viernes, 15 de febrero de 2013

La muerte de los festivales

Han muerto los otrora socorridos festivales.
Socorridos para un ayuntamiento y una empresa que daban toros a bajo coste, socorridos para un torero que mataba novillos arregladitos y saneaba su economía, o se placeaba antes de una importante cita,  socorridos para alguna organización benéfica que a cambio de prestar su nombre y vender unas entradas se llevaba un pellizco que siempre venía bien,  socorridos para los ganaderos que lidiaban novillos con algún defecto o sin cara o con los pitones en los ojos, socorridos para los profesionales que se "ponían", socorridos para los aficionados que tenían la posibilidad de ver toros a bajo precio, disfrutar de una figura de otros tiempos, de un chaval "del que hablan gloria" o de un figurón en plan relajado.Socorridos para la fiesta que exportaba a la sociedad una imagen de solidaridad y verdad seria y sincera.
¿Cuantas penurias han ayudado a paliar los festivales? ¿Cuantos mantos y pasos de semansa santa se deben a festivales?

Pues se acabo el socorro, los festivales son caros, carísmos. Aunque se regalen los novillos, los banderilleros renuncien a sus emolumentos y los matadores no cobren. El resto de partidas: seguridad social, retenciones, seguros, equipos médicos, tasas, veterinarios, piso plaza, gastos y hospedaje de cuadrillas, cartelería, IVAS, transportes... ascienden a una cantidad que no baja de los 30.000 €, es decir que si no entran 1500 personas en una plaza a un coste mínimo de 20€ aquello da perdidas. Y no es fácil lo de meter a 1500 personas en una plaza. Pero además el asunto deberá dejar algo de "cash" para la entidad benéfica a que se destine el asunto.

Por esto han muerto, se han llegado a dar la circunstancia de que un festival en la que ayuntamiento ha financiado el montaje de la plaza con casi 6.000€, los banderilleros han donado sus emolumentos (no menos de 9.000€, los ganaderos han regalado 6 novillos (uno por otro pongamos que 5000€) y una hermandad ha estado trabajando a destajo durante meses para que el saldo final del festival sea de 4000€, es decir se regalan 20.000€ para ayudar a producir 4000 para las entidades benéficas, Hay algo que falla que es evidente, hasta yo que soy de letras me doy cuenta de que se han quedado 14.000 del ala por el camino.

Yo, que era enemigo declarado de este tipo de espectáculos, ahora los echo de menos. En esta tierra de Huelva apenas se mantiene el reinventado festival de Higuera, por la locura romántica de Domingo Moya, a cambio de pocos beneficios no se pierde la tradición que instauró ese buen alma torera del padre Girón. Trigueros  se plantea la continuidad después de los magros resultados artísticos y económicos no proporcionales al esfuerzo de ganaderos, toreros, banderilleros y peña. Almonte es otra cosa y ahí se defiende.

En el resto del mundo, apenas aquellos festivales muy consolidados, Murcia, Córdoba, o aquellos donde una figura se echa al monte, descuelga el teléfono y soporta la responsabilidad de montar el festejo, ejemplo del de Requena del domingo, o del de Morante del pasado año, el resto o mueren o nacen para morir o mueren nonatos como el de Villalba del Alcor o el de Los Gitanos de Utrera.

La pregunta es lógica. ¿Es bueno que mueran los festivales? la segunda pregunta da miedo ¿Lo que sucede con los festivales es un indicio de lo que va a suceder con la fiesta?



No hay comentarios:

Haciendo hilo

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...