Diez ganando un paso.
Estadísticamente tengo cierta facilidad para que me toque el
tonto. En la cola del supermercado me
suele corresponder la cajera que se equivoca, si me para un guardia municipal,
es el jilipollas del cuerpo.
Si voy a los toros me suele caer un cretino al que a los dos
minutos me gustaría darle dos mamporros (mama, te he hecho caso y no he dicho
dos ostias que es lo que se merecía el anormal de hoy)
El espécimen de hoy era, plancheado, andaluz, pedagógico, enterao, con esposa y amigo paraito y con
risitas. “Hace cinco años que no vengo a los toros, a ver si esto ha cambiado y
los toreros se arriman” fue su presentación.
No había hecho más
que salir el primer toro cuando explica el prenda a sus allegados y resto de la grada “estos son
los toritos que mata este, sin fuerza, sin cuernos y sin presentación”. Me
aguante como un tío las ganas de volverme y darle dos mamporros.
Cuando el toro tira
el derrote seco, segunda serie con la muleta, después de mil tarascadas y
vencerse con el capote, después de que Juli se fuera inerte y regando con su
sangre el albero de los toreros machos, al subnormal se le ocurre decir “me
parece que se nos ha fastidiado la tarde”.
Sale el tercero jabonero sucio, “ensabanao” para mi tonto particular “ uy este
chiquillo que verde esta” lo diría por el traje porque la actitud de Nazaré fue
torera, templada y profesional. De mucho mérito con lo que había pasado en la
plaza, Luego la verdad es que no sabemos que paso para que cortase la faena a
los cinco minutos de comenzarla. Vería cosas que desde la grada no se percibieron.
Mi primo llevaba clavel ¿A que lo habían adivinado? Y el muy
tonto se fue a por el gintonic en el cuarto toro. Se perdió la faena de la
tarde de un torero que quiere serlo a un toro bravo. Se sentó echando pestes
del personal de plaza que no le dejo pasar con las copas. Les dejo que se lo
digan ustedes, venga todo juntos, “I- DIO-TA”
“Pero ahora viene lo bueno, Manzanares es el torero que me pone”, le dice a su santa
(la susodicha lo tenía ganado, el titulo de santidad, digo). Pues Manzanares
torero bien, imagino que se reconcilió consigo mismo y con Sevilla, pero perdió
una segunda oreja de otro magnífico toro de Victoriano, no se acopló con la
mano de torear.
Este sale a hombros por la “Puerta de Los Príncipes
” dice por Nazare el interfecto, “esto no es Madrid, donde hacen falta tres
orejas para salir a hombros” Entonces le saltó el niño “Aquí hacen falta tres
orejas, para salir a hombros. Y que usted sepa, que no ni tiene ni idea” La
grada aplaudió, además el niño mascullo para si mismo “y además está usted jibiao”.
¿Por qué los niños y los borrachos siempre son los más valientes?
Y, por Dios, la Puerta de los
Príncipes, duele al a oído señor mío, como duele al alma que Nazaré no abriese
la puerta que permanece cerrada desde que Juli la abriese el Domingo de Resurrección.
La rozó con la punta de su muleta
distinta.
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