jueves, 8 de marzo de 2012

UN MARCO REGULADOR PARA LA PRESIDENCIA DEL FUTURO (y IV)


Publicamos en cuatro entregas, y está es la cuarta, la lección magistral de Francisco Tuduri Esnal
          (Abogado y Presidente de la Plaza de toros de San Sebastián)

He apuntado que históricamente la figura del Presidente ha sido regulada de forma escasa ya que al derivar de una representación de la Autoridad, con mayúscula, las diversas normativas se han limitado a fijar sus competencias y nombramiento y muy poco más. Así desde los primeros tiempos esta misión siempre se encomendó directamente a la autoridad, a los corregidores, e incluso al Rey en determinados festejos y esta 3,- Publicidad o transparencia.
Evidentemente la actuación del presidente es pública, pero cuando hablo de transparencia quiero decir que también sus decisiones además de públicas y tendrán que ser motivadas. Hoy en día solamente son públicos los resultados de los reconocimientos con indicación de los toros rechazados y sus causas o motivos, pero se debe ir más lejos. En mi opinión el presidente debería hacer públicas y motivar aquellas decisiones que promuevan expedientes sancionatorios y además las que se adopten durante la corrida en contra de la opinión del público. Por ejemplo: en la lidia del 5o toro el público pidió insistentemente la segunda oreja para el diestro tal y no se concedió porque la estocada cayó baja (art. 82.2 del Reglamento taurino. Para ello será fundamental el Acta Final del Festejo que será pública, lo que es perfectamente factible dadas las nuevas tecnologías. De esta manera se acabarían muchos malos entendidos, con críticas inmisericordes e insultantes y además la publicidad de las decisiones presidenciales tendría una labor formativa para el público. Por otra parte este procedimiento daría a los presidentes una posibilidad de defenderse en los ámbitos adecuados, incluso judiciales.

4,- Responsabilidad.
Evidentemente un presidente titulado, colegiado y remunerado deberá estar sujeto a responder de sus actos. Cuando hablo de responsabilidad derivada del ejercicio de su cargo no me estoy refiriendo a la jurídica y extracontractual derivada del art. 1.902 del Código Civil que nos afecta a todos en nuestra vida sino a consecuencias de índole "taurina", exactamente igual que en otros ámbitos se habla y ya se ha admitido el término, de responsabilidades "políticas".
Será el propio Colegio de Presidentes el que establezca sus propias normas disciplinarias y el que tras una concreta denuncia y tras oír al afectado estableciera si su actuación ha sido merecedora de algún tipo de sanción que podría consistir en la suspensión por un determinado período o número de festejos o incluso pasar a presidir festejos en plazas de inferior categoría.
Soy consciente que la palabra "responsabilidad" da miedo. Pero conozco la integridad personal de quienes ocupan los palcos presidenciales y el rigor de sus decisiones. Otra cuestión es que debido a la inmediatez de determinadas decisiones éstas estén sujetas a error, pero el error ni es culposo ni negligente.
Pero también hay que señalar bien alto y claro que el ejercicio "responsable" de la función presidencial necesita de medios materiales que hoy en día la mayoría de los presidentes no disponen y además reformas reglamentarias para que el Presidente no se encuentre literalmente "vendido" ante ciertas reacciones del público o de los profesionales.
En el III Congreso de ANPTE celebrado en Cuenca ha sido descorazonador llegar a la conclusión de que salvo en alguna Comunidad Autónoma muy concreta no existen ni laboratorios homologados, ni medios materiales para efectuar la toma de muestras biológicas, ni medios para poder realizar "in situ" los análisis biométricos y que estamos contemplando una actividad como el enfundado de las defensas de los toros en las ganaderías, sin haberse debatido mínimamente si tal práctica es beneficiosa, perjudicial o neutra para el toro de lidia.
Las conclusiones del Congreso fueron claras en el sentido de exigir de las respectivas C.C.A.A. que cumplan sus propias reglamentaciones y designen los laboratorios homologados, se modifiquen los reglamentos en el sentido de que en las plazas de Ia y 2a se realicen los análisis biométricos de análisis de pitones en la misma plaza, con los medios adecuados, y se abra un debate científico, serio y riguroso sobre el enfundado.
En el referido congreso tuvo lugar asimismo otra ponencia sobre la unificación reglamentaria y opino que las conclusiones de ambas ponencias se debería intentar ponerlas marcha mediante su remisión a los organismos competentes.
De la misma forma habría que comenzar a dar los primeros pasos para la constitución del Colegio de Presidentes y también habría que abrir un serio debate con los profesionales, aficionados y organismos competentes sobre temas tan importantes como el rejoneo, la suerte de varas y el indulto de los toros que ha perdido su sentido de preservar la bravura para convertirse fundamentalmente en un premio al torero. No hay más que ver las revistas especializadas cuando se utilizan frases como gran tarde de fulanito que indultó un toro. La pregunta es obvia. ¿De quién fue el mérito del toro o del torero? El colmo lo he visto en una entrevista a un sobre una petición de indulto en una plaza de segunda categoría denegada por la presidencia, argumentando que un toro que te hace disfrutar tanto merece que se le perdone la vida. Toda una antología de la perversión del concepto del indulto, que se ha convertido en una forma de obtener un triunfo sonado sin entrar a matar para el torero y una salida en hombros del ganadero aunque luego el toro no vaya a las vacas o simplemente le dejen morir.
Todas las ideas precedentemente expuestas lo han sido sin otra intención de aportar aunque sea un grano de arena que permita dignificar y hacer más eficaz la función presidencial.

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