Difícilmente Enrique Ponce podría haberse enfrentado a un toro con una cornamenta de dos metros y casi 1.000 kilos de peso, pero el torero, sin saberlo, está detrás del hallazgo del antepasado de los miura con los que se pelea en el coso. Y es que fue viendo una corrida del matador cuando el paleontólogo Bienvenido Martínez-Navarro, uno de los mayores expertos de fauna primitiva en este país, se percató de las similitudes morfológicas entre el astado que se debatía con el capote y el cráneo de un búfalo de hace un millón de años que había encontrado en Eritrea.
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