La
festividad del Corpus Christi del año 1.966 se celebró en la jornada del 9 de
junio y, como era habitual en la época, la plaza de toros de Huelva acogió un
espectáculo taurino, en esta ocasión, una corrida mixta, que no pudo concluir
con más éxito porque el fuerte viento imperante durante su desarrollo impidió
el triunfo de los actuantes en dicho festejo.
Para
lidia ordinaria se contó con un encierro de Isaías y Tulio Vázquez, una corrida
de categoría en cuanto a presentación y que tuvo fuerza para los montados y
suave bravura y nobleza para los de a pie, por lo que fueron muy ovacionados en
sus arrastres por el ruedo. Para rejones salió una res de Tomás Prieto de la
Cal, bravo y de ágiles arrancadas.
Abrió
plaza el catalán Joaquín Bernardó que se vio muy perjudicado por el vendaval
existente y que le imposibilitó el lucimiento a pesar de sus intentos
ayudándose con el estoque simulado. Dejó media estocada y un descabello, sonando
un aviso, ante el que los tendidos reaccionaron con una fortísima ovación en
honor del torero que, en su segundo, se lució al veroniquear al hilo de las
tablas y, posteriormente, con la muleta, lucirse en unas series de redondos y
naturales para concluir con unas arrucinas antes de matar de pinchazo y media y
pasear la oreja concedida por la presidencia.
El
venezolano Curro Girón le ganó la pelea al viento. Se lució al recibir con el
capote al segundo de la tarde al que banderilleó con sus portentosas
facultades. Inició su faena de muleta apoyado en el burladero e instrumentó
cinco pases por alto para seguir con redondos y naturales antes de dejar media
tendida y un descabello que le privó de trofeos. En el sexto de la tarde,
volvió a lucirse con capote y banderillas antes de muletear con ambas manos, al
son de la música, para concluir de
pinchazo y estocada. En esta ocasión, la presidencia concedió un trofeo que
paseó entre ovaciones.
Luis
Parra “El Jerezano” pasó con más pena que gloria en esta jornada. Su primero,
un extraordinario toro, se marchó sin que le realizara faena alguna, entre las
dudas del joven espada, que solo logró lucimiento en una serie de redondos.
Mató de pinchazo, estocada tendida y un descabello y, ante la minoritaria
petición de oreja, dio la vuelta al ruedo. En el que cerró plaza tampoco estuvo
muy afortunado y necesitó de un pinchazo, una estocada tendida y dos descabellos, siendo silenciado.
En el intermedio actuó el rejoneador lusitano David Ribeiro Telles, quien se lució con los arpones de recibo al bravo animal y en los tres pares de banderillas que dejó al cambio antes de dejar dos rejones. Terminó con el animal el sobresaliente, El Litri de Badajoz, que necesitó de una estocada y tres descabellos. El cavaleiro portugués paseó el anillo entre ovacione
Por Vicente Parra Roldán.
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