Por José María Martín. 13-06-2015.
PLASENCIA (Cáceres) Corrida de Toros.
Corrida de Toros, 1ª de abono de las ferias de Plasencia 2015.
Casi tres cuarto de entrada, en tarde nublada con amenaza de lluvia.
Toros de El Pilar, desiguales de presencia, nobles en distinto grado pero de escaso fondo.
Sebastian Castella: Ovación y Oreja.
Miguel Ángel Perera: Ovación y Dos Orejas.
Alejandro Talavante: Ovación y Oreja.
Al inicio de la faena del primero de la tarde, la
banda comenzó a interpretar un pasodoble titulado “Sin toros no hay paraíso”,
premonitorio de lo que sería la tarde en el aspecto ganadero. Toros sin
especiales dificultades, pero escasos de fondo y alma. Y mira que estuvo la
terna tesonera toda la tarde para alcanzar el paraíso del triunfo y agradar al
respetable. Pues solamente Perera lo lograría tras arrancarles la orejas al que
hizo quinto, en una faena de la casa, dónde primero logró someter a su oponente
con muletazos hondos y largos, para después acortar distancias y calentar al
personal en varios circulares invertidos antes de permanecer estoico ante la
cara del toro, y sacárselo en cada muletazo por lugares imperceptibles en un
alarde de dominio de las distancias. El matar al primer intento ayudó a la
consecución del doble trofeo. El fallo con los aceros fue precisamente lo que
le impidió cortar algún apéndice del colorado que hizo segundo, el más alto
quizás del encierro, al que le faltó chispa, y al que Perera supo darle el aire
que le faltaba para exprimirle en series de mucha limpieza.
Alguna oreja más podría haber cortado igualmente Castella
de haber estado más acertado con la tizona. Su mejor actuación esta tarde en el
coso de la capital del Jerte, la protagonizó ante el cuarto, dónde puso la
emoción que le faltaba a su oponente en la apertura de faena, con sus ya
tradicionales pases cambiados en el centro del anillo. En una faena de largo
metraje, con el astado a más, se sucedieron las series, dónde los muletazos
manaron igualmente largos y limpios, antes del ceñido cierre por manoletinas
que puso la plaza en ebullición, y que a la postre le permitiría cortar una
oreja a pesar de matar al segundo intento. Poco pudo hacer más que estar digno
y trabajador, ante al que abrió plaza, que duró un suspiro.
El mejor toreo de la tarde lo ha protagonizado sin
duda Talavante ante el tercero. A éste lo recibió con sabor, a la verónica con
una rodilla genuflexa, en una foto fija que parecía un conjunto escultórico
lleno de fuerza. Pero lo mejor estaba por llegar. Cogió la muleta y se sacó al
de El Pilar con ayudados por alto y por bajo, dónde sus piernas parecían estar
más asentadas que los cimientos de la propia plaza. Luego un par de series por
ambos pitones, dónde más que torear, paladeó el toreo, en muletazos dónde la
suavidad, hondura y exquisitez fueron culmen. Pero el toro se apagó y nos dejó a
todos salivando la mitad de la faena que quedaba por llegar y que por desgracia
nunca llegó.
Sí cortó la oreja del que cerró festejo en un
trasteo en el que estuvo muy por encima de su oponente dónde sobresalieron los
naturales ejecutados de uno en uno, citando de frente y a pies juntos.
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