Foto Rios Aplausos |
Lo recibió el onubense con muy buenos lances ante un novillo con 510 kilos, que acometió buen de inicio en su capote. Se expresó David de capa, y posteriormente cumplió en sus dos entradas. Brindó Miranda al público un animal que fue bien dosificado en varas y llegó con movilidad al último tercio. Siempre ayudó el novillero a tirar hacia adelante a su novillo, enseñándole el camino, y el de Los Maños respondió empujando. El de Huelva tiró de talante y actitud descarada ante el novillo desclasado. Cogió ambas manos con sentido, imprimiendo temple y gusto: un novillero de acusada personalidad y valor que planteó una faena muy cabal. El natural, siempre ofreciendo el engaño y adelantándolo y llevándolo muy atrás. Espadazo final, petición de oreja no atendida y vuelta al ruedo.
El quinto fue un novillo de confirmación mexicana: cara recogida, pitones pequeños y cuerpo de hombre. Deslucida fue la condición del lucero, sin aparente maldad pero siempre mirando y levantando la cara entre muletazo y muletazo, aunque obedeciendo al toque. Tu nobleza pero acusó su sosería. Fiel Mirada, pues anduvo en su forma de concebir la tauromaquia, muy quieto y con formas de mando, pero sin oponente digno delante. Pisó terrenos comprometidos, iniciando faena de forma vibrante a pies juntos en el tercio. Sacó su instinto andarín el de Los Maños, y se vino a menos. Destacó la actitud de David, en ningún momento contagiado de la sosería del animal. Silencio.
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