lunes, 1 de octubre de 2007

Omedetó Vivan los novios





















Omedetó Vivan los novios

Ayer un japonés llamado Taira Nono celebró por las calles de la vieja Onuba una ceremonia nupcial única, paseando junto a su desposada en jinrikisya , al grito de “Vivan los novios” “Omedetó” vestido con el tradicional Kimono. Luego se vistió de corto y toreó un añojo complicadito de Pereda, con maneras de novillero y afán de agradar al variopinto público que invitó a la ceremonia. Su esposa japonesa de nacimiento, cultura y vivencias tomo la tromba y nos deleito con un "Mi Huelva tiene una ría" único. Se brindó con Sake que regaba gambas y jabugo, se hablo en Japones y en castellano se oyeron fandangos y cantes sin compás.

Dos pueblos distintos por distantes se acercaron se comprendieron y se dieron lo mejor de sus culturas gracias al arrojo de un joven tokiota enamorado de la fiesta de los toros, de Huelva y de Chie a quien ayer juro amor eterno en una ceremonia de confraternización de todas sus inquietudes.

Los modernos antropólogos presentan la globalización como el proceso que posibilita romper las barreras políticas y geográficas, para unificar a la sociedad global de la denominada generación X o sociedad postindustrial. El desarrollo de la red de redes, la internacionalización del todo incluidas personas, además la posibilidad de internacionalizar la cultura en un mundo donde todos “respetamos” lo distinto, nos llevan a esa globalización de la nada, a respeto sin involucrarnos.

Ayer no era cuestión de globalización, sino de integración y mezcla de culturas. Taira Nono no respeta, ama hasta la locura la fiesta de los toros. El emperador japonés Motohide Yoshikawa no respeta el flamenco o los toros ayer en la peña flamenca de las Colonias lo sintió como un desgarro en su pecho oriental, tocando palmas y sintiendo el quejio como propio, hoy en la plaza de toros vivía cada pase de su compatriota como un lance de Sumo.

El onubense que ayer paseaba por la calle Concepción, se sentía atraido por esta cultura milenaria que hace que un hombre tire de una jinrikisya fabricada en Huelva, en un desfile nupcial sin precedentes, no respetaba, quería conocer y preguntaba, quería amar lo mismo que se amaban los desposados protagonistas.

Nuestro alcalde no respetaba, se involucraba y vivía el acontecimiento como una forma más de mostrar la cultura de un pueblo abierto como el onubense. Pueblo culto es aquel que acepta lo nuevo lo estudia y lo asimila si lo entiende potable.

Paró la comitiva a las puertas de la Concepción donde se celebraba una boda flamenca y ambas ceremonias no se respetaron, se fusionaron, se enriquecieron y se admiraron, en momentos únicos de mezcolanza.



Interculturalidad, bah... patraña de funcionario. Sentimiento, compromiso, historia, hitos., estas son las verdades. Una bandera nipona en la plaza de toros de la Merced, un Viva Huelva, un Viva Japón, un Viva España sin voz solista. Gritos de "torero, torero" Una lección de Don Antonio Cabezas, cuarenta años en el Imperio del Sol Naciente, los primeros luchadores de Sumo no orientales lo hicieron en 1611 en el Castillo de Edo ante el cacique nipón de la época, el barco lo mandaba un onubense que eligió a sus mejores hombres para este rito ancestral de noble lucha. Casualidades del destino, o quizá no existen las casualidades.












Toda Huelva se enriqueció ayer con la simbiosis de dos culturas que se fusionaron en torno al toro.

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