La verdad de las mentiras

Es sabido casi todos los ganaderos de bravo afeitan sus toros, Los motivos son muchos y las excusas aún más. Se suele decir como frase llave por parte del último responsable, ni mucho menos el único,  que "nadie quiere tragedia" y la pseudocaridad viene refrendada por que afirman los criadores que si no arreglan los pitones no se los torean las figuras.
Todos pensábamos que Miura, Cuadri, Palha, Prieto de la Cal, Victorino y unos pocos más no necesitaban afeitar, por que tenían un concepto algo romántico y puro de la ganadería y aún mandaban en sus casas, además sus toros no los mataban las figuras con mando en plaza si no era en gestos y gestas de diverso calado y para eso las puntas eran, debían ser, entre otras cosas, la diferencia. Sobre las puntas de los pitones hay leyendas, historias, historietas, mentiras, fundas y miedo a la verdad. Es evidente que un animal de cuatro años que vive en libertad, pelea, come y se encela puede sufrir merma en sus defensas antes de llegar a una plaza de toros.
Este año un presidente de Sevilla, visitador de dehesas, anunciaba que Victorino mandaba un "corridón de toros astifino" para el mano a mano de la feria. O el presidente y yo tenemos distintos conceptos o se la metieron doblada o esto no es serio, o todo,  a la vez (tenemos distintos conceptos, se la metieron doblada y esto no es serio, pongan ustedes el orden).
Lo de Huelva es de juzgado de guardia, el ganado es chico y tuneado. El son es el mismo en Jerez, Badajoz, el Puerto, Burgos, Málaga incluso Córdoba. Logroño presumía de seriedad y todos los años hay movida, lo de Joselito se afeitó hace tres años, vuelve este año y vuelve a dar positivo. Francia era el paraiso de la pureza y Miura su profeta, ya ven como anda la fe tras el positivo de los de Zahariche en Arles. A día de hoy debían estar en los juzgados o Miura o los veterinarios, o los medios, o todos.
Afeitar es de anormales, los toros siguen matando, se les resta fuerzas y acometividad durante la pelea en el cepo, es además un chantaje emocional para el torero y una estafa para el espectador.
No es este el único ni el principal problema de la fiesta brava, pero es la parte visible de un iceberg compuesto por, miedo, degeneración, engaños, desequilibrio, falso concepto del mando y corrupción que está carcomiendo los cimientos de la más pura de nuestras tradiciones.
¿Porqué todos seguimos callando y aceptamos lo que no es más que una práctica ilegal, inficaz, una estafa y una vergüenza para la fiesta brava?