Sres. Morante de la Puebla, Manzanares, Juli, Perera y Talavante:
Estas líneas son para dejar muy claro que lo expresado por mí ante la prensa sevillana el pasado 27 de noviembre no fue más que mi idea de los males que aquejan el presente de la Fiesta y la importancia de que fueran ustedes, personalmente, los que estuvieran presentes en el necesario diálogo con los empresarios y demás sectores, en lugar de unos señores matadores de toros que ya no ejercen la profesión, cuyas personas son tan respetables como las suyas y la mía.
Al referirme a ustedes en este encuentro con la prensa, mostré mi admiración por sus exitosas carreras; esto está grabado y si no lo transmitió la prensa será debido a problemas de espacio.
Solo di mi opinión y nada más. Respeto profundamente sus personas y su oficio.
Por otra parte, la familia Pagés-Canorea lleva más de ochenta años al frente de la Plaza de Toros de Sevilla y siempre ha cumplido todos sus compromisos y obligaciones con todas las partes que ha tenido que tratar, sin excepciones, y lo ha hecho desde la consideración a todo el mundo. Esta trayectoria también merece respeto.
Los tiempos que corren son difíciles y la Fiesta lo está pasando mal, por eso les hago sentidamente un ruego: volvamos a la cordialidad que ha presidido nuestras relaciones hasta aquí y procuremos estar a la altura de las circunstancias.
La empresa Pagés quiere dejar claro que la Plaza de Toros de Sevilla tiene sus puertas abiertas para todos ustedes. La afición lo merece y la Fiesta lo necesita.
No quiero concluir sin decir que debí haber dejado el Senegal para los senegaleses; discúlpeme José Tomás. Ha sido una expresión desafortunada.
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