Jesús Fariña versus Fernando Roca rey
El Toreo de ida y vuelta.
“Aires de allende el océano constituyen musicalmente el retorno de unas esencias andaluzas, llegadas anteriormente a América, después de haber sido filtradas sus características más singulares por las influencias naturales de unos pueblos en ebullición, de un paisaje y de unos humanísimos latidos indígenas de distintas latitudes.” De esta soberbia manera define el musicólogo especialista en flamenco José Blas Vega, los cantes de ida y vuelta, esas melodías nacidas en sementeras, cortijos y tabernas de Andalucía que han pasado por el tamiz hermoso de esa Amazonia potente, de haciendas de esa Sudamérica pujante, noble, pura y con tanto de animal y que retornan a la madre patria, “iguales pero distintas” enriquecidas, bravas, melosas y abrumadoras en su verdad.
En el torero se da lo mismo, el toreo de ida y vuelta, los Arruza, Girones, el gran Cesar recien toreando su última tarde en América, José Tomás tan de aquí como de allá, torero de España hecho en Méjico, Manolete a quien lloraron más en la tierra del Dios de la lluvia que lo vio triunfar que en la tierra siempre ansiosa de lluvia que lo vio nacer y morir. Morante que se fue en Andalucía y volvió, en el día de Reyes, como un regalo de la tierra americana a la Puebla. El último mito en cruzar, ese Pana curado de mil vicios y camino de otros mil que es capaz de brindar un toro a las putas de Méjico llamándolas de 25 formas, todas hermosas No es nada nuevo cruzar el charco, desde el XVI lo hicieron los toreros españoles unos con voluntad de volver, otros con la certeza de hacerse americanos. Desde ese mismo día nacieron toreros en el otro hemisferio, indios, mestizos y criollos. Desde el mismo siglo se sintieron atraídos por venir a la madre del toreo a sentar plaza. Lo contaba Vargas Llosa en una preciosa carta de recuerdos de niñez taurina en Acho, publicada en el País y titulada “la capa de Belmonte”, donde cuenta de Procuna, de Ordóñez, de la bofetada histórica y transoceánica del argentino Rovira a Dominguín… cosas del toro de acá y de allá.
------------------------ Jesus de Fariña arte y figuraEl Toreo de ida y vuelta.
“Aires de allende el océano constituyen musicalmente el retorno de unas esencias andaluzas, llegadas anteriormente a América, después de haber sido filtradas sus características más singulares por las influencias naturales de unos pueblos en ebullición, de un paisaje y de unos humanísimos latidos indígenas de distintas latitudes.” De esta soberbia manera define el musicólogo especialista en flamenco José Blas Vega, los cantes de ida y vuelta, esas melodías nacidas en sementeras, cortijos y tabernas de Andalucía que han pasado por el tamiz hermoso de esa Amazonia potente, de haciendas de esa Sudamérica pujante, noble, pura y con tanto de animal y que retornan a la madre patria, “iguales pero distintas” enriquecidas, bravas, melosas y abrumadoras en su verdad.
En el torero se da lo mismo, el toreo de ida y vuelta, los Arruza, Girones, el gran Cesar recien toreando su última tarde en América, José Tomás tan de aquí como de allá, torero de España hecho en Méjico, Manolete a quien lloraron más en la tierra del Dios de la lluvia que lo vio triunfar que en la tierra siempre ansiosa de lluvia que lo vio nacer y morir. Morante que se fue en Andalucía y volvió, en el día de Reyes, como un regalo de la tierra americana a la Puebla. El último mito en cruzar, ese Pana curado de mil vicios y camino de otros mil que es capaz de brindar un toro a las putas de Méjico llamándolas de 25 formas, todas hermosas No es nada nuevo cruzar el charco, desde el XVI lo hicieron los toreros españoles unos con voluntad de volver, otros con la certeza de hacerse americanos. Desde ese mismo día nacieron toreros en el otro hemisferio, indios, mestizos y criollos. Desde el mismo siglo se sintieron atraídos por venir a la madre del toreo a sentar plaza. Lo contaba Vargas Llosa en una preciosa carta de recuerdos de niñez taurina en Acho, publicada en el País y titulada “la capa de Belmonte”, donde cuenta de Procuna, de Ordóñez, de la bofetada histórica y transoceánica del argentino Rovira a Dominguín… cosas del toro de acá y de allá.
Se fue nuestro Jesús de Fariña en el 95 buscando en palabras robadas a Bryce Echenique “un Mundo para Jesús” y su forma personal de enfrentar la vida y el toro, buscando las oportunidades que aquí no tuvo. Encontró allí su Potosí, logró torear más de cien festejos en ese Perú mágico y trágico, tierra de Litumas y Abimaeles, vino a la Huelva que tanto ama para tomar la alternativa en Valverde del Camino de la mano de Manuel Ángel Millares, volvió al Perú debutó en la plaza de Acho, antigua y misteriosa, con ese republicano minarete de Ingunza nacido del mal de amores de un virrey que desafió a un rey culto se decía pero poco taurino, Carlos III y que la espía, la protege y la embellece. Penó, triunfó, vivió, amó, toreó e hizo amigos, compadres y hermanos en Perú. Este año ha traído en su equipaje, en este arte de ida y vuelta, del Pacífico al Atlántico a Fernando Roca Rey, matador de toros alternativado en su tierra en categoría, padrino Enrique Ponce y el Fandi de testigo, triunfador en Acho, líder del escalafón andino.
Tentadero en Rebujena Alta
Disfrutamos de la compañía de ambos en la finca Rebujena Alta que el onubense José María Gil Silgado disfruta en Bollullos de la Mitación, magnífico anfitrión de una almazara donde nadie es extraño y la buena mesa y el placer para los sentidos que supone la magnificencia del cortijo quedan eclipsados por las atenciones del ganadero y sus gentes.
Tarde de tentadero, ganado de Guateles, tres vacas tres para Fariña, Roca Rey y el novillero de Fuéngirola Pavón Galán, plaza de tientas copia de la casa madre de la ganadería en Aliseda, placer del aljarafe sevillano en este febrero de dulzores climáticos más propios de las tierras peruanas de Fernando. ------------------------ Partiendose con la vaca
Las vacas dicen bravuras en sus acometidas, meten la cara y exigen, los toreros penan, el ganadero quiere más, más distancia, más caballo, más bravura, más toro, más…. Todo acaba con bien, los toreros pensando pases con la muleta, el inconformista ganadero pensando en el matadero, el resto, como se manda en al campo, callado y a dar tabaco, hasta que la tarde languidece con el placer de los taurinos: hablar de toros. Si Luis Miguel no entendía un amor que no pudiera contar un buen taurino no entiende una tarde de toros que no se pueda referir, aderezar, adornar y culminar en la ocupación de los dioses que es la conversación pausada. ----------------------una buena compaña en un día de placeres
El placer de la tarde es la compaña, Gil Silgado, Isidoro, Joaquín Camino, Carlos Arévalo, José Antonio Márquez, José María Gutiérrez, Jorge Buendía, todo marcha cadencioso, natural, sano, la conversación surge franca, después del atragantón de las eralas. El peruano aún sudoroso, bebe Coca Cola Light, no puede permanecer quieto, la tensión de haberse pasado la bravura tan cerca no le deja doblarse, el onubense se desparrama en un sillón sobre antiguas tinajas de la almazara.
Hablan de vacas distintas, de bravuras entendidas y melones por catar. El miedo es el mismo a ambos lados del mundo pero la fuerza del ganado, la forma d embestir, “el son” es distinto. Se quiere acostumbar Roca rey a esa embestida menos cadenciosa, de más codicia y velocidad. No templa y eso le preocupa.
Fernando no obstante está contento estar aquí ya es un éxito, tentar en ganaderías de prestigio, conocer "in situ" aquello que se mitifica desde Perú, ponerse en torero, vivir las veinticuatro horas del día pensando en el toro, un verdadero curso de postgrado el que realiza en su estancia en Andalucía, sus entrenamientos en Sanlucar, su darse a conocer y acumular conocimientos.
Las ganaderías allá, con mucho Domecq y un poco faltas de refresco en las sangres los encastes y las bravuras, han mejorado mucho, lejos quedan los tiempos en que en una plaza de las del sur se encontraba con un cunero, así llaman allá a los moruchos, los toros de media sangre, bravura fiera y mansedumbre peligrosa.
Marcha el Perú en todos los sentidos, han subido el mineral y todo lleva marcha viva. Dice Fariña, con cariño a la tierra que lo acogió y le dio su sitio en el toreo que para el torero humilde aquello es más fácil, nunca se paga por torear, un matador se puede defender con los festejos populares, hay ganaderos de las zonas más alejadas de la montaña que incluso pagan por ir a tentar.
Destacan ambos la pasión, la forma como se vive el festejo, el sentido de fiesta grande, las mujeres que se embellecen para ir a la fiesta de toros, las entradas a cien soles, salario de una semana, los gritos en los tendidos, las plazas enormes y plenas de algarabía de las ciudades ricas de provincia, quince mil gargantas pidiendo orejas y rabos y vueltas a voz en grito, no se estila allá el sacar el pañuelo, las broncas hondas al matador que pega un petardo, al juez de plaza que no atiende sus peticiones. Las peleas en los tendidos entre partidarios de uno y otro torero. En muchas zonas el mayor y casi único espectáculo de masas, Sentido de feria, herencia de una tierra que ha evolucionado hacia unas formas que no sabemos si mejores pero si más mesuradas. Pasión que en España se torna casi frialdad, cuesta romper plaza los señores van muy serios, campanudos los aficionados “de verdad” prefieren esconder sus emociones. Se quejan ambos de los monopolios europeos, de lo que cuesta romper los monopolios de los taurinos totales, Fariña Vehemente, Roca Rey mesurado ambos con sueños que cumplir que tienen forma de toro bravo.
En Perú hay más respeto al torero, admiración, sigue siendo un ser especial, un semidios. Respeto reverencial a los maestros, sobre todo si han triunfado en Europa.
Roca Reye dice que se respeta cada vez más lo propio, antes cualquiera que venía de España era una figura ahora tiene que ganárselo, Internet informa de quien es quien, los medios de comunicación taurinos llegan a Perú casi al día ----------------- Pavon Galan, de casta y raza de toreros
La conversación discurre por derroteros taurinos, Fariña habla con la pasión que le ciega. Roca Rey calla prudente ante el maestro pero no cede en sus convicciones.
Fariñas El sitio al final no se gana en la plaza, el mundo del toro no responde a la verdad, en el escalafón hay verdaderos “mantas” toreando cincuenta corridas y otros con más condiciones que no se comen una rosca. La prensa es muy esclava, no dice las verdades, encumbra al de arriba, y omite al humilde.
Roca Rey. Allá es así pero somos más bravos, más claros, yo me las tuve tiesa con Del Moral por una crítica donde me mandaba para la casa, mi papa me debió parar por que iba a “aclarar las cosas” como hacen los hombres.
Del Atlántico al Pacífico
Retomamos la conversación diez días después, ahora en los lugares colombinos, La fe descubridora los contempla, bucean en la historia de las carabelas.
Hablan de la temporada del sueño de torear juntos acá y allá,
Fariña actúa en España de cicerone, ampara al joven peruano procurando hacerle las cosas más fáciles, es importante para la carrera del joven que su nombre suene en los carteles españoles. Andan peleando con empresas. Roca Rey quiere hacer las cosas despacio, primero camparse, conocer el toro, la afición de aquí, entrenar duro, es de los pocos que puede seguir el riguroso plan de Diego Robles, ha tentado ya en Miura, Guateles, Carmen Borrero…, se relaciona con el maestro Campuzano, ha acudido al oráculo que es José Fuentes en Gerena.
Es importante estar amparado a ambos lados del charco, trágico el triste y absurdo final del matador José Tomás Reina Rincón. El protegido aquí es protector allá.
El sueño de ambos es torear juntos en el Perú y en España. Jesús anda descreído pero se ilusiona ante la mínima oportunidad, ha dado varias vuelta al Perú y resto de la América taurina, se ve a si mismo como un torero desperdiciado y sigue soñando vive soñando y sueña en torero, ya sueña con lo que tiene firmado para España y luego otra vez al otro lado donde le sirve mucho torear y triunfar en España, también se las promete felices con varios festejos en plazas de importancia con su protegido acá.
Fernando lo ve todo desde su atalaya de líder del toreo en su patria, sus pasos son cortos pero firmes, sus ilusiones largas y ambiciosas, tiene el tiempo y sus condiciones a favor y sabe que no será esta su última visita a España y también sabe lo que es mandar en el toreo, conoce el significado de la palabra sacrificio, no teme nada y su futuro está en su mano.
Los cantes de ida y vuelta van muriendo con una solea sentida que entona Jesús de Fariña y que viene de vuelta convertida en una colombiana de ritmos amazónicos que apenas esboza Fernando Roca Rey. El toro une a un maestro de pellizco de la vieja España con un joven torero de poder que nació allende los mares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario