En todos los ordenes de la vida, cuando se realiza una labor con repercusiones que van más allá de las puramente inmediatas en el orden económico, político o social hay dos posturas antagónicas que pueden ser matizadas pero fundamentalmente se resumen en "estar para servir a la causa" o "estar para servirse de la causa".
Entran en juego aquí conceptos novedosos en el mundo taurino como el de responsabilidad social de la empresa, definida como conjunto de implicaciones morales y éticas derivadas del desarrollo empresarial de una actividad concreta. Pues matrícula cum laude a Cutiño, la repercusión y aportación que al mundo del toro ha hecho esta empresa sólo es comparable a la de Stuick o Canorea en la consolidación de los dos seriales más importantes del orbe taurino.
La empresa Coso de Badajoz no es una empresa benéfica ni una ONG en pro del toro, pero ha hecho más por el mundo del toro que quien se lo hubiera propuesto como meta única desde instancias políticas con dinero público o aportaciones a fondo perdido por parte de aficionados y lobbys. Desde los primeros años de Olivenza se demostró que haciendo las cosas con cariño y categoria las figuras pueden acudir a una plaza de tercera por categoría administrativa pero de categoria especial por la repercusión mediática y social que obtenían y ello ha hecho que sean cientos los pueblos de toda la geografía patria que han sido capaces de confeccionar carteles que ni soñaban hace unas décadas aiguiendo la pauta marcada por esta empresa de modos nuevos y seriedad en la gestión profesional de los festejos taurinos, que de rebote ha conseguido expulsar o dejar en situasciones marginales a pseudoempresarios de los que venían a servirse de la fiesta.
Si complicada es cualquier labor empresarial, definiéndo empresa según los dictados de los teóricos como el sistema que pone en conjunción los medios materiales y personales para conseguir crear riqueza, en el caso de la empresa taurina son varios los factores que aumentan estas complicaciones. Decía Hitchoctch que se negaba a trabajar en una película donde participasen animales o niños o Charles Laugthon, (este último por su grado de egocentrismo sumado a un afán de intervenir en todos los detalles de la película), apliquen el cuento a montar un espectáculo taurino y empezaran a comprender las especiales dificultades de esta actividad. No se presume tarea fácil conjugar intereses y deseos de matadores, profesionales, ganaderos, autoridad, espectadores, aficionados, prensa, ayuntamientos, contando con el factor climatico y en ambiente hostil desde una progresía retro que considera politicamente correcto y glamourosamente irreprochable oponerse a las más bella y ancestral manifestación de nuestra cultura.
En Olivenza Cutiño ha conseguido consolidar un proyecto empresarial de cuya plaza ha hecho el buque insignia. La piedra angular es una afición desmedida al toro que unida a su generosidad en el esfuerzo y un sexto sentido lleno de intuición y conocimientos le ha llevado a ofrecer aus clientes lo que él hubiera demandado como aficionado, los mejores carteles, con regusto y altas posibilidades de que en cualquier tarde pase algo. Segundo aspecto fundamental es que su vocación taurina es pura y antigua, no está prostituida ni ha sido sobrevenida por una afición de última hora, desde los inicios de novillero de su hermano Antonio Cutiño ha hecho de todo en el toro y al lado de los más grandes. Mozo de espadas, empresario, veedor de toros, apoderado, hombre de confianza de Chopera..., El tercer aspecto es que ha dado con la horma de su zapato, Olivenza es un pueblo que tiene indudable encanto, por su historia, su monumentalidad, su gastronomía, sus gentes y su situación geográfica que se han puesto al servicio de la empresa gracias a una corporación municipal que supo ver lo que siginificaba para la localidad el empuje que una feria de esta envergadura, la operación de marketing es de escuela, el retorno económico es tan evidente que sería de perogrullo intentar explicar lo que suponen miles de visitas del turismo taurino del más alto gasto por día a una localidad de 8000 vecinos con una plaza de toros de 5500 localidades.
El ambiente que se respira en toda la provincia de Badajoz durante estos días es tautino y de fiesta, todos los caminos conducen a Olivenza, hoteles llenos en el pueblo, en Badajoz y pueblos limitrofes, reservas imposibles en restaurantes de la zona y hasta el pueblo fronterizo de Elvas, santuario tradicional de la cultura gastronómica de la zona, si en la plaza hay más de cinco mil personas fuera quedan otras tantas disfrutando de la tierra de la técula mécula.
Hubiera sido imposible alcanzar estas metas si no se contará con un equipo y un amor al toro que permite cuidar hasta el más nimio detalle, la selección del ganado, más que mejorable este año, la sensibilidad para confecionar carteles plenos de torería y novedad (reapariciones, carteles inéditos ganaderías fiables), hacer que todas las figuras del momento quieran estar en Olivenza, la preciosa plaza repintada cada año, el trato exquisito con la prensa que se quiere acreitar desde toda España, han hecho que este año se llegue a la cifra de 3700 abonados.
Todo sería nada si luego el resultado artistico fuera desastroso, pero cuando se han puesto todos los medios la empresa puede dormir con la conciencia tranquila, en ese ambiente es casi imposible que un buen aficionado no se lleve algún "bocato di cardinale"que este año se ha convertido en un verdadero atracón.
Estas son las razones por las que Olivenza se convierte en referencia necesaria del final del invierno en España, estas y que la fiesta brava es el espectaculo de masas con más verdad de cuantos se pueden disfrutar a principios del Siglo XXI, un toro un torero y una oportunidad única de que suceda un milagro.
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