jueves, 11 de junio de 2015

Adiós Canorea, adiós Don Eduardo.

En toda pareja que torea al alimón por los vericuetos de la vida, más aún en el terreno escabroso de los negocios, tan intrínsecamente ligado a lo personal en esto del toro,  tenemos la costumbre de buscar el poli bueno y el poli malo, el Hyde y el Jeckill, el negociador implacable y el blandito,  el borde y el suavón, el que te ayuda y el que te pisa, el amigo y el que simplemente es alguien que está enfrente de una negociación. En esta collera de Canorea y Valencia, ha habido mucha dicotomía de origen, de carácter, de afición.... No suele ser justa esta simplificación. No lo es en el caso de Pagés.

Eduardo Canorea echó los dientes en esto del toro por prescripción patria, desde su más tierna infancia ha hecho de todo en la plaza de toros de Sevilla, no todo santo, no todo condenable. En lo profesional ha estado en las taquillas, en las oficinas, en los corrales, embarcando, de chófer ... y acabado en el despacho más noble de la empresa Pagés. Muy americana su trayectoria.

Como me dijo un día la Jurado, "ca uno es ca uno y tiene sus cauneras" Canorea es especial y tiene cauneras provenientes del carácter. Un enemigo te dirá que es un hippie, un amigo te diría que es un rockero con gran afición a la guitarra eléctrica (tiene una colección con alguna pieza emblemática). Es un hombre simpático dirá quien lo quiera, quien no lo trague dirá que es descarado. Fiel y frontal afirmará un cercano. Taurino más por obligación que por afición diría un crítico. El más taurino de la empresa sostiene un amigo. Con mucha memoria y con amigos puede mantener un próximo Rencoroso, sin pudor, te explicará un damnificado por sus sornas, Su defensor te contará que franco, noble, sin pelos en la lengua y con un corazón que se ha resentido por lo que se ha dicho y lo que se ha hecho en los dos últimos años. Denostado, fakeado, insultado por enemigos viejos y nuevos

Ahora dice que se va, lo dijimos hace tres meses. Una decisión propia, Se va en lo formal sin ira. Como un señor. Amparado por los suyos, que son muchos y fieles. Se va en lo íntimo dolido, aun con esa careta de buen encajador de golpes bajos. Le han fallado gentes que no esperaba. Le ha fallado el toro como sistema que no le ha devuelto su honradez y formalidad (Pagés es la única empresa grande que no debe un duro a nadie del toro. Sus deudas son todas con organismos públicos). Se va distanciado de La Maestranza como organización que no ha sabido a su entender manejar la situación. Se va dolido con Morante que, tras una tormentosa relación heredada de su padre, hace cuatro años le pedía que lo apoderase y desde hace dos años lo quiere ver fuera de esto y lo insulta o manda que lo insulten. Se va sin entender como le pueden odiar tanto toreros a los que ha pagado millones en la última década. Se va con el cariño de la mayoría de las gentes del toro que le han tratado, ganaderos, toreros, profesionales y apoderados. Se va con con el odio visceral de unos pocos, alguno que no le perdonan que heredara, otros que se han sentido agraviados por un "no me pones" o "no me pones como quiero" y otros por una guerra general y sucia. Con otras gentes del toro, como nos pasa a todos, no ha habido buen rollo.Se va sin una buena relación con la prensa, salvo honrosas excepciones, ni con el aficionado. No es un hombre que haya taurineado, y eso se paga

Es cierto que está enfermo, pero es más cierto que está cansado y que está bien aconsejado. Un paso atrás es un paso inteligente en estos momentos. Que le vaya bien Don Eduardo

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Haciendo hilo

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