Es Vd. un síntoma, Sr. Morante.
La decisión que Vd. ha hecho publica estos días de Santos y Difuntos nos da el escandallo preciso de cuanto de graves son los males que aquejan a la fiesta.
Nadie duda de su sacrosanta libertad de elección, nadie cuestiona que sólo Vd debe marcar el rumbo que quiere dar a su carrera, pero…, no podemos por menos que dolernos de bravo sobre el hecho incuestionable de que con su elección algo se ha roto en nuestro alma de aficionado.
José Antonio, Vd siempre ha sido una reserva espiritual del toreo, lo indiscutible, lo perenne y lo más puro. Cuando más alejadas eran las posturas, cuanto más agria se tornaba la discusión taúrica y más cerca de la distancia irreconciliable estábamos, surgía su figura de añejos sabores, de formas distintas y ejercía de amalgama necesaria para confirmar que todos, los hemipléjicos toristas y toreristas, los del norte, los del sur, los profesionales..., amábamos la misma fiesta brava.
Cuando Vd. empezaba y era sólo un torero, uno más que se buscaba la vida por los pueblos de Huelva, cuando Leonardo le dejaba en la puerta de los casinos y bujíos, toreando de salón, rumiando y conociendo la paciencia, mientras el trianero arreglaba la fiesta, el mundo y su porvenir, el de ambos, entonces, le tocó el halo divino de la verdad torera y dejo Vd. para siempre el escalafón para entrar en el corazón de todos los que miramos toros en una plaza.
Su carrera es de una verdad sin cuento. Conoce todas las verdades de la fiesta, la dureza, el triunfo, el fracaso, el dolor de las cornadas del toro, muchas este año, y de las otras cornadas más falsas y dolorosas, la enfermedad que se cebó, ni la herida abierta, ni el daño muscular o tendinoso, lo peor: el desánimo, los dolores de muelas en el alma, la amargura y la nostalgia de lo que nunca se tuvo. Salió del pozo, nos volvió a emocionar, epató con la designación del maestro Paula como su hombre en los despachos, otro torero sin sitio en el escalafón pero imprescindible en el alma del aficionado, calmó ánimos cuando volvió a volver de la mano de Sánchez Benito. Un hombre discreto, se le pueden achacar al ganadero sustituciones inoportunas, dineros y sitios, matices en la gestión, siempre difícil, de su carrera, pero, fuera de rumores, ha sabido estar en su sitio y no dar la nota. Hablando de discreción, asombrosas las declaraciones de la empresa de Sevilla, que tan bien sabe medir sus silencios en otros aspectos, y ahora no puede reprimirse y cuenta que vd anduvo mendigando su apoderamiento el pasado invierno.
Y ahora decide que sea Curro Vázquez quien le mire las cosas. En tiempos torero de gusto, un hombre serio del toro y una persona de una calidad moral y humana superlativas y con una experiencia solitaria y única como apoderado de su pariente Cayetano Rivera Ordóñez. Quizá busca en ese hombre bueno la tranquilidad que su espíritu creador necesita y de la que tan pocas veces ha disfrutado a lo largo de su vida. Hasta aquí todo fetén, si, pero nadie puede olvidar que la carrera de Cayetano es una de las más cómodas, superficiales y mediáticas, en el peor sentido de la palabra, del toreo de los últimos cuarenta años, dilapidando unas condiciones excepcionales y una llegada a los tendidos de las más llamativas que nunca he percibido en una plaza. No es modelo la de Cayetano de carrera comprometida con la grandeza y la verdad del toro. Su guerra es con la tele y sus derechos de imagen. No nos parece mal, pero, quizá, antes debería haber descerrajado alguna puerta grande de las de tronío de la piel de toro.
Cambiando de tercio, sería de mansos mirar para otro lado y olvidar que usted se las tuvo tiesas, con vetos nunca confirmados (ni desmentidos), con la familia Rivera Ordóñez, incluido apoderado, cuando declaró lo que pensaba, y pensabamos muchos, sobre la concesión de la envenenada medalla al mayor de los nietos de Ordónez y que hace apenas un mes ha vuelto a presentar batalla en esa “guerra” metiéndose en el charco de la negativa a guardar el minuto de silencio que pretendía conmemorar la tragedia de Paquirri, padre del otro pupilo, a día de hoy, de don Manuel Vázquez.
Si nos atenemos a la historia, el linarense estuvo apoderado por el Pipo, experto publicista, creador de estrategias de enfrentamiento y un mago de la tauromaquia fuera de las plazas. Alguien podría caer en la tentación de suponer que tras el telón de todos estos dimes y diretes no hay más que una extremadamente planificada y torticera campaña publicitaria que podría culminar la próxima temporada con la presencia de los dos poderdantes de Curro Vázquez en la feria de San Miguel en “La Primera Corrida Extraordinaria del Minuto de Silencio”, con tele, por supuesto
Se me vienen a la mente más de una docena nombres de gentes del toro que cumplen con el perfil de Curro Vázquez y que no hubieran levantado las suspicacias que levanta Manuel Antonio Vázquez Ruano.
Ser figurón del toreo, y usted lo es, tiene servidumbres, ser torero de época, y usted lo puede ser, requiere compromiso. La fiesta anda falta de gestos como aquel de la puerta de los miedos en la Maestranza, como su imagen rota en el estribo de Las Ventas tras cuajar al Cuvillo , como las ocho verónicas al Victorino o las chicuelinas al paso de Las Ventas y la fiesta está ahíta de extemporalidades, mediáticos, exclusivas, minutos de clamor y apoderamientos con reminiscencias extrañas. No es de recibo que cada decisión de un matador de toros de su magnitud deba pagar el fielato de los programas del hígado.
Es vd un síntoma, no es el mal de la fiesta, Dios nos libre de pensar nada parecido, pero este último doble salto mortal suyo nos ha cantado muchos de los problemas de la tauromaquia de los albores del siglo XXI, la falta de compromiso de las figuras, la búsqueda de la comodidad en lugar de la grandeza, la posibilidad de hacerse de oro sin pagar el tributo a la responsabilidad, la fuerza desmesurada de los medios de comunicación no taurinos en el cache de los matadores.,,
Sin duda es posible que me este equivocando. Vd no sólo tiene la moneda, tiene el tesoro de la verdad torera y puede hacer que me meta este articulito en el zurrón de las vergüenzas, sólo tendría que verlo anunciado cuatro tardes en Sevilla, dos en San Isidro y disfrutar de un eterno lance de seda con temple de acero de su capote¡No sabe Vd cuanto me alegraría!
La decisión que Vd. ha hecho publica estos días de Santos y Difuntos nos da el escandallo preciso de cuanto de graves son los males que aquejan a la fiesta.
Nadie duda de su sacrosanta libertad de elección, nadie cuestiona que sólo Vd debe marcar el rumbo que quiere dar a su carrera, pero…, no podemos por menos que dolernos de bravo sobre el hecho incuestionable de que con su elección algo se ha roto en nuestro alma de aficionado.
José Antonio, Vd siempre ha sido una reserva espiritual del toreo, lo indiscutible, lo perenne y lo más puro. Cuando más alejadas eran las posturas, cuanto más agria se tornaba la discusión taúrica y más cerca de la distancia irreconciliable estábamos, surgía su figura de añejos sabores, de formas distintas y ejercía de amalgama necesaria para confirmar que todos, los hemipléjicos toristas y toreristas, los del norte, los del sur, los profesionales..., amábamos la misma fiesta brava.
Cuando Vd. empezaba y era sólo un torero, uno más que se buscaba la vida por los pueblos de Huelva, cuando Leonardo le dejaba en la puerta de los casinos y bujíos, toreando de salón, rumiando y conociendo la paciencia, mientras el trianero arreglaba la fiesta, el mundo y su porvenir, el de ambos, entonces, le tocó el halo divino de la verdad torera y dejo Vd. para siempre el escalafón para entrar en el corazón de todos los que miramos toros en una plaza.
Su carrera es de una verdad sin cuento. Conoce todas las verdades de la fiesta, la dureza, el triunfo, el fracaso, el dolor de las cornadas del toro, muchas este año, y de las otras cornadas más falsas y dolorosas, la enfermedad que se cebó, ni la herida abierta, ni el daño muscular o tendinoso, lo peor: el desánimo, los dolores de muelas en el alma, la amargura y la nostalgia de lo que nunca se tuvo. Salió del pozo, nos volvió a emocionar, epató con la designación del maestro Paula como su hombre en los despachos, otro torero sin sitio en el escalafón pero imprescindible en el alma del aficionado, calmó ánimos cuando volvió a volver de la mano de Sánchez Benito. Un hombre discreto, se le pueden achacar al ganadero sustituciones inoportunas, dineros y sitios, matices en la gestión, siempre difícil, de su carrera, pero, fuera de rumores, ha sabido estar en su sitio y no dar la nota. Hablando de discreción, asombrosas las declaraciones de la empresa de Sevilla, que tan bien sabe medir sus silencios en otros aspectos, y ahora no puede reprimirse y cuenta que vd anduvo mendigando su apoderamiento el pasado invierno.
Y ahora decide que sea Curro Vázquez quien le mire las cosas. En tiempos torero de gusto, un hombre serio del toro y una persona de una calidad moral y humana superlativas y con una experiencia solitaria y única como apoderado de su pariente Cayetano Rivera Ordóñez. Quizá busca en ese hombre bueno la tranquilidad que su espíritu creador necesita y de la que tan pocas veces ha disfrutado a lo largo de su vida. Hasta aquí todo fetén, si, pero nadie puede olvidar que la carrera de Cayetano es una de las más cómodas, superficiales y mediáticas, en el peor sentido de la palabra, del toreo de los últimos cuarenta años, dilapidando unas condiciones excepcionales y una llegada a los tendidos de las más llamativas que nunca he percibido en una plaza. No es modelo la de Cayetano de carrera comprometida con la grandeza y la verdad del toro. Su guerra es con la tele y sus derechos de imagen. No nos parece mal, pero, quizá, antes debería haber descerrajado alguna puerta grande de las de tronío de la piel de toro.
Cambiando de tercio, sería de mansos mirar para otro lado y olvidar que usted se las tuvo tiesas, con vetos nunca confirmados (ni desmentidos), con la familia Rivera Ordóñez, incluido apoderado, cuando declaró lo que pensaba, y pensabamos muchos, sobre la concesión de la envenenada medalla al mayor de los nietos de Ordónez y que hace apenas un mes ha vuelto a presentar batalla en esa “guerra” metiéndose en el charco de la negativa a guardar el minuto de silencio que pretendía conmemorar la tragedia de Paquirri, padre del otro pupilo, a día de hoy, de don Manuel Vázquez.
Si nos atenemos a la historia, el linarense estuvo apoderado por el Pipo, experto publicista, creador de estrategias de enfrentamiento y un mago de la tauromaquia fuera de las plazas. Alguien podría caer en la tentación de suponer que tras el telón de todos estos dimes y diretes no hay más que una extremadamente planificada y torticera campaña publicitaria que podría culminar la próxima temporada con la presencia de los dos poderdantes de Curro Vázquez en la feria de San Miguel en “La Primera Corrida Extraordinaria del Minuto de Silencio”, con tele, por supuesto
Se me vienen a la mente más de una docena nombres de gentes del toro que cumplen con el perfil de Curro Vázquez y que no hubieran levantado las suspicacias que levanta Manuel Antonio Vázquez Ruano.
Ser figurón del toreo, y usted lo es, tiene servidumbres, ser torero de época, y usted lo puede ser, requiere compromiso. La fiesta anda falta de gestos como aquel de la puerta de los miedos en la Maestranza, como su imagen rota en el estribo de Las Ventas tras cuajar al Cuvillo , como las ocho verónicas al Victorino o las chicuelinas al paso de Las Ventas y la fiesta está ahíta de extemporalidades, mediáticos, exclusivas, minutos de clamor y apoderamientos con reminiscencias extrañas. No es de recibo que cada decisión de un matador de toros de su magnitud deba pagar el fielato de los programas del hígado.
Es vd un síntoma, no es el mal de la fiesta, Dios nos libre de pensar nada parecido, pero este último doble salto mortal suyo nos ha cantado muchos de los problemas de la tauromaquia de los albores del siglo XXI, la falta de compromiso de las figuras, la búsqueda de la comodidad en lugar de la grandeza, la posibilidad de hacerse de oro sin pagar el tributo a la responsabilidad, la fuerza desmesurada de los medios de comunicación no taurinos en el cache de los matadores.,,
Sin duda es posible que me este equivocando. Vd no sólo tiene la moneda, tiene el tesoro de la verdad torera y puede hacer que me meta este articulito en el zurrón de las vergüenzas, sólo tendría que verlo anunciado cuatro tardes en Sevilla, dos en San Isidro y disfrutar de un eterno lance de seda con temple de acero de su capote¡No sabe Vd cuanto me alegraría!
3 comentarios:
Me considero Morantista amigo Javier y en muchas de las cosas escritas estoy totlmente de acuerdo con usted,lo que no puedo dejar de dar vueltas a la cabeza es...como despues de tirarse los trastos a la cabeza y ponerse vestidos de limpio ahora todo es AMOR y COMPAÑA.Creo que ese apoderamiento no es el más indicado para el maestro,las cosas que se hacen a la ligera no suelen salir bien.Enfin!!
Un saludo a todos EL ESTOQUE (Hispanidad Radio)todos los lunes de 19h a 20h EL ESTOQUE
Que buen vasallo si tuviera buen señor, al final el mejor apoderado de Morante quedará para la historia que fue Paula, Viva Jérez
Morante no se merece que lo pongas en duda. Su trayectoria le avala. No sólo es un torero que ho rehuye la pelea sino que la necesita. Su carrera está llena de gestos, pero también de gestas. De hecho, es en Madrid y Sevilla donde más se crece. La decisión de Curro será acertada o no, sólo el tiempo lo dirá, pero no te quepa duda que su planteamiento de 2010 será estar en las grandes plazas. Este no se esconde.
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