FERNANDO SANCHEZ TRAE AIRE FRESCO

Texto y fotos Córdoba Taurina

GANADERÍA: Erales de La Morantilla, bien presentados y de variado juego. Los mejores los lidiados en tercer, quinto y sexto lugar.

TOREROS: RAFAEL REYES (azul marino y oro). Silencio tras aviso y oreja. ANTONIO SUÁREZ (rosa y oro). Silencio y oreja. FERNANDO SÁNCHEZ (rosa y oro). Oreja y vuelta al ruedo tras ovación.

INCIDENCIAS: Plaza de Toros de Los Califas. Segundo festejo del abono de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Menos de un cuarto de entrada en tarde de temperatura agradable.

El toreo necesita de aire fresco. El que se respira tarde tras tarde está demasiado viciado. La presión fiscal sobre los festejos menores ha hecho que estos disminuyan. Por ello los que empiezan tienen muchas menos oportunidades, por lo que es muy difícil de baremar si el escalafón del mañana traerá ese nuevo aire que todos deseamos. Es por esto, cuando menos se espera, que salta la sorpresa. En la tarde de ayer se vislumbró sobre el albero califal algo distinto. Algo que hizo concebir esperanza de que esto no se acaba, que esto continúa y que, cuando un hombre sale a carta cabal haciendo el toreo, las ilusiones despiertan.

Esto fue lo que ocurrió con la actuación de Fernando Sánchez. Un chico desconocido, muy verde, con muy poco oficio, pero con una personalidad y unas ganas de ser torero impresionantes. Tuvo una prueba de fuego y la superó con creces. Su debut en público vestido de luces y con una novillada cuajada y seria; es más, apta para recibir algún puyazo por su volumen y cuajo, lo saldó de forma grácil y, lo que es más importante, haciendo concebir esperanzas entre muchos aficionados. El debutante no se amilanó en ninguno de sus dos oponentes. En ambos mostró sus credenciales. Una personalidad y un temple increíbles para alguien que comienza en esta difícil profesión. Con el percal anda muy verde. Apunta, como ya ha quedado dicho, algo propio, pero aún le queda mucho por aprender. Con la muleta fue donde mostró lo más importante de la tarde. Un toreo con gusto, ortodoxo, con quietud, con mando, con temple y, sobre todo, con mucha personalidad. Es obvio que tiene muchos defectos y carencias, pero toreando las corregirá con el tiempo. Lo que no aprenderá, porque eso no se aprende, es el concepto que tiene del toreo. Un concepto que trae, o al menos ayer se pudo apreciar, un aire fresco que Córdoba necesita.

Abría cartel Rafael Reyes, un torero que lleva unos años placeándose. Reyes está sobrado para el eral. Es necesario verlo cuanto antes con el utrero, pues corre el riesgo de que su capacidad aburra al espectador o, lo que es peor, que se aburra a sí mismo. Reyes debe de dar el paso cuanto antes mejor. Con el utrero lucirá su toreo mucho más. Mejor en su segundo, al que lanceó correctamente, para luego hacer una faena sobre ambas manos de menos a más que le permitió cortar un apéndice.

Completaba el cartel el venezolano Antonio Suárez. Un torero de buen corte pero que evidenció alguna que otra carencia técnica. Por ejemplo mandar poco las embestidas de sus novillos, lo que le hizo salir apurado en más de una ocasión. No obstante demostró querer hacer un toreo de raíz clásica y cortó otra oreja.