El catedrático Juan Carlos Illera defiende en Cajasol que el toro no siente dolor durante la lidia
Juan Carlos Illera Veterinario y catedrático de fisiología animal ha sido el último ponente de este ciclo que tradicionalmente Cajasol dedica a los toros, primero como Caja Huelva, luego el Monte y este año de estreno con la nueva denominación e imagen de marca pero el mismo afán de hablar de toros con los aficionados de Huelva.
El catedrático Illera afirma que durante la lidia el toro, ante el dolor, libera unas hormonas, las betaendorfinas, que contrarrestan la sensación de dolor, que de esta forma llega a ser casi nulo. Los estudios se realizan midiendo el nivel de estas hormonas en periodos de reposo y durante los momentos de máxima tensión, el transporte, la salida a la plaza la lucha en el caballo, el momento en que se le clavan los arpones de las banderillas y la faena de muleta para finalizar con el momento de la estocada.
El sorprendente resultado de este estudio da datos de carácter científico y objetivo que corroboran que el animal sufre menos estrés y dolor en una tradicional corrida de toros que en una de rejones, y en ambas modalidades menos incluso que en un espectáculo de recortes, siendo objetivable que el mayor dolor lo padece el toro lidiado a la portuguesa, sin muerte en la plaza, en estos festejos el sacrificio del animal se produce hasta 72 horas después añadiendo el estrés producido por más de diez horas de transporte. Este efecto se produce por la especial idiosincrasia de esta raza especial única que es el toro de lidia y la liberación de las betaendrofinas.
A esta hormona, llamada de la felicidad, se debe que el umbral del dolor del toro, explicaba Illera, sea tan elevado pues el toro de lidias llega a segregar diez veces más endorfinas que un ser humano en máxima tensión, produciéndose una total ausencia de dolor en la zona afectada que el profesor llega a comparar con el placer citando a Niestche.
Posiblemente el estrés y dolor que sufra cualquier animal en el transporte sea mayor que el del toro bravo durante todo el proceso debido a esta diferencia hormonal que hace aún más diferente y mágica esta raza nacida en la península y que ha sufrido a través de los siglos uno de los procesos de selección artificial mayores que se conocen en el campo de la genética. El toro de lidia llega a desarrollar en un 20% por ciento el tálamo que cualquier otra raza de bovinos.
Interesante el estudio. Comentaba el director de la Fundación en Huelva, Domingo Prieto, que un aficionado debe ir a estos coloquios y jornadas con el espíritu abierto para documentarse y tomar argumentos cualificados de personas que con su estudio y formación tienen la capacidad de replicar a aquellos pseudointelectuales que denigran la fiesta sin apenas conocerla; pues misión cumplida amigo Domingo, hoy los aficionados nos hemos podido llevar un esportón de argumentos para casa que podremos esgrimir ante la próxima discusión, seguro que más pronto que tarde, sobre el tan manido tema de la crueldad en los toros.
Con esta ponencia se da por finalizado un brillante ciclo que ha adolecido de presencia de aficionados que el nivel de los invitados por la fundación exijía.
Juan Carlos Illera Veterinario y catedrático de fisiología animal ha sido el último ponente de este ciclo que tradicionalmente Cajasol dedica a los toros, primero como Caja Huelva, luego el Monte y este año de estreno con la nueva denominación e imagen de marca pero el mismo afán de hablar de toros con los aficionados de Huelva.
El catedrático Illera afirma que durante la lidia el toro, ante el dolor, libera unas hormonas, las betaendorfinas, que contrarrestan la sensación de dolor, que de esta forma llega a ser casi nulo. Los estudios se realizan midiendo el nivel de estas hormonas en periodos de reposo y durante los momentos de máxima tensión, el transporte, la salida a la plaza la lucha en el caballo, el momento en que se le clavan los arpones de las banderillas y la faena de muleta para finalizar con el momento de la estocada.
El sorprendente resultado de este estudio da datos de carácter científico y objetivo que corroboran que el animal sufre menos estrés y dolor en una tradicional corrida de toros que en una de rejones, y en ambas modalidades menos incluso que en un espectáculo de recortes, siendo objetivable que el mayor dolor lo padece el toro lidiado a la portuguesa, sin muerte en la plaza, en estos festejos el sacrificio del animal se produce hasta 72 horas después añadiendo el estrés producido por más de diez horas de transporte. Este efecto se produce por la especial idiosincrasia de esta raza especial única que es el toro de lidia y la liberación de las betaendrofinas.
A esta hormona, llamada de la felicidad, se debe que el umbral del dolor del toro, explicaba Illera, sea tan elevado pues el toro de lidias llega a segregar diez veces más endorfinas que un ser humano en máxima tensión, produciéndose una total ausencia de dolor en la zona afectada que el profesor llega a comparar con el placer citando a Niestche.
Posiblemente el estrés y dolor que sufra cualquier animal en el transporte sea mayor que el del toro bravo durante todo el proceso debido a esta diferencia hormonal que hace aún más diferente y mágica esta raza nacida en la península y que ha sufrido a través de los siglos uno de los procesos de selección artificial mayores que se conocen en el campo de la genética. El toro de lidia llega a desarrollar en un 20% por ciento el tálamo que cualquier otra raza de bovinos.
Interesante el estudio. Comentaba el director de la Fundación en Huelva, Domingo Prieto, que un aficionado debe ir a estos coloquios y jornadas con el espíritu abierto para documentarse y tomar argumentos cualificados de personas que con su estudio y formación tienen la capacidad de replicar a aquellos pseudointelectuales que denigran la fiesta sin apenas conocerla; pues misión cumplida amigo Domingo, hoy los aficionados nos hemos podido llevar un esportón de argumentos para casa que podremos esgrimir ante la próxima discusión, seguro que más pronto que tarde, sobre el tan manido tema de la crueldad en los toros.
Con esta ponencia se da por finalizado un brillante ciclo que ha adolecido de presencia de aficionados que el nivel de los invitados por la fundación exijía.
2 comentarios:
Hola Javier,
Perdona pero acabo de ver tu comentario en el post que dediqué a la tarde del Fino en Moguer. Creo que me lo dejaste hace un par de semanas. La verdad es que, al tratarse de un post antiguo, no había reparado en que pudiera tener comentarios y lo he visto por casualidad, de ahí mi tardanza en contestarte.
Si tienes fotos de aquella tarde, por supuesto que me gustaría contar con alguna...
El mail es elfinocalifa@hotmail.com.
Te agradeceré mucho que me mandes alguna... y de paso establecemos contacto.
Un saludo y muchas gracias.
Señores: seamos serios. El profesor Illera no ha parado la corrida para hacer esas determinaciones, sino que la mayoría de ellas han sido realizadas en cadáveres, por lo que el estudio carece de veracidad científica. La explicación a este absurdo estudio, la pueden encontrar en las respuestas que ha dado otro veterinario: José Enrique Zaldívar.
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