El Periódico de Huelva
Importante la impresión que el onubense Emilio Silvera ha causado en la novillada que este sábado se celebró en la localidad sevillana de Almadén de la Plata y que ha puesto brillante cierre a un fin de semana que ha confirmado la progresión del joven novillero y sus magníficas cualidades. Silvera, que el día anterior había dado un aldabonazo en Valverde del Camino merced a una actuación maciza ante un serio oponente, parece adquirir los conocimientos y el oficio con facilidad y celeridad y en la tarde de ayer subió un nuevo peldaño en esta etapa de aprendizaje como novillero sin caballos en la que se encuentra. Lástima que el eral que le correspondió en suerte resultara rajado desde el inicio e impidiera mayor lucimiento. Pero con esos mimbres tan a contracorriente, Silvera ha mostrado una versión cara e ilusionante que ha entusiasmado tanto al público como a los profesionales que se han dado cita en el festejo.
Con el capote, saludó por verónicas la violenta embestida y remató la serie con una media a pies juntos que resultó muy estética y arrancó la ovación del respetable. Con la muleta, el eral se rajó pronto y, cuando las posibilidades de lucimiento parecían nulas con el animal aquerenciado en la puerta de chiqueros, Silvera sacó raza torera y conocimientos para construir en el tercio una faena que ha tenido mucha importancia y un notable eco en los tendidos. El astado, siempre con genio, no ha sido cómodo pero, a base de firmeza y serenidad, el onubense ha levantado una faena sobre ambas manos en la que ha destacado el trazo largo de los muletazos y el empaque caro, del bueno, que quiere imprimir a su toreo. Cuando el burel estaba entregado y el público decantado de manera entusiasta del lado del novillero, una estocada trasera, un pinchazo y una entera dejaron el premio final en una oreja, pese a la insistente petición de la segunda.
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