lunes, 14 de mayo de 2012

Tal día como hoy......


                                                           Por Vicente Parra Roldán



En la jornada del 14 de mayo de 1.952, hace sesenta años, se iniciaba una nueva edición de la feria de San Isidro y, en aquella tarde, Huelva estuvo muy presente por cuanto en el festejo intervinieron Miguel Báez “Litri” y Juan Barranco Posada, que tomaba la alternativa. Completaba el cartel “Parrita” y las reses que se lidiaron llevaban el hierro de Alipio Pérez Tabernero.

El toro de la ceremonia se llamó “Granadillo”, tenía el número 33 y era negro. El toricantano lo toreó a la verónica admirablemente con unos lances lentos, cargando la suerte, templando para rematar con media. Tras cederle los trastos el padrino, el torero onubense, que vistió un terno blanco y oro, brindó su primer toro al público. Tras un breve trasteo, siguió citando con la muleta plegada y dio dos naturales estupendos, derribándole en el tercero. El animal estaba muy quedado y Posada lo toreó con la derecha en el centro del platillo, poniendo todo su alma en la faena. A la hora de matar necesitó de cuatro pinchazos y dos medias, recibiendo una cálida ovación.

Y ahí se puede decir que acabó la corrida por cuanto las condiciones de los animales hicieron imposible el éxito de los actuantes mientras que los espectadores, que llenaron la plaza de Las Ventas, mostraban su enfado por lo que presenciaron en aquella tarde.

Parrita escuchó algunas palmas al acabar con el segundo de la tarde mientras que en el cuarto, un animal muy gordo pero pobre de defensas y de fuerzas que rodó en varias ocasiones entre la desesperación de los espectadores, por lo que fue reemplazado por un sobrero del Conde de Mayalde que resultó manso, por lo que Parrita se lo quitó de encima con rapidez.

Miguel Báez “Litri” no tuvo una tarde muy afortunada. Su primero fue muy protestado, pero el torero choquero supo acallar esos comentarios con su toreo de capote. Pero ante sus nulas condiciones, el público le pidió que acabara pronto con el animal y se dividieron las opiniones. El quinto fue mal lidiado y el picador rompió el palo, dejando clavado en el lomo del toro los casquillos entre las protestas de los espectadores. Ante el panorama y las malas condiciones de su oponente, Litri se lo quitó de encima con prontitud de media estocada desprendida y un golpe de verduguillo.

En el que cerró plaza, Juan Posada se encontró con un toro muy escaso de fuerzas y que rodó en varias ocasiones por la arena mientras los espectadores llenaban el ruedo de almohadillas en señal de protesta. Aunque Juan estuvo muy bien toreando con la muleta, especialmente con la mano derecha, los tendidos no le reconocieron el esfuerzo que concluyó con un pinchazo hondo.



Como en tantas otras ocasiones, los toros se llevaron las ilusiones de los toreros y, muy especialmente, de quien tomaba la alternativa y nada menos que en la plaza de Madrid, del onubense Juan Posada quien, curiosamente, nunca toreó en Huelva como matador de toros. 

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