A la del 5 de enero llamarla suelen Noche de la Ilusión. Depende cómo y desde dónde se mire. Si se mira desde la boca de un burladero de la afición a los toros, para Noches de la Ilusión, la de los chavales que debutan estos jueves de julio en la plaza de Sevilla, en las llamadas "novilladas de promoción" que patrocina la propiedad del coso, la Real Maestranza de Caballería. Patrocinio con tal respeto a estos becerristas que en la solemne entrega anual de los premios taurinos y universitarios, junto a los grandes triunfadores de la Feria están con todos los honores los primeros clasificados de esta especie de liguilla de ascenso a la gloria taurina que son las nocturnas de julio. Allí recibe un vestido de torear el mejor clasificado, un capote de paseo el segundo y otro de brega el tercero. Con el doble honor que sea el propio Rey, como le ocurrió a los triunfadores de las nocturnas del año pasado, el que le entregue estos premios algunas veces.
Triunfadores de estas noches en que Sevilla, con la calor, barrunta ya los abanicos y las batitas de cretona de la Novena de la Virgen. No hay que decir qué Virgen cuando es Sevilla y es verano. Estas noches de los jueves de la Fanta fresquita, de comer pipas y de llevar bocadillos, que son como un anticipo o una prolongación de la Velá de Santa Ana al otro lado del río. Son, como digo, las noches de la ilusión de los muchachos que quieren ser toreros. Muchas glorias del Toreo comenzaron así. Así, en una nocturna, con un vestido rosa y oro, alquilado, descubrió Sevilla una noche en plena guerra a un chaval rubio de San Bernardo que se llamaba Pepe Luis y al que andando el tiempo hasta le sobró el apellido de Vázquez para saber de quién estamos hablando. Piense un nombre grande del Toreo, y seguro que al comienzo de su carrera hay una nocturna en Sevilla. Hasta para esto es especial Curro Romero. Al contrario que Pepe Luis, Curro no debutó en una nocturna. Su ilusión fue como en una copla: "En una tarde de mayo..."
A mí, como El Piyayo, me merecen un respeto imponente estos ilusionados chavales de las nocturnas. Llegarán o no llegarán. Tendrán suerte o no la tendrán. Pero ¿y la ilusión de debutar en Sevilla? ¿Quién se la quita? En los carteles de estos jueves nocturnos del Arenal, tras cada novillero sin caballos suele figurar la escuela taurina de la que proceden. Y ahí he encontrado quizá una clave de algo inusual en nuestro tiempo: ¿se han fijado que ninguno de estos chavales es un cani, sino todo lo contrario? No he visto muchachos más educados, más respetuosos con los mayores, más correctos, incluso mejor vestidos que los novilleros con o sin caballos que quieren ser toreros. Salía yo una tarde de comer con Curro Romero del restaurante de Manolo Vázquez en la calle Baltasar Gracián, y se le acercó un chaval muy bien vestido, su chaqueta, su corbata, su pantalón con raya, y con tanta corrección como respeto le dijo:
-- Maestro, ¿me da usted su permiso para que mi novia me haga una foto con usted? Si a usted no le importa, se lo agradecería mucho...
Y se hizo la foto. Y sólo después, con la máxima de las humildades, le aclaró a Curro que era un novillero anunciado en Sevilla. Vivía sus vísperas de ilusión. Y confirmaba esta corrección y educación como a la antigua que tanto me sorprende de estos chavales que quieren ser toreros y que tratan con tanto respeto a sus mayores, que le hablan de usted a todo el mundo en esta España achabacanada y degradada que ya le tutea hasta al Rey. ¿Por qué los colegios, públicos o privados, no aprenden de las escuelas taurinas para enseñar buenas maneras, cortesía, respeto, educación? Si yo tuviera un hijo con afición y edad, lo mandaría a una escuela taurina.
--¿Para que fuera figura del toreo?
-- No, para que le enseñaran a hablar a la gente de usted y a tratar a todos con el respeto y la educación que se están perdiendo fuera del mundo del Toreo, y que en los colegios ya no enseñan. Porque allí no llaman "maestro" ni al profesor. Al que por supuesto le hablan de tú...http://www.antonioburgos.com/abc/2015/07/re071815.html
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