lunes, 7 de abril de 2008

Fernando Cuadri, la sinceridad de un ganadero de bien.

-----------------Preocupación. El ganadero Fernando Cuadri junto a su esposa.

Fernando Cuadri. Después del fiasco de Sevilla.
“No hay excusas, fuimos con los seis toros que nos gustaban y aquello no sirvió”
Dicen que el éxito es hijo de mil padres y el fracaso es huérfano. En este caso no se cumple la máxima, Fernando Cuadri da la cara después del fracaso de la corrida de Sevilla. Algo tendrá que ver la tranquilidad de conciencia que otorga el trabajo bien hecho. El trabajo que para ser ganadero de prestigio hay que realizarlo en tres etapas cronológicas que hay cuidar con mimo, la primera elegir o mantener un encaste, cuidando su tesoro genético más aún cuando es único como nuestro protagonista, saber sus condiciones, tapar sus problemas y estimular sus virtudes. El segundo estadío es realizar una concienzuda labor de selección, la tienta, que marca lo que se va lidiar el próximo lustro. A un año vista al ganadero le queda un argumento, rematar las corridas, darle el trapío necesario para la plaza y la corrida de que se trata.
Nos consta que en la casa ganadera de Cuadri no se han reparado en medios para conseguir que estos tres principios rayen a gran altura, de ahí su prestigio y privilegiada posición en el corazón de los aficionados y en las libretas de las empresas de las mejores plazas. Hay una cuarta circunstancia, intangible, ingobernable, el cuarto poder sin duda, al que algunos llaman suerte, otros califican de falta de entendimiento, otros ocultan tras la peregrina justificación de que, por exigencias de empresa o matadores, no es la corrida que querían llevar a esa plaza…., excusas todas donde se podría amparar sin duda un ganadero de menos entereza moral que el que tratamos después del festejo del pasado lunes en la Maestranza.
Fernando ¿Qué paso el lunes en Sevilla?
Que salió una corrida que no sirvió, no dijo nada, no pasó nada en la plaza, la terna de actuantes y sus cuadrillas hicieron lo correcto, pero el ganado no dio ninguna posibilidad. Mandamos la corrida que quisimos, cosa que no siempre se puede decir, seis toros a nuestro gusto, en tipo de la casa, con cuajo, de tres sementales distintos y sin embargo no sirvió.
Nosotros no dependemos del torero sino del público y no podemos fallar.
Que medidas te planteas
Matadero, ver reatas, analizar vacas y hacer una limpia, cortar por lo sano sin contemplaciones
¿Es la primera vez que se da esta situación?
Llevamos sesenta años como ganaderos, sabemos que esto es cíclico, las ganaderías tienen momentos, tenemos la cuestión de la consaguinidad en nuestro encaste que no podemos refrescar por que no hay donde, nuestra camada además es relativamente corta. Podemos echar la culpa a causas externas que está claro que influyen, los corrales, la suerte o mil cosas pero como ganaderos de toros bravos no podemos quedarnos con los brazos cruzados y ver que pasa, hay que actuar. Nuestro padre ya lo hizo mandando al matadero una parte de la ganadería tras un petardo en Madrid. Cualquier acción en la ganadería tarda mucho en dar resultados por eso hay que actuar rápido, sin prisas pero sin pausas, cuando se ve el problema hay que atajarlo. Hay que retomar la ilusión, no nos podemos permitir el lujo de quedar KO.

¿Casta, fuerza, mansedumbre cual fue el principal defecto?
Fuerza no porque no se emplearon y no se cayeron. Casta la tenían en el primer tercio y luego se venían abajo. Sobrados de kilos no iban aunque dieron en torno a 600 en la báscula, alguno incluso iba vareado por la caja de nuestro encaste. Fueron al caballo sin mucho afán pero fueron y se dejaron. Quizá les falto fondo y un poco de todo lo demás. Pararse de la manera que lo hizo el encierro es condición por eso nos preocupa.
Y ahora Madrid con la mosca detrás de la oreja, imagino.
Son las mismas vacas, los mismos sementales, la misma sangre el mismo cuido…, luego… no sabemos. El año pasado los toros de Sevilla salieron tardos y probones sin embargo los de Madrid no, aunque pecaron de otros defectos, pero si es cierto vamos con las orejitas de punta y un tábano detrás de cada oreja.
Sencillo, directo sin ambages, entrañable, te da ánimos él, que debía ser el doliente, en fin: categoría. Este es el ganadero en los momentos difíciles. Ya dijimos que los toreros podían haber hecho algo más, ya comentamos la lidia …, el ganadero es más duro consigo mismo, será por eso que es la referencia del campo bravo español.

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