jueves, 13 de septiembre de 2012

Manolete, por Vicente Quiroga

Para los que vemos cine
sólo para confirmar lo
que decía Vicente,
esto es palabra de Dios.
Sólo hablamos del aspecto
cinematográfico.
Del taurino, mejor ni hablar
Multicines Al Andalus Punta Umbría.- Título original: 'Manolete'.- Producción: España, Reino Unido y Estados Unidos, 2012.- Duración: 92 minutos.- Dirección y guión: Menno Meyjes.- Fotografía: Robert Yeoman.- Música: Dan Jones y Javier Limón.- Montaje: Sylvie Landra.- Intérpretes: Adrien Brody, Penélope Cruz, Santiago Segura, Ann Mitchell, Juan Echanove 

Ignoro si alguna vez o varias veces, Manolete toreó en Huelva. Es algo que nos podría aclarar Paco Guerrero, estimado crítico taurino de esta casa y experto conocedor del tema. Cinematográficamente hablando, no lo ha hecho ahora en la capital. Sí en la sala de Punta Umbría, única de la provincia en la que se ha estrenado la película. Una película presentada en España seis años después de su rodaje cuando, además, ya se ha estrenado hace tiempo en Canadá, Francia, Italia, Israel y Estados Unidos y era posible adquirir en DVD. No es de recibo, pero el escándalo organizado en nuestro país por los problemas económicos o burocráticos, como se ha dicho, ocasionados por la producción del film, han deparado este retraso que ha perjudicado notablemente su estreno. 


Más que la biografía de aquel gran torero, Manuel Rodríguez Manolete, que fue un revolucionario de la lidia taurina y un referente a título de mito en los anales del toreo, es la crónica de un amor frustrado, un amor prohibido del famoso diestro con la bellísima actriz mexicana Lupe Sino. Un idilio, poco divulgado en la España de la posguerra civil, que se enfrentó con muchos de los convencionalismos de la época y, sobre todo, con la férrea oposición de la madre del torero, convertido en símbolo nacional. Su turbulenta relación, dominada por la pasión y los celos, se truncó trágicamente con la muerte de Manolete en la, plaza de Linares (Jaén). 

Con una dirección artística realmente espléndida, como corresponde a la competencia del gran ambientador que es Salvador Parra, premiado con el Goya por su excelente trabajo de ambientación de la película El embrujo de Shanghai (2002), de Fernando Trueba; una magnífica fotografía de Robert Yeoman, habitual en las películas del prestigioso Wes Anderson y el protagonismo al frente del reparto de Adrien Brody, Oscar por El pianista (2002), de Roman Polanski, y Penélope Cruz, Oscar por Vicky Cristina Barcelona (2008), de Woody Allen, entre los que no llega a crearse esa química especial que requeriría una pasión amorosa tan intensa, la película, excede de tópicos y acaba resultando demasiado trivial. 

A mi modo de ver, poco puede esperarse de un argumento tan singular y de una visión cinematográfica de un torero de la categoría de Manolete, tan próximo a la leyenda, si se pone en manos de un director y guionista holandés como Menno Meyjes, cuyo único mérito hasta ahora es el guión de El color púrpura (1985), de Steven Spielberg, por lo que fue nominado al Oscar. Me temo que, con razón, los aficionados al toro se verán decepcionados porque el tiempo dedicado al toreo, pese al relieve de la figura que lo representa, es poco, ocupado como está el relato en las perturbadoras y autodestructivas relaciones de los protagonistas. Lo cual hubiera sido perfectamente compatible, pero parece no haberle interesado a los artífices de la película.

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