José Luis García Palacios opina sobre la fiesta brava

El propietario de Conchaysierra y Albarreal cuenta de toros en  La Razón.

García Palacios bajo las andas de la Virgen del Rocío
en el monumento del Punto

. «Mi familia tuvo una ganadería hace muchos años, cuando yo era pequeño, aunque con el tiempo he recuperado mi afición con estas dos», comenta García-Palacios. Pasión por el campo y el toro bravo que le sirvieron para retomar el laborioso arte de crear el encaste propio de «Albarreal».  «que venían muy fuertes y ni humillaban» al cabo de los años «tuvieran nobleza, algo que le hemos aportado nosotros. Por eso, a las figuras les gusta tanto torearlas». 


 «Es muy difícil la selección taurina y hay a veces ganaderías que estaban arriba y luego bajan. Es el caso de la propia ‘Concha y Sierra’, que ha sido una de las más importantes del panorama taurino a lo largo del siglo XX», 




«Los aficionados quieren el toreo de hoy con toros de ayer, algo que no es tan fácil». 


«Pepe Luis Vázquez, Manolete, a quien prácticamente no vi, Antonio Ordóñez o Paco Camino. Ahora hay una pléyade muy importante de toreros fanásticos como son ‘El Juli’ o Manzanares, que puede llegar más lejos que su padre». Estamos en Sevilla y hay un nombre que no puede faltar: Curro Romero. «Me encantaba cómo toreaba Curro. Aquello era otra cosa, diferente a todo. Le sucede algo similar a Morante de la Puebla, que cuando tiene una buena faena hace olvidar la de otros grandes toreros».


«Los toros han tenido siempre un mayor compromiso con Hacienda que el mundo del fútbol, por ejemplo. A los grandes estadios se va cada quince días y no todo el año. Pese a ello, de los ocho mil pueblos que hay en España, al menos 3.000 celebran festejos taurinos. Eso da una idea de la afición que hay en este país»


«No se están fomentando las nuevas levas de aficionados. No es fácil para los jóvenes debido a los elevados precios de las entradas», asevera, mientras señala que por contra, esta enorme afición que hay en la actualidad se demuestra en el éxito de los tentaderos, donde llegan aficionados incluso de Francia.