jueves, 27 de agosto de 2015

Agridulce Bilbao, Juli muestra la cumbre de su tauromaquia. La fiesta se nos muere

Bilbao. Tres cuartos que nos duelen en la aste nagusia con este cartel Toros de Garcigrande y Domingo Hernández  Muy bueno el quinto.
Enrique Ponce, oreja y ovación 
El Juli, oreja y oreja con petición y bronca al desgraciadamente conocido Matias dos vueltas al ruedo
Miguel Ángel Perera, ovación y ovación

Crónica apasionada: Juli llena nuestra crónica de hoy, ¡Que tio más grande! Torerazo de poder y de fuerza mental ante un toro que fue a más como el libro de tauromaquia perfecta que escribió Juli. Cumbre con la capa a pies juntos. Pisando luego desde os inicios inciertos del buen toro el sitio de torear, con la mano baja, el trazo largo y el sabor de lo sublime en varios lances de verdad absoluta. La tela siempre en los belfos. El final con los pies asentados, la cintura juncal, las manos prestidigitadoras, el toreo en la improvisación perfectamente orquestada, los seises, los ochos y el diez con el toro hipnotizado y el público enloquecido es de lo más emotivo que hemos visto en una plaza de toros El estoconazo trasero supongo será la causa de negar lo que pidieron diez mil personas a emociones desatadas en voces duras del norte del norte

Antes Ponce dejo dicho que es torero de Bilbao en una faena al abreplaza de enjundia y estética ponciana. Oreja de ley y el cariño eterno de una público cuyos hijos no irán a los toros

Antes y después Perera estuvo bien, en su clásica apuesta por la verdad, exigió mucho a toros cogidos con alfileres y falló a espadas algún trofeo


PD decadente 
Llegábamos a Bilbao después de una década sin venir a Vistalegre. ¡Que pena de plaza!,¡Que pena del toro de Bilbao! ¡Que asco del pobre Matias, sólo es un presidente torpe! Nunca me han gustado ni los jueces estrella, ni los toreros estrella, ni los presidentes estrella Los tendidos no se llenaron, en la calle el ambiente taurino se reduce a dos hoteles que todos ustedes conocen. El señor que me echa gasolina y me presta internet no sabe quien es Perera. La alegría de haber visto la faena cumbre de la tauromaquia juliana se contradice con la desazón de una fiesta muerta, sin vida, lejos de una ciudad que fue taurina y cosmopolita, sin sitio yo en una ciudad que me hizo enamorarme de ella y del torero según Bilbao el siglo pasado. Agur Bilbao, adios


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Haciendo hilo

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