muy extensa la nómina de estos últimos.
Buscamos por esa línea y se nos ocurre Rocío Allepuz, mujer del partido, presidenta del jurado taurino provincial, quizá escasa del resto de bagaje. Nos surge Macarena Bazán. Cumpliría muchos requisitos pero no la vemos en el momento oportuno, quizá más adelante se pudiera prestar. Ambas tienen en su contra desempeñar en la actualidad cargos de responsabilidad en la junta. Una aficionada como Lourdes Casillas cumpliría muchos de estos requisitos, pero nos tememos que no tiene el cuerpo ni la mente para estas fiestas.
Si nos alejamos de la vertiente femenina, Alejandro Márquez ha sido presidente suplente los últimos años, es buen aficionado, no tendría problemas de autoridad, y políticamente encaja. Ahí quizá viene el problema, su carrera política parece llevarlo por otras singladuras.
Un buen aficionado, nos apuntan, Manolo Macias, Manolo Salas, antiguos novilleros, aficionados cabales, alejados de la política, con formación y decisión, serían un soplo de aire fresco. No nos parece que tengan ganas de subirse al palco
Juan León, jefe de la policía judicial, habitual los últimos años en La Merced como delegado, se postula y cumple la mayoría de los requisitos, quizá peca de demasiado “guerrero”.
Llegados a este punto y conscientes de sorpresas que pudieran surgir, dos nombres que ya han sido podrían ser de nuevo, Alfonso Garrido, que sonó para sustituir a Juan Murillo en el palco de la Maestranza de Sevilla, podría ser candidato y Domingo Prieto no diría que no a un último favor que le fuera pedido en tiempo y forma. Que nadie descarte que en lugar de un presidente, pudieran nombrarse a dos, nos parece excesivo pero posible.
En todo caso esto son elucubraciones, hablar por hablar. El Delegado de la Junta, Manuel Alfonso Jiménez, es quien tiene la responsabilidad, la última y única palabra y la potestad. Nos consta que anda en ello, esperemos una pronta fumata blanca en el edificio de la Calle Sanlucar de Barrameda, Una buena opción adoptada con retraso se convierte en la peor de las posibilidades.
Nunca nos ha parecido importante conocer el nombre del presidente de una plaza de toros, es como saber que juez es el que entiende de un caso, que hasta la llegada de los jueces estrellas, no era más que una cuita de abogados, o el arbitro de un partido de futbol, un mito inventado en los ochenta por la prensa para llenar páginas y horas de radio en las madrugadas entre un domingo y el siguiente. Este vicio se extiende por osmosis a la prensa taurina, que ya habla de “puntuar”, de “empate” y de “tiros al palo” y se entretiene en hablar de presidentes con preocupante profusión.
Hecha la salvedad, no es mala cosa saber quien será el nuevo presidente(a) de la plaza de toros de Huelva. La aplazada decisión marcará una tendencia, indicará como y donde se posiciona la delegación del gobierno de la junta en Huelva, que, supongo, tiene otras prioridades en ámbitos más afectados por la crisis y dentro del sector de la fiesta, asuntos más perentorios y preocupantes, pero no debe olvidar éste que afecta a la primera plaza de la provincia. Nos consta que a principio de temporada se celebran reuniones de presidentes de plaza auspiciadas por la Dirección General de Juegos y espectáculos, donde se marcan pautas, se aclaran conceptos, se unifican criterios y algo se aprende. Quien presida los festejos de la Merced en este año no ha estado en esos foros, al menos no ha estado en su calidad de presidente de la plaza de toros de Huelva. Recordad además que al presidente le tiene que acompañar un equipo, lo que supone, de nuevo, tiempo.
Los rumores andan deambulando sin norte puesto que no es dada la delegación del gobierno, en su obligada seriedad, al macutazo o al globo sonda. Como no podemos sustraernos a la tentación de especular sin fundamento vamos a hacer quinielas.
Bueno pondremos algo de fundamento, enumeremos las características que presumimos debe atesorar quien sea nombrado presidente(a) de la plaza de toros de Huelva. Deberá en primer término acreditar unos conocimientos más que básicos del mundo del toro, en segundo lugar entendemos que debe ser habitual de la Merced, un tercer requisito sería ejercer cierta autoridad o tener capacidad para desarrollarla y en última instancia tendría que mostrar interés en involucrarse en una labor no remunerada más proclive al desaire que a la lisonja.
Además de estos, que nos parecen requisitos objetivables, existen otros más etéreos pero no menos importantes para el nombramiento. La Junta querrá en el palco a alguien de su “ambiente” político, personalmente cercano, taurinamente pacífico.
Al toro, cuando hablamos de presidente(a) no lo hacemos siguiendo los dictados de la moda del lenguaje sexistamente correcto, impuestos por Doña Carmen en tiempos y exacerbados por Doña Bibiana, sino por que sabemos que la Junta vería con muy buenos ojos una mujer en la presidencia de La Merced. Los que estudiamos la ya lejana EGB sabemos algo de la teoría de los conjuntos, por tanto debemos buscar el conjunto intersección, entre mujeres aficionadas, conjunto semivacio por estos pagos, con el conjunto de personas con conocimientos y autoridad, conjunto escaso, que estén en el momento profesional oportuno, amplio espectro y que tengan cierta vinculación política o al menos sean de reconocida neutralidad, muy extensa la nómina de estos últimos.
Buscamos por esa línea y se nos ocurre Rocío Allepuz, mujer del partido, presidenta del jurado taurino provincial, quizá escasa del resto de bagaje. Nos surge Macarena Bazán. Cumpliría muchos requisitos pero no la vemos en el momento oportuno, quizá más adelante se pudiera prestar. Ambas tienen en su contra desempeñar en la actualidad cargos de responsabilidad en la junta. Una aficionada como Lourdes Casillas cumpliría muchos de estos requisitos, pero nos tememos que no tiene el cuerpo ni la mente para estas fiestas.
Si nos alejamos de la vertiente femenina, Alejandro Márquez ha sido presidente suplente los últimos años, es buen aficionado, no tendría problemas de autoridad, y políticamente encaja. Ahí quizá viene el problema, su carrera política parece llevarlo por otras singladuras.
Un buen aficionado, nos apuntan, Manolo Macias, Manolo Salas, antiguos novilleros, aficionados cabales, alejados de la política, con formación y decisión, serían un soplo de aire fresco. No nos parece que tengan ganas de subirse al palco
Juan León, jefe de la policía judicial, habitual los últimos años en La Merced como delegado, se postula y cumple la mayoría de los requisitos, quizá peca de demasiado “guerrero”.
Llegados a este punto y conscientes de sorpresas que pudieran surgir, dos nombres que ya han sido podrían ser de nuevo, Alfonso Garrido, que sonó para sustituir a Juan Murillo en el palco de la Maestranza de Sevilla, podría ser candidato y Domingo Prieto no diría que no a un último favor que le fuera pedido en tiempo y forma. Que nadie descarte que en lugar de un presidente, pudieran nombrarse a dos, nos parece excesivo pero posible.
En todo caso esto son elucubraciones, hablar por hablar. El Delegado de la Junta, Manuel Alfonso Jiménez, es quien tiene la responsabilidad, la última y única palabra y la potestad. Nos consta que anda en ello, esperemos una pronta fumata blanca en el edificio de la Calle Sanlucar de Barrameda, Una buena opción adoptada con retraso se convierte en la peor de las posibilidades.
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