La tarde navegó entre la hombría y el absurdo,
entre el toreo y el numerito, entre la verdad y el teatro. Y los responsables
de tanta seriedad y, a la vez, de tanta sobreactuación, resulta que fueron los
mismos señores. Me da rabia tener que reseñar la parte grotesca del festejo porque
Antonio Ferrera y Javier Castaño hicieron el paseo con las cornadas de Gijón
frescas, y ahora quizá estén en un hospital recomponiendo los puntos que han
saltado tras el esfuerzo.
Málaga. Casi media entrada. 6
toros de Victorino Martín, desiguales de presencia e interesante y variado
juego. Los mejores, el 4º, excelente, y el 5º.
Antonio Ferrera, oreja, ovación y
oreja con petición de la segunda.
Javier Castaño, silencio, vuelta al
ruedo tras aviso y silencio.
Saludaron en banderillas David
Adalid y Fernando Sánchez. Lo bordó con el capote José María Soler. Buenos
puyazos de Alberto Sandoval y de Dionisio Grillo.
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