Todas las posturas, las buenas, las nobles, las vergonzantes y la heroicas, todas caben en el toro, como en la vida. Desde la de José García Carranza, Pepe " El Algabeño", partidario recíproco de Queipo de Llano y publicicista del general, hasta las corridas entre bombardeos en la plaza de Valencia con el puño el alto en la presidencia y los toros herrados con la hoz y el martillo, las muletas con el "Viva España" de los Bienvenida, la brigada de los toreros comandada por un Litri II de apellido Prados, los asesinados en las cunetas de ambos bandos fueron toreros, o ganaderos o banderilleros como los que duermen junto al cantor del toro y sus tragedias como Lorca
Todo eso es contado en "Garapullos por máuseres. Los toros en la guerra civil" que escribe el presidente del Club Cocherito de Bilbao Antonio Fernández Casado y que nos debería servir como vacuna para no mezclar los toros y las iideologías
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