Plácidamente amanece en Comeuñas, se desperezan al primer
vuelo los gorriones, se abren despaciosas las azulonas flores del almoradux y
las blancas lacias de la jara, despidiendo la escarcha suave de la noche de
Abril. El vuelo multicolor y estridente del abejaruco marca el instante en que
empieza la vida en la dehesa.
Les da reparo a las roncas voces de los mayorales romper el silencio sagrado de la dehesa. Aparejaron en penumbras a las nobles jacas que ahora mueven el mosquero acompasado, es el último repaso al cercado de Sevilla. Algo suena a nostalgia en el canto de la alondra mañanera. ¿Que sabrá ella que todo lo calla cantando?
Les da reparo a las roncas voces de los mayorales romper el silencio sagrado de la dehesa. Aparejaron en penumbras a las nobles jacas que ahora mueven el mosquero acompasado, es el último repaso al cercado de Sevilla. Algo suena a nostalgia en el canto de la alondra mañanera. ¿Que sabrá ella que todo lo calla cantando?
Impone el mugir cansino de la torada, la del 9 en la
paletilla, la de Sevilla en el destino, la de la H en los ancestros. Rumian bajo el majestuoso quercus
que les sirvió de refugio. Mecen la badana por el alto pasto que les empapa los
escrotos. Son nueve, siempre anduvieron partidos en grupos, hermanados siempre Lijador y Comerciante. En collera el 52 Pleamar con el
16 Embrujado, que a veces se juntan con el 36 Poseido pero
nunca con Tachador. Ellos saben sus querencias, sus terrenos, su sitio. Tienen sus
dormideros y sus rencores repartidos y expuestos. Nunca, desde que niñeaban de
erales, se volvieron a mirar bien el Matancero y el
Comerciante, hijos del mismo semental, el patriarca Aviador, nunca desde que se enzarzaron una mañana de Agosto en que las hormonas les pedían guerra.
Comerciante, hijos del mismo semental, el patriarca Aviador, nunca desde que se enzarzaron una mañana de Agosto en que las hormonas les pedían guerra.
Callaran esta mañana las voces de vaqueros y mayorales en la última
alborada, ensimismados en lo suyo. Ahora sólo queda el embarque, otro trasiego, el camión y luego el
viaje más largo de su vida, el único para casi todos. Los corrales estrechos de
Sevilla. Las gentes del toro, los que saben ver, los que dirán si son guapos, si
son dignos, como en un ignominioso concurso de mises, los que marcaran su
destino.
La suerte, la buena suerte, la mala ventura, dictará su última
hora, su orden, su torero, su destino, su recuerdo. Luego el silencio pesado de la espera, el toril de piedra, el olor a siglos de otros hermanos de bravura, de otros encastes de leyenda. Esperando, pacientes, mudos. Y entonces se abrirá la
puerta de la verdad, la que separa los chiqueros de la plaza de toros más
bella del mundo. La que hace de barrera entre lo privado de su vida de toro y lo majestuoso de su gloria de Dios de la tauromaquia. La gloria, que todos merecemos, de tener quince
minutos para enseñar lo que llevamos dentro, como somos, de quien somos. La gloria de morir
entregando la bravura. No hay más homenaje de respeto al toro bravo que
recordar su nombre, aquellos que fueron y se recuerdan, Choquero, Lirio, Aragonés,
Tratante, Clavellino, Comino, Revisor…No puede honrar de otra forma un toro a su encaste
que quedando en la memoria de los aficionados
Los genes de la vieja historia ganadera de Comeuñas impele ahora a mostrar su raza, sus genes, su historia,
dignificar la H de
sus ancas, el esfuerzo de una raza de ganaderos, honrar a los viejos que han
sido. A aquel don Celestino que no conocieron, al mayoral al que una mañana del pasado otoño dejaron de ver en la teórica, a los viejos sementales de Urcola, a las vacas
santacolomeñas que fueron sus abuelas.
Sólo queda honrar un concepto, ¿Sabrán ellos que es el
momento de salir con pezuña dura y rápida, acometer en el caballo, querer coger
la muleta por abajo, meter miedo, exigir verdad y sitio a su torero, no abrir
la boca y morir, callando en el centro de la plaza, que se va un toro bravo? ¿Sabrán
ellos que su sacrificio honra a una forma de entender la vida, de entender el
campo bravo y de ser ganadero? ¿Sabrán ellos que su sola presencia en el Coso
del Baratillo es un homenaje a los aficionados que entienden la fiesta de una
determinada manera? ¿Sabrán el significado de la palabra valentía, riesgo,
matador, paso alante, cargar la suerte? ¿Sabrán los morlacos que pueden matar a quien quiere
triunfar delante de su casta? ¿Sabrán que se pueden encumbrar ambos al olimpo del torero, que es el recuerdo de la historia, en un dupla de leyenda?
Lo sabrán, claro, por que los toros bravos leen cosas en la
naturaleza y en la cara de los hombres que a los humanos sólo nos parecen
vuelos de rapaces, sombra de encinas y
rasgos de personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario