AMBROSIO MARTIN REY DE PICAS

AMBROSIO MARTIN
EL REY DE PICAS
EL HOMBRE QUE NUNCA SE QUITO EL CASTOREÑO
Hay nombres que son un mito. Si detrás de ese nombre no hay un hombre que sustente al egregio, el mito no tiene cuatro pases. No es el caso, el Ambrosio que nos recibe en su hogar de Aznalcollar es un caballero de sencillez mayestática y majestuosidad natural, que no sólo soporta el mito sino que en su sencillez lo acrecienta y lo adorna de virtudes de auténtico demiurgo: reciedumbre, sinceridad, sabiduría, modestia, orgullo, fidelidad... que hicieron exclamar, saltando de su asiento a un recio castellano de Aranda “ Coño, Ambrosio, montado en el caballo pareces El Rey de España”En esto de los toros como en toda disciplina, hay unos pocos a los que se identifica sólo con su nombre de pila y suele ser síntoma de personalidad y de categoría profesional. Este es el caso que nos ocupa, se habla de Ambrosio y cualquiera sabe que nos referimos al mejor picador de los últimos cuarenta años. Comenzó por donde hay que empezar, en el campo y de vaquero, con su padre en la ganadería de Don Clemente Tassara donde nació en el año 38 y donde con apenas 8 años recuerda haber tentado, montado en la perilla de la montura de Cuatrogordas, famoso picador de la posguerra, en presencia de Conchita Cintrón, Manolete y Carlos Arruza. Afirma que en al campo es donde se conoce el toro y sus terrenos y se empieza a amar al animal y a la fiesta.Cuenta que su padre llevó a pie y por la cañada real el ganado con que debutó El Litri en Manzanilla en el año 47, de ahí el inicio de su profunda vinculación con la dinastía onubense que nunca se perdió hasta el año 95 que en su despedida en Zaragoza y cuando "Miguelito" le brindo el último Jandilla que picó, se dio" tal lote de llorar que se me quitaron las ganas de volver, para no tener que irme otra vez"El arte de picar
¿No ha vuelto a picar, ni siquiera una utrera en el campo? Nunca por que me conozco y tengo tanta afición que a poco que le pueda a un novillo era capaz de reaparecer, colgué el castoreño y hasta el palo de correr la garrocha. ¿ Era sólo una forma de ganarse la vida? No, era una religión, yo vivía para el toro, yo el día que había estado mal no cenaba, me amorraba en el coche y estaba deseando que saliese el primero de la tarde siguiente para compensarme. Picar es uno de los lances más lúcidos de la lidia, la suerte más bonita del toreo, cuando se hace bien, el toro se deja en suerte para que venga al frente del caballo, a la espaldilla, el picador se agarra y domina al caballo y al toro a la vez. Me molesta que en las corridas televisadas el comentarista y el profesional que lo acompaña no enseñen la verdad de esto, no hagan hincapié en la suerte de varas, en lo importante que es hacerla bien, en la repercusión que tiene para el comportamiento del toro en el resto de suertes.
Ni me gustan, que me perdone al que le de, los aspavientos de los matadores cuando se esta picando el toro, es una forma de taparse el matador, a mi siempre me han respetado, me han dado mi sitio, una vez intentaba uno corregirme y El Litri le dijo "déjalo, ese sabe lo que tiene que hacer", está grabado en una cinta de Peñalosa que anda por ahí.
Después de El Litri fue con Pepe Luís Vargas, Manili, con El Cordobés, el viejo puntualiza, me tocó picar al toro que mato al espontáneo de Albacete "un mal trago, echó al Cordobés de esto"El hombre que nunca se quito el castoreño.
En su casa se apiñan los trofeos, Madrid Sevilla, Aranda, Calatayud,Zaragoza…, y sin embargo presume que jamás se despojo del castoreño para saludar después de una de los infinitos puyazos excelentes con que pródigo su carrera, "me parecía una falta de respeto al matador, que es la figura, quien se va a poner delante con el trapito y una espada para matarlo, el picador tiene que estar pendiente en el capote, ver por donde se rebosa el toro, ahormar la embestida, pararlo, avivarlo domeñarlo pero siempre buscando que el matador lo vea, y facilitar la lidia y el lucimiento; en Colombinas, donde toreaba como si estuviéramos en casa, una tarde, sería el 92 o el 93, me bajo del caballo un toro de Manolo González por levantarle el palo, en el patio de cuadrillas mis compañeros me querían matar pero el matador corto dos orejas, si yo no levanto el palo otro gallo hubiera cantado. Las dos orejas de Litri fueron mi triunfo”.
Hay que darle la importancia que tiene el tercio de varas, no solo es el baremo de la bravura, también nos muestra el temple del toro, si humilla, si es bronco., lo que te haga en el caballo te lo va a hacer en la muleta. Es una maravilla ver picar un toro bien, hay que enseñar al aficionado que se pica con la mano izquierda y con el pie izquierdo. Picar con el caballo español o un poquito cruzado, no el percherón, no darle nunca la espalda al toro, el caballo que ande "palante y patras", la compenetración con el resto de la cuadrilla, entenderte con el compañero con una mirada….
La dinastía LitriCon Miguel, el niño, la relación fue especial, desde el primer día me llamo el padre y me dijo que estaba más tranquilo si yo iba con él, y hasta que me baje del caballo lo hice, pero respete a mi matador que entonces era Pepe Luís Vargas. Estando con Vargas me llama Marca para que fuera con Ojeda el año de las ochenta corridas, le dije que estaba comprometido, "aquel año solo toreamos tres tardes con Vargas pero la palabra de un hombre vale algo, ¿o no?”, inquiere desafiante.
"Con Miki toree mis primeras novilladas, como debuté con el padre cuando ya era figura nunca había picado los novillos en la plaza. Me llevaba a América todos los años. me daba mi sitio, me respetaba y yo lo respetaba, aunque le aconsejaba desde el respeto. Ahora es otra cosa, no hay más que besos, todos se besan, los matadores, los banderilleros, los picadores. Yo no he entrado en la habitación del matador en la vida y al único picador que he besado ha sido a mi hijo" Su hijo también es picador y paso un momento difícil el año pasado cuando sufrió un infarto del que se recupera en la actualidad.
Experiencias vividas anécdotas nítidas como si fueran ayer, noches en el cochecuadrilla, un viejo 1500, "después de torear en Gijón, subiendo el Puerto de Pajares, una neblina espesa que no te dejaba verte las manos, Luís González a una lado y yo al otro delante del 1500 que conducía Matías, por que había que llegar al Puerto y el matador con la mano lesionada y le dijimos Maestro, que no va a poder matar con la mano en esas condiciones" y el Litri: "En el Puerto toreo con Benítez y ahí voy y mato aunque sea con la izquierda" y con la izquierda mató en tarde de triunfo.
"Me costó retirarme, el matador no se lo esperaba, me fui en el momento que más claro lo veía, cinco minutos antes que empezara la cuesta abajo, se colocó mi hijo en la cuadrilla", otra vez la fidelidad de esta dinastía, la emoción en su ojos vivarachos y agudos.
Didáctica la charla con este hombre que sirve de enlace entre Manolete y José Tomas, enemigo del "indulto por el indulto, sin haber medido las bravura en el caballo, a algún ganadero le va a doler la cabeza, cuando pasen dos generaciones cantará la gallina de la bravura"
Admiración por los Litri, por su casta, por su categoría, por su no dejarse ganar la batalla, "los dos igual, como compañeros los números uno, todo el escalafón los quería y los respetaba, pero, amigo, en la plaza salían los dos a pegar bocaos".
Fidelidad, admiración, cariño y ganas de cumplir el último sueño de este caballero andante y de su amigo Litri que es perderse en la marisma montados a caballo y recordando aquel marrajo que tuvo que picar en la puerta de chiqueros de la monumental, y el resto de millones de historias que son mucho más que recuerdos, son la historia viva del toreo,