Todo indica que el coso de la capital queretana se ha convertido en un talismán para el rejoneador de la Puebla del Río, ya que cada vez que actúa en este escenario taurino corta un rabo, como sucedió en la primera campaña de Ventura, en la que participó en dos corridas y obtuvo en igual número los máximos apéndices.
El primer toro del lote de Diego, integrado por ejemplares de Pepe Garfias, fue un ejemplar con nobleza y recorrido pero le faltó mayor emotividad, por lo que tuvo que ser el caballista el que puso toda la raza y la alegría para capturar la atención de los aficionados.
A este ejemplar lo recibió con Chocolate. Lo templó de forma magistral en rejones de castigo y aprovechó esa embestida para emplear a fondo a Nazarí en pasajes con los que recorrió más de medio ruedo con el astado cosido a la barriga de este castaño equino. Sacó luego a Remate para cerrar la labor de banderillas de forma espectacular. Montado sobre Califa concluyó la labor con un certero rejón de muerte para recibir dos orejas.
La tarde subió de tono cuando saltó a la arena el quinto del encierro que dio un mejor juego. Ventura lo paró con Demonio, que ha destacado en este inicio de temporada pues torea con valor y carácter. La prontitud y la experiencia de Revuelo al ejecutar una serie de piruetas y colocar la banderillas puso a hervir la plaza.
Con ese ambiente tan propicio, Diego decidió presentar ante esta cariñosa afición a uno de los caballos nuevos de su cuadra. Se trata de Pegaso, un potro del hierro de Ventura con el que colocó espectaculares banderillas. Una vez más, Califa aportó su seguridad para cerrar la labor. La plaza estuvo expectante para observar la decisión con la que se tiró a matar este rejoneador quien sepultó el rejón en todo lo alto del morrillo para hacer rodar al toro sin puntilla y recibir las orejas y el rabo.
Ficha del festejo:
Sábado 5 de noviembre. Plaza Santa María de Querétaro. Tres cuartos de entrada.
Toros de Pepe Garfias, de regular juego.
Rodrigo Santos, división tras aviso y palmas.
Diego Ventura, dos orejas y dos orejas y rabo.
Jorge Hernández Gárate, palmas y oreja.
FOTOS: RODRIGO ASCENCIO
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