martes, 29 de enero de 2008

empresarios del Siglo XXI José Cutiño. Maximino Perez y José Carlos Escribano

Pepe Ccutiño, José Carlos Escribano y Maximino Pérez
Los empresarios taurinos del siglo XXI debatieron en Cajasol
Cutiño, Escribano y Maximino Pérez rompen con la figura tradicional del empresario taurino
.
Interesante tarde de toros, de conversación de toros de datos de entresijos de conversaciones entre bambalinas. Otros protagonistas de la fiesta, los artífices de esta locura, tres hombres de amena conversación y conocimientos de primera mano del mundo del toro del siglo XXI.
Ya saben aquello de los JASP. Jóvenes pero suficientemente preparados. Me dirán que la juventud es un concepto relativo pero no me nieguen que los tres empresarios invitados por Cajasol no dan el perfil que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de empresario taurino, y a cualquier aficionado se nos aparecen los míticos Balañá, Diodoro Canorea o Livinio Stuick.


Los empresarios que ayer nos deleitaron en la segunda jornada de la Fundación Cajasol han pasado por las aulas universitarias, saben deletrear marketing, o cash flow sin pestañear, utilizan Internet, cumplimentan pliegos de condiciones en tiempo record, manejan con soltura la Blackberry y no llevan fajos de billetes en la faltriquera pero…pero a semejanza de los antiguos empresarios aman el toro, discuten en duros, sufren por una tarde de lluvia y gozan cuando todo acaba y salen los toros muertos, los toreros vivos, la gente contenta y la cuenta corriente alegre.Semanejan con publicidad, tienen en su plantillas economistas, pides unión del sector y acaban diciendo que es una empresa como cualquier otra… pero distinta, los distingue la afición, la preocupación por una cultura y una forma de entender la vida que pretenden perpetuar adaptándose a los nuevos aires, la importancia de llevar los niños ala cultura del toro, la televisión , sobre todo la pública, que reniega de algo que le permite saneados ingresos y shares importantes. Una empresa como las otras pero…con afición

Cutiño cuenta experiencias de la plaza de Olivenza, metáfora del torero moderno y buque insignia de su proyecto que le ha hecho el mandón de Extremadura. Escribano sabe de Burgos, de Málaga en plena cuesta abajo hasta que la cogió la empresa que gerencia, con Martín Lorca como cabeza visible, y hoy es una plaza de primera consolidada y apetitosa para cualquiera. Maximino habla de las plazas del “otro” Madrid, de corridas duras, aficionados de Madrid, toreros machos y dineros cortos.

Al fin que todo cambia para que nada de los sustancial se transforme, porque al fin es el toro con su verdad, el torero con su arte y su valor y el público que acude a lo que le interesa las piezas maestras de esta fiesta donde las empresas sólo hacen lo que dice las teorías económicas, poner los medios, el capital y el factor humano para producir en este caso, ese instante de gloria que es un muletazo a un toro con los belfos por el albero.

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Haciendo hilo

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